Entre las causas
que pueden generar en los niños y adolescentes, dolor localizado a alguna
estructura ósea o articular, la mayoría de las ocasiones corresponde a traumatismos
o infecciones que no dan gran dificultad en su identificación, al momento de
relacionarlos con antecedente de golpe
previo o datos adicionales de infección.
Cuando el cuadro
tiene aparición súbita o evolución progresiva persistente sin los antecedentes
referidos, la dificultad se establece para poder definir la enfermedad.
Entre las
enfermedades a considerar en forma adicional existen varias alternativas. La
osteocondrosis es una que afecta a los centros de osificación de los huesos en
crecimiento; y en forma secundaria, al tejido muscular o tendinoso próximo,
hueso y/o cartílago de la zona referida, contando como mecanismos asociados:
predisposición genética, ejercicios con impactos recurrentes o soporte de
fuerzas de carga y compromiso de la circulación sanguínea hacia esos tejidos.
Son enfermedades
no muy conocidas, por no ser bien identificadas en sus casos específicos; pero
más frecuente, por ser menospreciadas o confundidas en su valoración inicial,
pero ante su persistencia y evidencias de alteración radiológica, permiten su
identificación particular por especialistas con conocimiento y experiencia
adecuadas.
En el desarrollo
de esta enfermedad, la deficiencia en el aporte de nutrientes de la sangre que
las células necesitan, causa en consecuencia muerte celular, manifestando datos
inflamatorios, seguidos de reparación secundaria. La osteocondritis de forma
más específica, asocia esta misma alteración que afecta solo a las estructuras
terminales del hueso en crecimiento, causando deformidad de estructuras fuera
de la articulación o presencia de partículas libres que pueden interferir con
la funcionalidad.
En esta
alteración el factor más importante para generar la enfermedad, resulta ser la
deficiencia de la circulación sanguínea, que en medida de su limitación podrá
causar alteraciones secundarias a una disminución (isquemia) con cambios
progresivos; o por su ausencia súbita (necrosis), a una manifestación más aguda.
Se desarrollan en el crecimiento del individuo por tener zonas de cartílago en proceso
de crecimiento y cambio a tejido óseo, manifestando etapas de daño y reparación
secundaria.
Aparte de su
clasificación por tiempo de evolución, pueden ser identificadas por las
estructuras anatómicas que involucran en el sistema esquelético (muscular,
tendinosa, intra o extra articular). En forma adicional, cada uno de los
descubridores de cada alteración anatómica particular, ha dejado su nombre a
alteraciones específicas.
En forma
general, comparten la referencia de desarrollar dolor localizado de intensidad
progresiva, asociado con la práctica de alguna actividad física, donde se
aplican mecanismos de tracción o carga de fuerza específicos sobre la región
afectada desarrollando cambios inflamatorios, que en su mayoría ceden con el
reposo y en algunos casos particulares pueden condicionar daño irreversible o limitación
de la función con deformidad posible.
Por la región
anatómica dañada, se pueden asociar con prácticas deportivas o actividades
cotidianas específicas. Se describen a continuación, algunas de las más
importantes o posibles, con su nombre especial (del autor) y sus datos
asociados para llegar a sospechar, si en alguna ocasión su niño o adolescente
los manifiesta, para acudir a su valoración inmediata, en especial con el
ortopedista o el pediatra.
Enfermedad de
Legg-Calvé-Perthes. Afecta la parte superior del hueso del muslo que se
introduce en la cadera. Por falta de circulación sanguínea a esa estructura
redonda que se encuentra dentro de la
articulación, hay destrucción de tejido con deformidad, causando dolor intenso
a la marcha, cojera secundaria y dolor progresivo en la cadera, ingle, muslo y
rodilla, asociado con la marcha o los juegos que desaparece con el reposo. Al
paso del tiempo, se pierde la movilidad de la cadera y capacidad para abrir el
muslo y hacer girar hacia dentro. Tiene buen pronóstico en los niños menores de
seis años, por la regeneración espontanea del tejido, mientras en los mayores
es reservado.
