Es de suponer que muchos insectos se desarrollan y
existen en mayor cantidad en ambientes rurales, pero no son exclusivos de
ellos, ya que también se pueden desarrollar en ambientes urbanos, cuando las
condiciones deficientes de higiene y la ignorancia se encuentran presentes.
Algunos insectos pueden ser capaces de desencadenar
alteraciones en el organismo, por los elementos que liberan durante su
picadura, por los microbios que pueden transmitir a través de sus secreciones o
por su introducción a los tejidos humanos.
En esta ocasión, pretendemos ofrecer un panorama
general del tipo de enfermedades, que pueden desarrollar los más frecuentes en
nuestro medio, además de establecer las medidas convenientes, para su
prevención a fin de evitar las consecuencias.
Es posible que algunas de estas enfermedades, se
manifiesten con datos que pueden confundir al médico en su primera evaluación;
o bien, causar desconcierto ante el desconocimiento de la forma como se
expresan en el paciente.
Chinches. Son insectos muy pequeños de color café,
aplanados que se alimentan de sangre y llegan a medir en etapa adulta como
medio centímetro. Son capaces de vivir por meses o incluso más de un año sin
alimentarse, y pueden continuar presentes en hogares abandonados. Su lugar mas
frecuente de localización en la casa, son las recámaras escondiéndose en
grietas, soportes de la cama o el colchón. Se sospecha de su existencia al
notar manchas oscuras en las paredes, ropa de cama o en el colchón que
corresponden a sus excrementos secos. Producen picaduras que causan en los
niños (o adultos) ronchas rojas con comezón e hinchazón localizada en cualquier
parte del cuerpo. Se puede confundir con reacciones alérgicas y la forma de
evitarla es lavando la ropa de cama con agua caliente (mínimo 50 grados),
aplicando insecticida a la habitación, cubriendo el colchón con forros
herméticos, los artículos no lavables se pondrán en secadora para ser
destruidos por calor y evitar dormir en lugares insalubres o en donde se noten
manchas en paredes, camas, cabeceras, etc.
Garrapatas. También se alimentan de sangre y pasan la
mayor parte del tiempo en el suelo, y para sobrevivir trepan a diferentes
animales, quedando incrustados durante la succión lenta y continua de su
sangre. Existen diferentes tipos que afectan a diferentes tipos de animales.
Son de importancia las que pican a los venados y al perro. Cuando las
condiciones lo permiten, y el niño se expone a la picadura de la garrapata,
puede desarrollar una enfermedad que se caracteriza por fiebre, alteraciones
digestivas, meníngeas, aparición de manchas rojas en la piel y hasta defunción
del niño. Cuando la picadura es producida por la garrapata del venado habrá
fiebre, mal estado general, mancha rojiza redondeada en la piel e inflamaciones
articulares, que de no recibir el tratamiento adecuado en etapa inicial, puede
complicarse hasta con alteraciones en el funcionamiento cardiaco. En otras
ocasiones la garrapata puede liberar una sustancia que produce parálisis de
algunos segmentos corporales, que pueden confundir al médico al no pensar en
esta enfermedad y favorecer a las complicaciones secundarias. También pueden
condicionar cuadros de anemia y disminución en la producción de leche. Para su
control (como viven en el suelo), se realiza la quema de pastizales y el baño
de perros o de ganado con sustancias especiales.
Piojos. Cuando alguno de ellos ha consumido sangre
contaminada de persona enferma, puede
transmitir a otras los microbios que almacena en su interior, al momento que
una persona se rasca, produciendo pequeñas heridas en la piel que permiten el
contacto con las excretas contaminadas del insecto. Los piojos son capaces de
transmitir el tifo con manifestaciones de cuadro gripal, crecimientos
viscerales e inflamaciones articulares. La forma de evitar la enfermedad es
evitar el rascado enérgico y la eliminación adecuada de los piojos mediante el
tratamiento específico y evitar compartir prendas como gorros, paliacates,
sombreros, etc.
