Son alteraciones
de la piel que se presentan como exceso o incremento anormal del tejido
superficial con formas variables, con predominio de la forma globular,
difíciles de ser erradicadas por su tendencia a la recurrencia en el mismo
sitio y posibilidad de extensión a otras partes corporales.
Las enfermedades
provocadas por los virus son el grupo de enfermedades infecciosas más
frecuentes en la infancia, siendo usual la afectación en la piel. Son más
habituales en los primeros años de vida, en relación con la inmadurez
inmunológica, de esa etapa, llegando al 33% en niños de primaria y al 20% en
adolescentes, para quedar en prevalencia del 7 al 10% en la población general.
Su presencia es
secundaria a la infección por un virus (papiloma humano) que son altamente
especie-específicos, siendo los humanos su único reservorio. Se multiplican de
forma estable en las células profundas de la piel, pero pueden permanecer en
estado vegetativo, en otras células, replicándose de forma episódica.
Aunque todas las
células de una lesión contienen el material genético viral, su multiplicación
está ligada a la diferenciación celular, no activándose hasta que la célula de
la piel sale de la capa basal, por lo que la producción de nuevos virus solo
ocurre en el núcleo de las células de la piel altamente diferenciadas, para ser
liberados con la descamación al medio ambiente, no siendo un virus que tenga
capacidad para destruir la piel, su infección ocurre cuando las células profundas
de la piel, quedan expuestas al virus por rotura de la barrera superficial de
la piel, que se puede generar durante el roce constante de la superficie de la
piel o por lesiones microscópicas con el rascado.
Este virus, puede
sobrevivir muchos meses y a bajas temperaturas en el exterior. La infección por
el virus del papiloma humano (VPH) latente también puede ocurrir en la piel
normal. Se ha propuesto la transmisión a través de objetos inanimados, pero no
se ha probado. El período de incubación es de aproximadamente dos a seis
meses.
La remisión
espontánea de las verrugas ocurre en dos tercios de los niños dentro de los dos
años; la resolución espontánea en adultos tiende a ser más lenta y puede tardar
varios años o más. En personas con inmunidad celular conservada son las más
propensas a mejorar sin necesidad de alguna terapia, pero su recurrencia es
común.
El material
genético que contiene el virus (DNA) cuando se encuentra solo como elemento
adicional al material genético celular (DNA), manifestará lesiones dérmicas
benignas o de bajo riesgo (verrugas); pero cuando el serotipo del VPH permita
que su material genético se incorpore en forma adicional al DNA de la célula
corporal, dará origen a lesiones malignas como sucede a nivel del cáncer
cervicouterino.
Existen así varios
tipos de virus de papiloma que, dependiendo de esta condición, su sitio de
afectación puede ser variable, lográndose describir en: manos, cara, nuca,
pies, axilas, ano y genitales.
Las verrugas
comunes se presentan como lesiones abultadas de superficie rugosa, en zonas generalmente
de roce constante. Suelen ser autolimitadas. En niños, la zona alrededor de la
uña es característica, así como rodillas, manos, barbilla y plantas de los pies
(ojos de pescado) que son dolorosas a la palpación, sobre todo al pellizco y/o
presión. Otro tipo de lesiones son las verrugas planas que son lesiones apenas
elevadas de la piel de pocos milímetros de diámetro, con superficie plana y
poco rugosa, de color amarillento, aisladas o reunidas en pequeños grupos y que
afectan, sobre todo, la cara en los niños. Suelen desaparecer tras varios años,
apareciendo enrojecimiento y comezón en la zona varias semanas antes. Las
verrugas filiformes (como hilos) afectan de manera casi exclusiva los
alrededores de orificios de la cara, como lesiones afiladas con un extremo engrosado
y rugoso. Las lesiones en genitales o región perianal (condilomas) surgen como
lesiones con márgenes recortados en formas parecidas a las crestas de gallo,
sin manifestar alguna molestia en especial. (la existencia de este tipo de
lesiones en niños siempre debe considerar relacionado con abuso sexual e
infección secundaria).
Es conveniente que
estas alteraciones de la piel sean siempre revisadas por el especialista
correspondiente (pediatra, dermatólogo o mejor: dermatólogo pediatra), a fin de
poder diferenciar de otras que tengan características muy similares y pueden
tener un comportamiento diferente. En ocasiones, puede justificar la
realización de algunos estudios adicionales de laboratorio y con menor
frecuencia, puede ser necesario tomar una muestra del tejido para ser analizado
por la especialidad de patología para poder corroborar la causa de una forma
más precisa.
Por considerar su
evolución natural al paso de los años, generalmente no es necesario un
tratamiento específico para las verrugas cutáneas, especialmente en niños. Las
razones comunes para establecer un tratamiento pueden considerar: dolor,
malestar o deterioro de función por el sitio afectado de la verruga,
preocupación excesiva por aspecto estético o que sea motivo de estigma social
(bulling), verrugas persistentes (al pasar de la infancia) y, por último, las
condiciones de deficiencia inmunológica.
Su tratamiento
como se ha establecido previamente, de preferencia deberá definirse por el
especialista al identificar el tipo de lesión correspondiente. Se debe tener
precaución de no caer en las garras de la publicidad y el consumo, ante la
promoción que se hace a nivel de medios visuales y redes sociales sobre algunos
productos que en apariencia son muy sencillos de emplear a base de aplicar
enfriamiento extremo en la lesión de sospecha, ya que, en varias ocasiones,
suele causar enfriamiento más allá de la zona afectada, que dará en
consecuencia una destrucción de piel sana en forma adicional. Existen también
algunas sustancias en formas líquidas o de cremas que de forma similar
promueven su eliminación de forma sencilla, pero también es factible de
lesionar la piel cercana. Otras alternativas al manejo de estas lesiones en la piel
incluyen: aplicación de láser, medicamentos de estimulación inmunológica,
sustancias para el control de tumores y/o la participación del cirujano
pediatra, que deben ser indicados y realizados por el experto en estos
procedimientos.
La aplicación de
hilos o cabellos para realizar fuerte atadura en la base de la lesión, empleo
de limón, bicarbonato y/o ajo, oclusión con cinta adhesiva, pueden causar
reacciones secundarias variadas; y en ocasiones, la desaparición de la lesión
se produce en realidad por el momento de su aplicación (al paso de los años)
que coincide con la remisión espontánea, quedando la idea obsesiva en quien
noto esta evolución que fue secundaria a la técnica seleccionada.
Como medida
preventiva se puede considerar que, dado que las verrugas son infecciosas, los
pacientes deben evitar manipular deliberadamente las verrugas sobre sí mismos a
rascarse sobre las zonas afectadas o sobre los demás. El uso de pantuflas
u otro calzado en las duchas públicas también puede reducir la posibilidad de
transmisión.
Además, las
herramientas utilizadas para eliminar las verrugas (p. Ej., Lima de uñas,
piedra pómez, etc.) no deben reutilizarse en la piel normal o las uñas y no
deben compartirse con otras personas. La piel con vello y verrugas debe
afeitarse con máquinas de afeitar eléctricas o no afeitarse en absoluto, ante
la condición potencial de llegar a extender la lesión inicial.
Las vacunas contra
el VPH están disponibles para la prevención de verrugas genitales y cánceres
anogenitales relacionados con el VPH. La aplicación de esta vacuna a los
varones adolescentes, también les dará alternativa de evitar adquirir este tipo
de patología o en el futuro de poder predisponer a sus parejas la probabilidad
de desarrollar cáncer, dando relevancia adicional a la importancia que tiene la
orientación y preferencias sexuales en su desarrollo… considere la inmunización
también a varones.