Es la percepción
consciente de los latidos cardíacos, con variantes en su intensidad, frecuencia,
ritmo o asociación con otras alteraciones corporales.
Los niños en su
mayoría, los describen como saltos, golpes, aceleración, irregularidad o
aleteos en la zona cardíaca, pero también pueden ser considerados los que se
refieran a nivel del pecho, garganta o cuello. Ante la variedad de sensaciones
subjetivas señaladas por los pacientes, es necesario que se determinen sus
características con mayor objetividad en la consulta, con preguntas dirigidas
para definir sus manifestaciones.
Conviene de ser
posible, que los familiares acompañantes aporten en la información: cuántas
veces se ha presentado la alteración y aparente fecha de inicio, su frecuencia,
duración de episodios, manifestaciones o condiciones durante los intervalos sin
la alteración, el aspecto que luce el niño mientras se refieren las
palpitaciones, el lugar específico de su cuerpo donde las percibe y que
factores pueden influir para incrementar o disminuir sus palpitaciones, además
de otras alteraciones corporales
asociadas.
En adultos la
mayoría de las ocasiones corresponden a alteraciones cardíacas graves. Sin embargo, las palpitaciones en los niños y
adolescentes, en su mayoría pueden originarse a partir de procesos normales
como la fiebre, ejercicio, ansiedad; y en otras ocasiones, por otras
enfermedades adicionales a las cardíacas. La asociación con alguna condición
potencialmente letal es menos frecuente.
Los familiares
deben contar con la evaluación adecuada a fin de descartar las causas
potencialmente mortales que involucran ese riesgo, de las más comunes o
benignas para evitar su recurrencia. Se describen como causas potencialmente
mortales: arritmias, inflamación cardiaca (miocarditis), disminución de azúcar
(hipoglucemia), intoxicación y tumor (feocromocitoma). Entre las causas
comunes, se señalan: fiebre, ejercicio, ansiedad, pánico, respiración excesiva
(hiperventilación), medicamentos y posición corporal. Las enfermedades que
puedan asociar palpitaciones recurrentes, puede ser hipertiroidismo, fiebre
reumática aguda y alteración valvular cardiaca.
Las arritmias son
una causa muy poco frecuente de palpitaciones, en niños sin daño cardíaco
previo o sin reporte de familiares con enfermedades cardíaca. Por la forma como
se modifica la frecuencia del corazón, las arritmias pueden ser rápidas o
lentas. La taquicardia más frecuente en niños (supraventricular) siempre va a
tener palpitaciones, pero no todos los casos de palpitaciones en niños
corresponden a esta taquicardia, que por estudios estadísticos solo corresponde
a un máximo de 15%. Así, Las palpitaciones como único dato para esta
alteración, justifica realizar su evaluación mediante electrocardiograma, en
donde se puede descartar o confirmar esta arritmia. El riesgo de padecer esta arritmia
se incrementa cuando asocia como dato adicional el síncope (pérdida súbita de
conocimiento). En niños que aún no hablan, esta enfermedad se podrá sospechar
cuando se noten al momento de su alimentación con palidez, dificultad a la
deglución o respiratoria. Por electrocardiograma también se podrá identificar
una disminución anormal de la frecuencia que puede asociar las palpitaciones. La
evaluación y manejo de estas arritmias deberá ser establecido por el cardiólogo
pediatra. La miocarditis (inflamación cardíaca) se presenta en raras ocasiones
con infecciones de tipo viral, causando alteraciones en la función cardíaca; y
en forma inicial, el dato más importante es detectar una frecuencia cardíaca
desproporcionada a la habitual con la fiebre de un niño, asociado con datos de
fatiga o cansancio progresivos, aunque en ocasiones puede ser un evento agudo
con desvanecimiento y función cardiaca débil. Este cuadro amerita atención
hospitalaria urgente por la alta posibilidad de muerte.