Mosquitos. En particular tienen interés los causantes
del paludismo y del dengue que se localizan en condiciones geográficas
específicas y transmiten la enfermedad por la inoculación del microbio al
torrente sanguíneo. El paludismo es más frecuente en zonas de clima tropical a
nivel del mar generando cuadros de fiebre, palidez, fatiga, sueño y
escalofríos, con riesgo de producir grados variables de anemia y crecimientos
de órganos abdominales. El dengue afecta a los vasos sanguíneos generando
respuestas inflamatorias variadas y en ocasiones disminución en la cantidad de
elementos celulares relacionados con la coagulación que facilitan
complicaciones hemorrágicas. La forma de evitarlos es mediante fumigaciones
específicas, eliminación de cacharros en donde se puedan acumular agua para sus
crías, empleo de pabellones en recámaras e insecticidas especiales. Al paciente
afectado su tratamiento específico lo hace recuperar la salud y evita ser
fuente de infección para otros susceptibles. Algunas especies de mosquitos
transmiten la fiebre amarilla que es frecuente en regiones selváticas.
Hay mosquitos diferentes presentes en otras partes del
mundo, que pueden transmitir enfermedades muy especiales, que se deberán de
considerar cuando exista el antecedente de viajes a esas zonas, con desarrollo
posterior de alteraciones como crecimientos evidentes de tejido linfático,
engrosamientos de extremidades; o bien desarrollo de pequeñas gusanos que
circulan en el interior de la sangre y pueden alojarse en otras partes
corporales como los ojos y músculos.
Algunas enfermedades pueden presentarse aun en nuestro
medio, por picadura de algunos mosquitos especiales. Así el habitual jején
puede condicionar el desarrollo de una enfermedad (leishmaniasis) que puede
causar destrucción de la piel y en algunas ocasiones: desnutrición, cansancio y
deformidades en las cavidades del corazón, con desarrollo secundario de
insuficiencia cardiaca y muerte. Afortunadamente en relación a la oncocercosis,
se ha logrado (gracias a la eficiencia del trabajo en campañas) disminuir su
incidencia al controlar a los simúlidos que la transmiten y disminuir las
personas portadoras de la enfermedad a partir de la cual obtienen al
microorganismo que es capaz de producir lesiones en la piel especiales y en
ocasiones causar ceguera.
Moscas. La particularidad de estos insectos es que son
transmisores de enfermedades parasitarias, por llevar formas infectantes a
contaminar algunos alimentos que pueden ingerir los niños o persona adulta. Por
otra parte, también tiene la capacidad de generar infecciones en la piel de
personas con descuido excesivo de higiene, desarrollando sus crías en forma de
gusanos abundantes sobre las heridas o en el interior de las fosas nasales. Hay
una variedad en especial que produce lesiones por debajo de la piel
popularizada con el nombre de colmoyote que mejora cuando la larva deja al
huésped.
Pulgas. En forma similar a los piojos son capaces de
transmitir algunos tipos de tifo y algunos tipos especiales de parásitos. Otro
tipo de pulga que se nota por un menor tamaño, es capaz de producir su
introducción a la piel y cuando eliminarán sus huevos, rompen la piel formando
abscesos con posibilidad de complicarse en gangrena o tétanos
Tlalzahuates. Es un tipo especial de ácaro que se
introducen a la piel originando una lesión rojiza abultada que al ser tocada da
la impresión de tener una pequeña espina clavada, por lo que estas lesiones son
muy molestas.
Es importante, tomar en consideración ante la
asistencia a alguna región desconocida, de contar con la protección adecuada
mediante prendas gruesas y largas, para evitar la picadura de esos insectos o
su acceso al cuerpo. Si se desarrollan alteraciones generales con fiebre y
lesiones dérmicas, señalar al médico la alternativa por alguna de esas
exposiciones, a fin de poder facilitar la identificación de la enfermedad y su
tratamiento.