En los últimos
años, en toda Latino américa se ha notado un descenso importante de lactancia
materna. La causa del abandono de esta práctica se debe a diversos factores,
algunos de ellos son: que la madre
sea trabajadora, poco o nulo apoyo en el ámbito familiar o laboral,
escasa educación respecto de los efectos en el organismo del bebé y desconocimiento o empleo
inadecuado de las técnicas de lactancia.
Siempre es
importante recordarles a todas las madres –y sobre todo a las futuras–,
que la leche materna es el
alimento ideal para el recién nacido, porque se adapta a los
requerimientos nutrimentales del menor, además de que esta leche tiene múltiples beneficios para la
madre, el niño y la economía familiar.
Bajo esta
condición, se establece como prioritario ofrecer la información elemental para
que todas las mamás, puedan llevar a cabo la práctica de la lactancia en forma
adecuada, con la intención de evitar frustraciones o malas experiencias, que
las hagan desistir del proceso de la lactancia, al no obtener sus expectativas
idealizadas.
Empezamos por
determinar que el mejor momento para iniciar la práctica de la lactancia, debe
darse durante la primer media hora posterior al nacimiento. Con la succión
facilitada, asocia al momento emocional y hormonal presente en la madre, el
estímulo suficiente para dar inicio a la formación de la primera secreción
láctea (calostro), que por sus características de composición tiene aspecto de
ser un líquido claro, en volumen pequeño, que en la mayoría de las ocasiones
pasa por desapercibido en la madre, pero induce estimulación elemental para
facilitar el proceso. En medida que se retrase este estímulo, puede haber
dificultad en su producción y cantidad.
Se deberá permitir,
que el bebé al momento de la succión tenga oportunidad de tocar con sus manitas
el pezón contrario para poder retener el olor especial, sin realizar aseo de
sus manitas; y de forma similar, antes de iniciar la lactancia, no se deberá de
realizar aseo de los pezones, ya que los posibles gérmenes presentes en ese
lugar son benéficos también para la flora bacteriana que tiene que desarrollar
el bebé.
Se continuará
ofreciendo la toma del pezón de forma recurrente de acuerdo a inquietud que
muestre el bebé, con intención de proporcionarle los pequeños volúmenes de
forma constante y seguir estimulando el mecanismo hormonal para la formación de
calostro.
Es probable que
ante esta toma recurrente del pezón y falta de experiencia de la madre (y
familiares acompañantes), se puedan empezar a presentar como problema relativo:
la sensación de dolor y hasta formación de grietas, que generalmente se
producen por una mala colocación de la boquita del niño sobre el pezón de la
madre.
Es muy importante,
que el bebé tenga una buena colocación con el pecho materno para asegurar una
adecuada transferencia de leche y no traccionar de forma inadecuada el pezón,
para evitar la formación de grietas o la sensación de ardor o dolor. Se tienen
como falsos conceptos, que se producen por una mala preparación de los pechos;
o también, por realizar limpieza de la saliva del bebé sobre los pezones. Lo
más importante, es la posición del bebé.
Como ejercicio de
estimulación para una succión adecuada al bebé, se le puede hacer succionar
hasta su primera articulación del dedo índice comprobando el movimiento de
forma regular y efectivo, para después introducir su dedo índice hasta la segunda
articulación comprobando la forma como rodea su lengua al dedo e imprime
succión.
Una forma sencilla
de colocar el pezón de forma correcta en la boca del bebé establece hacer rozar
los labios del bebé con el pezón para que abra su boca: y en ese momento,
tratar de dejar el pezón en la parte central y meter el resto de la areola en
la boquita. Como técnica alternativa se puede estimular primero a abrir su
boquita, comprobar que proyecte su lengua extendida hacia adelante y por encima
de la encía inferior, apuntar o proyectar el pezón (flexionado) hacia la nariz
del bebé rozando su labio superior para que permita su introducción, empujando
al bebé a partir de su espalda y hombros (no de la cabeza) hacia el pecho
notando que se apoya el seno con su mandíbula inferior, haciendo rodar (o
desdoblar) el pezón dentro de la boca del bebé, comprobando que el pezón se extiende
bajo el labio superior y entra profundamente en su boca, para quedar comprimido
entre la lengua y su paladar.
