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Enfermedades de guarderías


En la actualidad, es habitual que la pareja de padres se encuentren incorporados en actividades laborales, y bajo esta circunstancia, es imprescindible la necesidad de tener que dejar a los hijos bajo la atención de una guardería que proporcione sus cuidados básicos.
En ambiente de las guarderías, al haber relación con otros niños de edades similares, es posible que existan enfermedades que puedan desarrollarse y extenderse entre el grupo infantil, por compartir condiciones biológicas.
Puede ser considerado como una situación curiosa, pero en lenguaje médico se comenta el término de síndrome de guardería, para referir a niños que asisten a dichos centros y padecen enfermedades infecciosas de manera recurrente.
Si se revisa la norma oficial mexicana que regula las actividades de estos centros, se podrá encontrar en su contenido la referencia que cada centro debe contar con servicio médico y personal de enfermería especializado en la atención de niños como requisitos prioritarios, además de una proporción establecida de niños para el cuidado por parte de cada enfermera pediatra.
La realidad de nuestros centros, es que cuentan solo al parecer de nombre o simple presencia (pero sin participación activa) de un médico asignado, y en lugar del personal de enfermería especializada en pediatría, se consiguen “auxiliares docentes” para el cuidado de los niños, y mucho menos en la proporción definida, sin ser raro que una persona en algunos centros se encuentre a cargo de toda una sala o hasta de dos salas.
Las enfermedades más comunes que se relacionan con la adquisición bajo ambiente de guarderías, incluyen: cuadros digestivos expresados con vómitos y diarrea; respiratorios, con fiebre, tos y congestión nasal; enfermedades contagiosas como hepatitis y varicela de forma más común, y de condiciones ocasionales: piojos, intoxicaciones y accidentes.
Durante los primeros años de vida, contamos con factores que en presencia y acción favorable, pueden mantener el estado de salud, pero ante su deficiencia de alguno de ellos, se puede generar de forma muy fácil el desarrollo de la enfermedad o brotes epidémicos entre la guardería.
Los factores que contribuyen a mantener la salud y evitar las enfermedades son: lactancia materna exclusiva y prolongada, aplicación de esquema de vacunas de forma ordenada y adecuada, y medidas higiénicas constantes.
Con el aporte de leche materna, se proporcionan nutrientes que ayudan al desarrollo normal de los órganos y sistemas del lactante en sus primeros meses de vida, y anticuerpos de las enfermedades que la madre ha padecido y  evitarán su presencia en el niño durante los primeros meses de vida.
La aplicación de vacunas en el esquema básico, genera en el niño la presencia de anticuerpos específicos para enfermedades que pueden ser mortales.
Las medidas higiénicas son determinantes para evitar la transmisión de gérmenes, y dentro de este grupo de atención infantil, incluyen la administración de alimentos sin contaminación y con ello, de preparación estrictamente limpia, con empleo de utensilios desechables y de uso individual para cada uno de los niños; o bien, utensilios reutilizables pero procesados en técnicas de antisepsia estrictos. Lavado de manos de forma frecuente por el personal, ante cada contacto diferente que se tenga a cada uno de los niños. Limpieza de los niños en zonas adecuadas y con eliminación segura de sus residuos biológicos para evitar su exposición por contacto o inhalación. Ambientes térmicos adecuados, sin variaciones extremas de temperatura para no causar deshidratación o predisposición a enfermedades respiratorias. Distancias aceptables entre cada niño, para evitar la aspiración de gérmenes en forma concentrada al encontrarse con distancias muy próximas. Revisiones frecuentes de sala y detección anticipada de niños sospechosos de enfermedad, con su correspondiente aislamiento de la sala, para ser llevados al servicio de enfermería. Fumigaciones periódicas con sustancias adecuadas a las salas para evitar la proliferación de gérmenes o animales que puedan transmitir algunas enfermedades. Por citar las medidas higiénicas más comunes.  
La deficiencia funcional de esos factores; a su vez, facilitan la presencia de las enfermedades, y así como ejemplo: no es difícil considerar que un niño que no es alimentado con leche materna; y a cambio, recibe una leche industrial (de vaca modificada… pero al final de vaca), con una preparación deficiente de la fórmula, al igual que el aseo de su dispositivo adicional (biberones y chupones de plástico con hongos, virus y bacterias ubicados en zonas microscópicas bajo proliferación continua), puede iniciar un cuadro infeccioso digestivo con eliminación de excretas, que tratadas de forma irresponsable y que permanecen en la misma sala por tiempo prolongado, y/o que además que el personal que realiza la limpieza, no se lava las manos de forma eficiente, es el que atiende en su alimentación al resto de los niños, justificará la facilidad de un brote epidémico.
Otro ejemplo son los casos vergonzosos de brotes de varicela que se generan en algunas estancias o guarderías. Cuando inicia el cuadro, el virus se multiplica en la mucosa respiratoria y en ese momento el niño aparenta un cuadro gripal, y se deja cerca de otros niños que respiran esos virus y se contagian, o bien el personal que los atiende no se lava las manos de forma continua y por sus manos le transmite la enfermedad a los restantes.
El comentario actual, no busca hacer señalamientos específicos a guarderías o estancias especiales, busca hacer conciencia en el personal que labora en esas guarderías, de la responsabilidad significativa que tienen sus acciones sobre la salud de los niños, y que ante el brote de una enfermedad, se analice en forma crítica los factores para evitar su recurrencia.
De forma ideal -a niños que no tengan control médico previo-, al ingreso se debería realizar un interrogatorio y exploración adecuada, para tener su registro en un expediente clínico, y de acuerdo a las circunstancias particulares, seleccionar los estudios específicos que requieren.  A cambio de esto, en la realidad tenemos que a todos los niños a su ingreso, el médico o el director(a) de la guardería o estancia, en automático como requisito (sin revisarlos) le piden estudios de sangre, garganta y evacuaciones, generando gastos y miedos infantiles con riesgo incluso que no sean bien evaluados.
La mayoría de las guarderías (me atrevería señalar que todas), no promueven la lactancia materna; y en cambio, piden formulas industriales y biberones a los padres para la alimentación de los niños, afectando su nutrición y desarrollo futuro. La alternativa es manejar leches humanas para ofrecer con vasitos -aunque cueste trabajo-, evitando ingestas excesivas (sobrepeso) y accidentes (ahogamientos), ganando de forma adicional la alimentación natural y desarrollo adecuado.
La labor del médico sería recorrer todas las mañanas las diferentes salas para ser informado por el personal sobre un niño sospechoso y ante eso llevarlo a enfermería para vigilar y revisar su evolución, ganando también que se le aísla del grupo y se evita la diseminación de la enfermedad. Por último, si los padres se dan cuenta que un niño está afectado, no llevarlo y procurar contar con el apoyo laboral para cuidarlo ese día. Pero al parecer, a pocas personas, e instituciones les interesa la salud de los niños…