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Gemelos


El embarazo múltiple establece la condición que en una gestación se puedan formar más de un solo producto, dando oportunidad al nacimiento de dos o más recién nacidos. Su frecuencia se relaciona con la cantidad de productos finales. Son más frecuentes los gemelos que los trillizos, tanto que unos gemelos se presentan en promedio de un caso por cada cien mujeres embarazadas, los trillizos tienen una posibilidad en cada seis mil quinientos embarazos y los cuatrillizos: una ocasión por seiscientos mil embarazos. 
Al paso del tiempo, estas referencias han y pueden seguir cambiando en la medida del desarrollo de tecnología que permite la fertilización artificial y; por otra parte, que la edad del embarazo en la mujer se empieza a realizar con mayor frecuencia a una mayor edad, que favorece condiciones hormonales que influyen a embarazos múltiples.
El embarazo múltiple se puede originar a partir de la fecundación de un solo óvulo o de varios de ellos. La limitación que impide el embarazo múltiple son factores hormonales que condicionan que, en cada ciclo menstrual siempre alcance la maduración adecuada un solo óvulo de los que entran en desarrollo en cada ovario y; que un espermatozoide especial, sea el que fecunde al óvulo.
Por otra parte, cuando el óvulo es fecundado por un espermatozoide, se inicia la multiplicación de sus células para formar un nuevo ser. En ocasiones, una de las fases iniciales puede ser modificada para formar dos o más productos adicionales, con riesgos proporcionales de mortalidad temprana o tardía, en relación directa con el número de productos durante el embarazo.   
Cuando los productos se generan a partir de un solo óvulo (monocigoto) se les considera como gemelos idénticos: del mismo sexo y características anatómicas, por compartir el mismo material genético. Es mucho más frecuente en gemelos del sexo femenino.
Cuando se fecundan óvulos diferentes por espermatozoides diferentes, los gemelos se les conoce como dicigotos (por originarse de dos óvulos diferentes) también llamados como gemelos fraternos. Pueden ser de sexo diferente y sus características físicas no son idénticas. De todos los embarazos gemelares ocupan el 70% de los casos.
En cada situación de las referidas, los gemelos se identifican durante el embarazo y en el parto de forma más específica en consideración a su bolsa que los cubre y la placenta con la que se implantan en la matriz (útero).
En relación con la placenta si comparten una sola, se les nombra como monocoriónicos y si cada uno ellos tienen la propia, se les identifica como di coriónicos. Por la bolsa (amnios) en donde vienen envueltos, pueden ser biamnióticos (2) o monoamnióticos (1).
El conocimiento de esas características puede permitir ir anticipando o vigilando algunas complicaciones que se pueden establecer durante el embarazo. Así cuando comparten una sola placenta (monocoriónicos), se podrá presentar una asimetría en el crecimiento físico entre ambos gemelos, ya que el que recibe mayor cantidad de sangre por la placenta, tendrá una mejor nutrición y desarrollo, mientras el otro tendrá deficiencia en su desarrollo y volumen sanguíneo (anemia), que lo pondrán en riesgo durante el embarazo o al momento de su nacimiento.
En caso de tratarse de dos placentas, es necesario identificar su sitio de implantación ya que al momento de su extracción por cesárea (si fuera necesario), habrá posibilidad de notar alguna que pueda impedir el acceso a la salida de los productos o, por su desprendimiento anticipado por el lugar donde se encuentre, puede condicionar falla de flujo sanguíneo a uno de ellos en especial.
La posibilidad de ser gemelos que nazcan pegados (siameses), depende del momento en que el embrión no se despeja de su gemelo y se mantiene unido en alguna parte corporal (pecho, abdomen, espalda, cabeza). Los siameses generalmente se presentan con una frecuencia de uno en cada doscientos mil nacimientos, la mitad de ellos logra nacer, logrando sobrevivir de acuerdo con sus condiciones particulares solo el cinco a veinte por ciento, y muy especial, dependen si comparten órganos vitales. Todos los siameses deben nacer por cesárea y considerar su forma de ser separados con personal experimentado en base al sitio de unión y de los órganos compartidos.    
El embarazo gemelar asocia riesgos potenciales al binomio (madre e hijo), ya que al contener en el espacio apropiado para un solo ser, su limitación dificulta el desarrollo de los niños a sus condiciones físicas naturales al nacimiento, siendo muy frecuente que no alcancen la madurez del embarazo y se obtengan como prematuros y; en ocasiones, cuando es posible que llegue al final de la duración de un embarazo normal, lo harán con deficiencia en su tamaño y peso. La madre a su vez por el flujo sanguíneo aportado, situaciones especiales de control de inmunidad y función de desechos orgánicos, puede tener complicaciones en su estado de salud, llegando a padecer hipertensión arterial, problemas renales, diabetes, obstétricos, hepáticos o de autoinmunidad que pueden ser limitantes para lograr el final del embarazo.
La identificación de la edad del embarazo, por la limitación en su desarrollo físico dentro del vientre materno, constituye un grado de dificultad para el obstetra o el especialista en imagen de ultrasonido ya que, por sus dimensiones establecidas por esta imagen, se corresponderá siempre a edades menores de la real. La fecha del último sangrado menstrual se vuelve un parámetro de referencia a establecer. Al momento de nacer, el pediatra deberá evaluar al producto más grande para aplicar la escala de evaluación de la edad gestacional, para definir la edad del embarazo, en definitiva.
Los gemelos al nacer tienen factores de riesgo para la presencia de alteraciones específicas, como son: retraso del crecimiento dentro del útero, probabilidad de alteración metabólica por mala adaptación al ambiente externo (disminución de azúcar, calcio, etc.) dificultad respiratoria por inmadurez, anemia, deficiencias digestivas, alteraciones neurológicas por hemorragias cerebrales, malformaciones cardíacas por señalar las de mayor riesgo, que justifican su vigilancia inmediata, para detectar en forma oportuna y ofrecer su tratamiento correspondiente.
Durante su vigilancia es posible que se realicen estudios de laboratorio y de imagen para descartar alteraciones que puedan sospecharse por su evolución.
Una vez que se descarten alteraciones significativas, deberán de iniciar su alimentación temprana con lactancia materna en horario libre, para estimular la producción láctea en forma más eficiente, llegando en ocasiones a emplear en los primeros tres días el complemento con alguna fórmula especial (prematuro) que le proporcione energía para su recuperación nutricional que en todo niño incluye disminución inicial de peso, pero que en ellos puede condicionar complicaciones a su salud.
Es posible que, al quinto día de vida, la madre ya cuente con producción apropiada de leche para ofrecer en forma libre durante los siguientes cuatro meses, para valorar su recuperación nutricional. En forma adecuada estos gemelos a esa edad habrán duplicado su peso al nacimiento, por lo que requieren vigilancia de su desarrollo, para considerar complementación con fórmula si las condiciones nutricionales de la madre no se reflejan en su lactancia exclusiva.
La atención higiénica y medidas de cuidados, no es posible que lo pueda proporcionar la madre por sí sola. Es necesario que cuente con el apoyo de otro familiar o personal auxiliar de confianza, que le ayude a esos cuidados en los primeros dos años de vida.
En su comportamiento, pueden tener actitud y temperamento diferentes a pesar de tener características físicas idénticas, que justifican una atención individual variada. Acudirán juntos a sus revisiones periódicas, ya que al estar uno enfermo, el otro podrá desarrollar alteraciones posteriores… (tomen en cuenta que asocian doble labor de cuidados)