A pesar de todo
lo contrario que pudiera pensarse, esta enfermedad también afecta a los niños.
Es natural que conociendo la forma más común de la transmisión de esta
enfermedad por vía sexual, se llegue a extrañar que las cifras de
inmunodeficiencia adquirida en los últimos diez años, se muestren en aumento en
la población infantil y en particular con desarrollo en la etapa lactante, que
involucra los dos primeros años de vida.
La forma de
adquirir el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que es el organismo
causante del Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) –enfermedad-, tiene
otros mecanismos de transmisión. Se le denomina transversa a la que se adquiere
del ambiente que rodea al niño y se incluyen en esta modalidad el abuso sexual
por una persona enferma, la trasfusión de sangre contaminada con el virus, y la
población adolescente que se puede contagiar con material contaminado como
jeringas que emplean entre drogadictos, tatuajes y piercings. La otra vía se
conoce como vertical por ser transmitida de forma más frecuente e importante
relacionada con su madre. Esta forma puede condicionar la transmisión del virus
durante el embarazo, el parto o durante la lactancia con el paso del virus al
cuerpo del niño. Por esta modalidad vertical de contagio, se distingue el
incremento de casos de VIH en la población infantil.
En nuestro
sistema de defensas –inmunológico-, contamos con células y sustancias que
participan para evitar que un microorganismo se reproduzca y nos haga daño.
Entre las diferentes células que participan, existen algunas especiales llamadas
linfocitos que se encargan unos de formar sustancias que participan en la
inflamación, y otros que se relacionan con la producción de anticuerpos
especiales para atacar a los microorganismos de forma más directa.
La forma cómo
afecta el virus al sistema de defensas, en forma simple establece que al
introducirse en el cuerpo humano, es llevado a los ganglios linfáticos (algunos
de ellos como ejemplo, se pueden palpar en el cuello en forma de pequeñas
bolitas) en donde invade de preferencia a un tipo de células (linfocitos T) que
son conocidos como cooperadores (CD4), y por medio de una sustancia que el
virus lleva (transcriptasa reversa), tiene la capacidad de introducir la
información de su código genético al interior de la célula, para que cuando la
célula por alguna otra infección diferente o estimulación particular, empiece a
reproducirse ella misma, genera la formación de material ahora no propio, y
reproduce en múltiples cantidades el material del virus, con lo cual hace que
disminuya la población de esos grupos de células, y se incrementen la cantidad
de los virus que ahora ya formados, podrán tener la oportunidad de invadir mas
células y destruir sistema de defensa de forma progresiva, disminuyendo la
capacidad de resistencia a infecciones habituales, y la persona enferma tendrá
entonces complicaciones rápidas y mortales, que son características de esta
enfermedad cuando ya se manifiesta.
Anteriormente se
carecían de métodos adecuados para detectar la enfermedad en forma temprana y
solo se comprobaba su presencia, por la existencia de anticuerpos que son
evidencia de respuesta a la estimulación y localización en el interior de las
células. Ahora se dispone ya de métodos más apropiados para poder detectar la
cantidad de virus que se reportan como carga viral. Se dice que cuando se
tengan más de cincuenta mil copias, o haya incremento de la cifra en 15 mil
copias con diferencia de una cifra previa, se confirma en forma temprana la
presencia de la enfermedad.
También se puede
establecer la extensión del daño a las células de linfocitos y de acuerdo a la
edad del niño podrá tenerse otra clasificación que nos permita establecer si el
paciente tiene inmunidad aun conservada o si ya está afectada de forma moderada
o grave.
Los niños de
adquisición vertical, cuando desarrollan la enfermedad, inician sus
manifestaciones en la mayoría de las ocasiones durante los primeros 6 a 8 meses
de vida a más tardar. Se notan por infecciones prolongadas e importantes que de
forma invariable le causan desnutrición y la complicación de la enfermedad
puede poner en riesgo su vida. El empleo de medicamentos anti infecciosos de
forma apropiada puede modificar el curso, pero en especial el tratamiento
especial para combatir la reproducción del virus (VIH) será el que defina su
pronóstico de forma evidente.
En la medida que
se sospeche la enfermedad se podrá anticipar el tratamiento, y en el mejor de
los casos se puede evitar la reproducción de virus, y con el empleo del
tratamiento de forma apropiada es posible conseguir niveles de negativización
de la carga viral.
El empleo de los
medicamentos específicos contra ese virus, incluye duración prolongada para
evitar la oportunidad de su reproducción en cualquier momento.
Se puede evitar
la transmisión vertical mediante medidas preventivas. Una mujer que se conozca
con VIH positiva en su organismo, deberá de informar de esa condición al
momento de saberse embarazada, para aplicar durante semanas especificas un
tratamiento preventivo, que también se aplicará luego por vía endovenosa
durante el nacimiento del niño; y además, para evitar que se contagie por las
secreciones del canal vaginal, se justifica su extracción por cesárea. Al niño
durante las primeras semanas se le deberá de administrar también el medicamento
especial, para tratar de evitar que los virus se introduzcan a sus tejidos
linfáticos y con ello, eliminarlos al limitar su capacidad reproductiva. Deberá
de evitar el consumo de la leche materna infectada. La continuidad del
tratamiento o la suspensión se determina con el reporte de los estudios que se
realicen y comprueben de comportamiento en forma comparativa posterior.
No hay
consideración de justificar la existencia de un niño enfermo, ante los padres
afectados, como castigo a ellos. Se trata de una enfermedad que como todas,
puede ser evitada y tratada para poder ofrecer una expectativa de vida más
adecuada. Se tienen las mejores condiciones de detección, atención y manejo en
las instituciones de salud, además de Coesida en colaboración con ellas o por
su propia iniciativa, para ayudar a las personas afectadas con esta enfermedad,
y sus niños que pueden llevar una vida normal, lo importante a realizar es
acercarse a esa atención.