Un divertículo
es cualquier cavidad anormal con forma de bolsa, que se origina a partir de una
protrusion del interior hacia el exterior del tubo digestivo. Esta anomalía en
ocasiones, se desarrolla durante el transcurso de la vida, por factores de
resistencia alterada en las estructuras de la pared intestinal y se pueden
encontrar en diferentes segmentos: algunos al inicio del tubo digestivo
(esófago), otros en el intestino delgado; o bien en el intestino grueso con
manifestaciones de alteración en su mayoría, después de la tercera década.
Un divertículo
especial, puede estar presente desde el momento del nacimiento. Su formación se
establece a partir de un defecto en la desaparición de un conducto, que en las
primeras semanas de vida, conecta con una bolsa (saco vitelino) que en sus
funciones principales, sirve para poder nutrir al embrión, proporcionar oxígeno
y eliminar desechos. Normalmente a medida que se desarrolla la placenta, en forma
progresiva y asociada el saco y su conducto, también desaparecen, pero en
ocasiones bajo circunstancias especiales, queda presente un remanente en forma
de segmento tubular o sacular. Esta estructura es conocida como divertículo de
Meckel.
En forma estadística
se establece que esta anomalía es relativamente frecuente, cuando se encuentra
en promedio en el 2% de la población (variantes de 1 a 4%), con mayor predominio
de manifestaciones en el sexo masculino, que asociado a sus características
anatómicas y funcionales, generalmente produce alteraciones digestivas, durante
los primeros dos años de vida.
Para esa edad,
sus características anatómicas se describen como una estructura con forma de
saco o conducto, que se localiza en el segmento final del intestino delgado, a
una distancia aproximada de 30-50 cm de la unión con el intestino grueso.
Usualmente tiene un diámetro de dos centímetros y una longitud promedio de
cinco centímetros. Además por tratarse de un remanente de origen embrionario,
puede tener (en la mitad de laos casos), dos tipos adicionales al tejido mucoso
intestinal: relacionado con tejido del estómago o del páncreas.
Este remanente
intestinal, puede causar diferente tipo de alteraciones dentro de los primeros
dos años de vida. Si bien la frecuencia de los vestigios de este tejido es
alta, el riesgo de desarrollar síntomas por esta alteración es relativamente
bajo, con posibilidades hasta de 4%. En algunas ocasiones, pueden no generar
problemas y se pueden encontrar como hallazgos, al realizar alguna intervención
quirúrgica abdominal o de forma definitiva pueden pasar desapercibidos en el
transcurso de la vida.
Las
complicaciones que pueden manifestar en los primeros dos años de vida, y a
partir de las cuales se puede considerar su presencia, incluyen: sangrado y
ulceración intestinal, inflamación aguda, obstrucción por mecanismos de
inversión, invaginación, torsión, giros; ya en edades posteriores se agregan la
inclusión dentro de una hernia, formación de cálculos o desarrollo de tejidos
cancerosos.
El sangrado
intestinal es la manifestación más frecuente, que se nota por la evidencia de
una hemorragia intermitente e indolora a través del ano, sin relación necesaria
con alguna evacuación. La causa de este sangrado se debe a la formación de una
úlcera, en la unión de la mucosa intestinal normal con la mucosa gástrica
anómala, que se encuentra en el interior del divertículo. El ácido formado en
este tejido ectópico, no puede ser neutralizado de alguna forma sobre la
superficie intestinal cercana, dando origen a una erosión progresiva hasta
alcanzar a dañar algún vaso sanguíneo, que por su estructura elástica puede
tener la capacidad de auto limitar el sangrado. Así, puede resultar sorprendido
el familiar al momento de realizar el cambio de pañal al niño, que nota la
presencia de sangre roja brillante (como ladrillo), en su eliminación sin
asociar siquiera dolor expresado por llanto o actitud irritable. Por la
posibilidad de no volver a manifestar un cuadro continuo de sangrado, es
posible que los padres manifiesten una relativa tranquilidad al no volverla a
identificar. Cuando el cuadro es de tipo intermitente o recurrente, puede
asociar aspecto de fatiga o palidez como signos de anemia secundaria.
La obstrucción
en la mayoría de las ocasiones, suele ser secundario a un proceso que se conoce
como invaginación, donde la zona de implantación del divertículo constituye una
especie de pivote, a partir del cual un segmento intestinal se introduce en el
vecino, en un mecanismo similar al de un tubo de telescopio. Bajo esta
compresión del tejido intestinal por la obstrucción de la circulación
sanguínea, la manifestación más evidente lo constituye la aparición súbita de
dolor, expresada en el niño con llanto inconsolable e intenso, inquietud
corporal notoria, palidez y sudoración por tiempos variables de 5-10 minutos y
recurrencias de cada 10 a 15 minutos, contrastando con la tranquilidad e
incluso periodos de sueño que se notan entre esos intervalos. Otros datos
presentes asociados a la mecánica de la obstrucción, se expresan con vómitos de
contenido verdoso (biliar), incremento del volumen abdominal y sin presencia de
evacuaciones o de eliminación gaseosa.
Cuando solo
existe el divertículo inflamado, las manifestaciones pueden confundirse
fácilmente con un cuadro de apendicitis, que incluye: fiebre, náuseas o
vómitos, dolor abdominal inicialmente alrededor del ombligo y después, por
arriba de la extremidad inferior derecha que puede limitar la marcha. A tal
grado la similitud, que solo al momento de llegar a la cavidad relacionada, se
puede identificar en ese momento, al apéndice en características normales y con
la revisión de estructuras vecinas, podrá hacerse evidente la inflamación de
este remanente digestivo.
En cada una de
estas complicaciones, por su tipo de evolución existe la posibilidad de poderse
perforar; generando en consecuencia, una infección más extensa que puede
terminar con la vida del paciente. Para el cuadro de la hemorragia, la
complicación letal que se puede presentar, es la lesión de un vaso sanguíneo
arterial que permita una pérdida continua y abundante de sangre, que de forma
irremediable disminuya en forma significativa la sangre en la circulación y se
produzca la muerte.
Desafortunadamente,
no existen medidas preventivas eficientes para poder identificar a quienes son
portadores de esta anomalía o poder anticipar el desarrollo de las
complicaciones. El estudio de ultrasonido interpretado por personal médico con
experiencia, puede ser una forma de poder detectarlo cuando de forma
intencionada se le busca en el trayecto intestinal. Otro estudio especializado,
con empleo de una sustancia radioactiva, puede poner en evidencia cuando el
divertículo contenga tejido gástrico y mediante esta condición, se podrá evitar
o corroborar el origen de un sangrado digestivo. Los estudios de tomografía y
resonancia magnética, también permiten su ubicación, con inconvenientes que en
el primero se expone al paciente a una alta dosis de radiación y en el otro se
deberá de mantener bajo efecto anestésico para evitar su movilidad que
interfiera con el estudio.
Este tipo de
alteraciones, siempre involucra grados variables de dificultad para su
identificación en forma temprana, al considerar las características deficientes
de comunicación que existen con el paciente menor de dos años. Bajo esta
premisa, se permite establecer que cualquier alteración súbita del
funcionamiento digestivo, en menores de dos años de edad, se debe considerar la
atención hospitalaria urgente, por la evolución que muestran y la necesidad de
realizar el retiro del tejido anormal. Sobra suponer el pronóstico que le puede
esperar a un niño, a quien optan los familiares por querer restablecer sus
condiciones normales, mediante procesos tradicionales y empíricos de los cuales
en cada región tenemos en gran variedad…