Cuando el azúcar
(glucosa) baja de su cantidad (concentración) en la sangre, los niños y
adolescentes en forma refleja por el sistema nervioso, producen incremento de
actividad cardíaca con percepción de palpitaciones, sudoración, temblores,
sensación de hambre y nerviosismo, poco antes de tener alteraciones de su
reactividad con presencia de letargo, irritabilidad, convulsiones o coma
posterior. Por esta sospecha, se deberá realizar estudio de niveles de glucosa
en sangre para establecer el manejo asociado.
La exposición a
tóxicos, en la población infantil generalmente corresponde a ingesta accidental
y puede, ser secundario a medicamentos de personas mayores (diabéticos o
hipertensos), ante lo cual se debe determinar el medicamento ingerido para
tratar en forma eficiente; y en los adolescentes por los datos asociados, se
podrá sospechar de intoxicación intencionada y su manejo se hace en base a sus
datos clínicos.
De los tumores con
evolución maligna, existe uno en particular (feocromocitoma) que manifiesta
palpitaciones y que, se deberá de considerar en posibilidad de causa si se
acompaña de dolores de cabeza, sudoración frecuente y presión arterial elevada.
Su atención corresponde al especialista en oncología quirúrgica y oncología
pediátrica, que para su valoración emplean medios diagnósticos de laboratorio y
de imagen.
En el
hipertiroidismo las palpitaciones se acompañan de pérdida de peso, intolerancia
al calor, aumento de volumen en la tiroides (bocio). Requiere realizar estudios
de imagen y laboratorio, además de evaluación y manejo por endocrinólogo
pediatra
La fiebre
reumática aguda generalmente es una complicación de infección de garganta por
una bacteria especial. Afecta varias partes del cuerpo por lo que se asocia con
dolor articular, inflamación de articulaciones, manchas en la piel,
nodulaciones, fiebre y a nivel cardiaco puede asociar palpitaciones. Su estudio
y evaluación incluye laboratorio y atención con reumatólogo pediatra o
pediatra.
La alteración
valvular en general es detectada por el cardiólogo pediatra al momento de
realizar estudios del paciente con palpitaciones y el tratamiento es a nivel
hospitalario.
Las causas más
frecuentes de las palpitaciones, como se ha referido, corresponden a
condiciones benignas o transitorias. El incremento de la temperatura por fiebre
requiere mayor demanda de circulación sanguínea, por lo que asociado al estado
de angustia que pueda tener el mismo paciente, puede hacerle percibir su
actividad cardíaca, pero en cuanto la temperatura o la conducta emocional
mejora, las palpitaciones desaparecen. El ejercicio intenso, también tiene la
misma evolución. En estos cuadros no hay otro dato anormal asociado para llegar
a considerar alguna enfermedad diferente.
Durante la
adolescencia, el cambio de posición corporal acostada a la de pie, incrementa
de forma normal la frecuencia del corazón para mejorar el volumen de sangre a
distribuir en el cuerpo y en especial a nivel cerebral. En ocasiones el
incremento de una frecuencia cardiaca mayor de 30 latidos por minutos de lo habitual
condiciona la sensación de palpitaciones, que desaparecerán posteriormente.
Se tiene que
establecer en consideración particular, el empleo de medicamentos que pueden
tener como efecto secundario el incremento de la actividad cardiaca, por lo que
se sugiere a los familiares evitar en los niños, el consumo de medicamentos
para la tos y el resfriado y alergias, que pueden tener esas reacciones. El
consumo de café o la exposición al tabaco a nivel familiar son factores que
también asocian palpitaciones y remiten al momento de evitar su exposición o
consumo. Algunos productos de tipo naturista que, como complementos nutricionales,
se promueven con argumento de hacer sentir a las personas en forma magnífica,
la mayoría de cada una de sus diferentes alternativas tienen en común un
alcaloide estimulante (efedra), con riesgo para los niños por asociar
palpitaciones y otros datos de intoxicación (hepática) y/o dependencia.
La referencia de
alguno de sus hijos sobre la percepción de movimientos raros en su pecho es muy
posible que corresponda a una condición de buen pronóstico, pero amerita
confirmarse y no confiarse, ya que remotamente puede involucrar un pronóstico
diferente o tratarse de alguna condición que tenga otras consecuencias…