La enfermedad de
Scheuermann afecta el crecimiento de vertebras, produciendo dolor en la espalda
de mayor intensidad cuando son de las últimas costillas; y mayor deformidad
(joroba) cuando se produce en las primeras vértebras costales. Afecta a adolescentes
entre 10 a 14 años. Puede requerir cirugías correctivas.
La enfermedad de
Köhler, afecta a niños de 3 a7 años de edad. Se manifiesta con dolor en el pie
al momento de caminar, que puede causar cojera. Al revisarlo, se puede notar la
parte media del pie hinchado y doloroso a su presión. Puede corregirse con
reposo y empleo de algunas plantillas especiales.
La enfermedad de
Freiberg, es más frecuente en mujeres adolescentes de 13 a 18 años de edad, con
tumefacción dolorosa en las partes superior y plantar de la región por arriba
del segundo o tercer dedo (del pie) que limita la flexión y extensión de esos
dedos. Es habitual en jóvenes que practican saltos y carreras.
En la enfermedad
de Panner, hay dolor en la parte externa del codo, principalmente en niños que
realizan movimientos constantes con la extremidad dominante. Se le conoce
también como codo de ligas menores, por la frecuencia que afecta a lanzadores y
también en quienes practican gimnasia. Aparte del dolor en la zona referida
tienen limitación para mover el brazo. Ameritan reposo en la mayoría de los
casos.
La enfermedad de
Blount se presenta entre los 8 a 15 años de edad, causando en forma notoria:
además de dolor en la parte interna de la rodilla, deformidad progresiva con
aspecto de pierna arqueada, por el desgaste que el sobrepeso del niño causa en
la parte interna del hueso inferior de la rodilla. Puede generar deformidad
secundaria del pie.
Osgood-schlatter,
más frecuente en adolescentes (11-15 años) que realizan prácticas deportivas
variadas, condiciona sensibilidad y dolor a la presión de la región superior de
la espinilla donde se implanta el tendón de la rodilla, generando aumento de
volumen.
Sinding-Larsen-Johanson,
manifiesta dolor en el polo inferior de la rodilla. Más frecuente de los 10 a
14 años, que se relaciona con actividades de saltos.
Sever, causa
dolor intenso en la región del talón en edades de 4 a 10 años, generando que
los niños caminen de puntas o arrastren el pie. Hay dolor a la presión plantar.
Iselin, por presión
excesiva o tracción muscular asociada en actividades deportivas, se desarrolla
dolor y aumento de volumen en la parte externa del pie, produciendo una marcha
preferente con apoyo interno. El grupo afectado es de 13 a 15 años.
Síndrome de
Tietze, por afectar la unión de los cartílagos costales con el esternón, causa
dolor intenso del pecho que se incrementa con accesos de tos o estornudos. Puede
confundirse con alteraciones cardíacas o bronquiales.
Van Neck, afecta
la parte baja e interna de la cadera, causando dolor proyectado en región
inguinal, de cadera o glútea con limitación a la marcha en edades de 4-8 años.
Las
osteocondritis disecantes, se pueden encontrar en diferentes articulaciones
donde fragmentos de cartílago o de hueso generan inflamación, dolor y bloqueo
de movilidad.
Estas
alteraciones descritas son las más frecuentes de las osteocondrosis. Existen
otras más raras. Reviste su importancia por ser enfermedades poco consideradas
y por su cuadro pueden ser confundidas con otras y recibir tratamientos
inadecuados. Es posible, que algunos médicos las lleguen a considerar como “dolores
simples del crecimiento”…
Conviene
considerar la opinión del especialista para su evaluación más adecuada que
permita la mejoría con el tratamiento específico, que puede incluir: reposo,
analgésicos, fisioterapia, plantillas, aparatos ortopédicos y en casos
especiales procesos quirúrgicos. La mayoría tienen buen pronóstico por depender
del desarrollo de los huesos, pero algunas pueden dejar secuelas… sin
tratamiento adecuado.