Mediante esos
pasos, se consigue el afianzamiento del pecho en la boca del bebé de forma
adecuada, que le va a permitir tener una estabilidad bucal para no generar
movimientos variados de tracción, al tener estabilidad fija en cuello y
hombros, además del tronco y la cintura.
En forma
complementaria, se recomienda a la madre para que tenga una posición cómoda,
que: su postura sentada sea derecha con soporte adecuado a su espalda, hombros
relajados, deberá sostener al bebé por su espalda y hombros sin cobija,
permitiendo que la cabeza del bebé caiga sobre su muñeca o antebrazo (del lado
donde succiona) para que su barbilla quede hacia adelante; la mano y el brazo
contrario, se acomodan en forma adecuada para acurrucar el bebé hacia la base
de sus pechos y asegurar que el pecho del bebé se encuentre en contacto con el
cuerpo de la mamá y completamente volteado hacia ella. El cuerpo del bebé
deberá quedar por debajo del nivel de los pechos maternos, tratando de mantener
colocados en la misma línea a la oreja, hombro y cadera.
Se deberá
comprobar finalmente que, durante la succión el bebé se mantenga con su boca
muy abierta (con un ángulo mayor de 90 grados) tomando la mayor parte de la
areola, sus labios evertidos, nariz, mejillas y barbilla tocando o en
proximidad al pecho y apreciar que no se hunden las mejillas del bebé durante
la succión, recomendando que la cabeza del bebé y todo su cuerpo se encuentren
con inclinación similar a la dirección del eje del pecho materno. Para pasar al
lado contrario, se cambiará el bebé a la posición contraria y verificando las
sugerencias anteriores
Cuando se
considere que exista una cantidad disminuida en la producción láctea o que la
succión del bebé sea disminuida, se podrá colaborar realizando maniobras de
vaciamiento del seno, colocando los dedos de la mano en forma de U a una
distancia aproximada de 4 cm. atrás de la areola para realizar suaves
compresiones rítmicas. Si, por el contrario, existe un exceso en leche
producida se colocarán a la distancia similar los dedos, pero ahora en forma de
pinza para bloquear y regular en forma suave la eliminación de la leche.
Estas
recomendaciones son para ofrecer un afianzamiento adecuado que proporcione la
liberación de leche en forma fácil y sin producir daños al pezón o la areola,
pero existen otras posturas alternativas que pueden ser establecidas por
factores especiales, como: alimentación con la mamá acostada, gemelos,
prematuros, paladar y/o labio hendido.
Como sugerencia
para un pezón pequeño o plano o empleo de un solo brazo, se sugiere la posición
en balón o sandía, que consiste en colocar al bebé en la parte lateral corporal
de la madre, apoyando su cabeza sobre una almohada o cobertor que le permita
mantener su cara de frente al pecho materno y con la mano mantener su cabeza
durante la succión. Si el pezón es corto o plano, se sugiere efectuar toma por
un lado del pezón corto o zona central de la areola, mediante maniobra de
pellizco para introducir a su boca, a fin de dejarlo hacia el paladar del bebé.
En fase de
estimulación a la producción láctea, la succión deberá ser a libre demanda en
los primeros diez días, para cambiar a intervalos de cada dos horas al
finalizar el mes de vida; y de acuerdo al desarrollo de peso, se podrá
modificar a horario de cada 3 horas. la duración deberá limitarse al tiempo de
succión eficiente, rítmica e intensa, para retirar introduciendo un dedo entre
la boca y pezón, para evitar sobredistensión del estómago.