Es toda
secreción que se elimina por los genitales femeninos con características
diversas. En algunas etapas pediátricas se le considera su aparición como
normal y fuera de esos periodos y características definidas, se le deberá de considerar
como alteraciones o enfermedades.
En forma normal,
se puede presentar durante la etapa de recién nacida con aparición más
frecuente en la primera semana de vida, de consistencia espesa, adherente y
coloración blanquecina. En ocasiones con presencia de sangre y desaparece de
forma espontánea. Está condicionado a cambios hormonales secundarios a la
separación de la circulación sanguínea de la madre.
Otro periodo
donde es normal que se presente es en la etapa puberal, bajo el estímulo
hormonal femenino inicial, de color blanco o transparente que requiere del
empleo de toallas delgadas para evitar su percepción incómoda de humedad en
región genital.
Aparte de estas
dos etapas, cualquier otro momento en que se presente el flujo vaginal se podrá
considerar como anormal.
Durante la etapa
infantil, la presencia de un flujo vaginal siempre es consecuencia de la
respuesta inflamatoria genital a distintas causas. Cuando la zona inflamada
corresponde a la región de los labios mayores, menores y la vulva se podrá
considerar que el proceso inflamatorio es una vulvitis; si además, la presencia
del flujo proviene de la parte superior a través del orificio vaginal, la
reacción inflamatoria se llamará vulvovaginitis.
Entre las causas
variadas, que pueden generar inflamación genital durante la infancia y
adolescencia, se encuentran las de gérmenes infecciosos específicos como las
bacterianas, hongos y tricomonas; y otras de forma más común o frecuente en las
niñas, son: deficiencia de aseo, cuerpos extraños, parásitos intestinales,
actividades especiales.
Cuando la causa
corresponda a un proceso infeccioso, las manifestaciones del flujo genital
pueden ser variadas y deberán de definir: cambios en la coloración, olor
particular, cambios en la consistencia, textura, síntomas adicionales.
Entre los datos
de las principales infecciones, pueden existir algunas diferencias para poder
orientar a su causa en especial.
Las infecciones
causadas por bacterias condicionan un flujo de olor desagradable, parecido al
del pescado, y de consistencia poco espesa con coloración gris.
Las infecciones
causadas por hongos, causan generalmente un flujo vaginal blanco y espeso,
parecido al requesón, sin generar olor fuerte, pero si asocia mucha sensación
de ardor en la piel y mucosa afectada además de comezón frecuente.
En algunas
adolescentes con inicio de relaciones sexuales, se puede encontrar infección
por un microorganismo especial conocido como tricomona, que en su inflamación
genital de respuesta, genera un olor muy intenso y desagradable (rata muerta),
con flujo de color entre amarillo y verdoso, de consistencia espumosa, asociado
con sensación de picazón en región genital y dolor al orinar.
Las otras causas
que son más frecuentes, pueden causar flujos de coloración y consistencia
variables, al igual que manifestaciones de ardor y comezón relacionados con el
grado de respuesta inflamatoria que llegue a causar. Entre esas causas comunes podremos ir
mencionando las más habituales.
Desequilibrio de
la flora bacteriana genital. De manera normal, los genitales femeninos se
encuentran llenos de dos tipos de bacterias en equilibrio adecuado: algunas
dañinas con otras benéficas. La inflamación se genera al momento que se altera
el equilibrio y se favorece al incremento de una bacteria en particular que, en
cantidades más pequeñas no sería problemático. Este desequilibrio puede ser
inducido por empleo previo de antibiótico que disminuya a las benéficas, o por
la introducción de nuevas bacterias como al contacto con manos contaminadas, o
por un foco de infección distante en el cuerpo y llevado a la región genital
por manos contaminadas, como la vulvovaginitis producida por una bacteria de la
garganta (estreptococo), que se identifica por su intensidad inflamatoria. Otro
factor adicional son los cambios del índice de acidez o alcalinidad, los que
generan mayor proliferación de tipos de bacterias y también cambios hormonales.
Para evitar estos factores se deberá de insistir en las medidas adecuadas de
higiene, evitando la manipulación de genitales con manos sucias, evitar el uso
indiscriminado de antibióticos, y generar un pH ligeramente acido en región
genital con empleo de vinagre blanco en concentración del 2%, que significa que
por cada 100ml de agua se incluyen en su contenido 2 ml de vinagre blanco, para
aplicar en forma de irrigaciones o baños de asiento (para un litro de agua mezclar
20ml de vinagre blanco), con frecuencia regular (2 a 3 veces por semana) hasta
que el cambio de función a partir de la adolescencia, permita a las glándulas
especiales producir ese medio ácido.
Limpieza anal.
Es una condición anatómica considerando que la distancia es corta entre la
vagina y el ano. Asocia una trayectoria de limpieza inconveniente en dirección
hacia la región genital, transportando las bacterias eliminadas por vía anal.
Para evitar esta condición, las niñas aprenderán desde muy chicas, a realizar
la limpieza de sus evacuaciones en dirección hacia la espalda, y no hacia el
frente (o región genital).
Posición al
orinar. Cuando las niñas al orinar toman la posición sentada con las rodillas
juntas o apenas separadas, permiten un escurrimiento de orina entre los
genitales y acumulación de orina en la parte más inferior de la vulva
(horquilla), permitiendo el incremento de bacterias de forma anormal. Se evita
haciendo que las niñas aprendan a orinar con las piernas separadas, y de
preferencia de frente hacia el depósito del baño, para evitar escurrimientos de
orina al condicionar la salida en forma de chorro.
Cuerpos
extraños. De manera muy común, funcionan de esa forma los residuos de papel
higiénico al intentar secar la orina escurrida. Algunos residuos del papel
higiénico pueden quedar atrapados entre los genitales, desencadenando su
reacción inflamatoria. Se evita de igual forma con la posición recomendada, en
donde al tener mejor control de la emisión urinaria del final con impulso de
orina terminal, puede no existir algún tipo de escurrimiento urinario y no ser
necesario el empleo del papel “ni tan higiénico”.
Irritantes
externos. Son factores que modifican las condiciones locales de los genitales o
que impiden una función adecuada, como el empleo de jabones irritantes, baños
de asiento con aromas especiales, ropa muy ajustada (shorts) de material
sintético, que impide la absorción de la transpiración corporal en días muy
calurosos o con el ejercicio, o su acción irritante particular. Se sugiere en
especial el empleo de jabones neutros, ropa interior floja de algodón para
permitir la absorción de sudoración, y de preferencia en color blanco para
evitar reacciones especiales con colorantes artificiales; y además, efectuar el
lavado de estas prendas con jabón líquido, para evitar la presencia de
partículas diminutas de jabón en polvo que pueda irritar a los tejidos
genitales.
Parásitos intestinales.
Un parásito llamado oxiuro tiene la particularidad de salir del ano por las
noches a depositar sus huevecillos, causando sensación de comezón en las niñas
que al rascarse pueden llevar los huevecillos a región genital; o bien,
irritarse la región genital con el rascado. Este cuadro se evita con
tratamiento antiparasitario o ante su sospecha con estudio específico para
demostrar su presencia.
Traumas
genitales. Las lesiones que causan laceraciones en la mucosa genital, pueden
eliminar material sanguinolento y durante la etapa de cicatrización un flujo
escaso. Otras condiciones, son actividades que afectan la región genital como
ciclismo, curiosidad por manipulación genital o masturbación específica.
Si a pesar de
llevar a cabo las medidas preventivas sugeridas, usted nota la persistencia de
flujo genital, conviene acudir a valoración médica y permitir una revisión adecuada.