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Discalculia

Durante la evolución del niño al paso del tiempo, las funciones cerebrales en el proceso de desarrollo, tienen la capacidad de ir adquiriendo funciones cada vez más complejas de acuerdo a la especialización de regiones particulares del cerebro, generadas por los estímulos que del exterior derivan de forma espontánea del ambiente; y de forma significativa, del conocimiento impartido durante su docencia escolar. En la medida que se disponga de una estructura anatómica y funciones adecuadas, con una estimulación apropiada, se debe suponer un rendimiento adecuado o excelente.
La discalculia, también conocida como trastorno del aprendizaje de matemáticas, su definición establece un rendimiento académico matemático muy por debajo del promedio de edad, que no es atribuible a una discapacidad intelectual (que se entiende por un coeficiente intelectual por debajo de 70) o una discrepancia predefinida entre el cociente intelectual y el dominio del aprendizaje afectado.
De acuerdo a publicaciones relacionadas al tema, los trastornos del aprendizaje están entre los trastornos del desarrollo más frecuentemente diagnosticados en la infancia. Los niños que experimentan un déficit de dominio de aprendizaje, con frecuencia muestran déficits en otros dominios, probablemente debido a la varianza genética compartida.
Bajo el término de discalculia, se incluye un gran abanico de desórdenes causados por anomalías en uno o más de los procesos psicológicos básicos, implicados en la comprensión o el uso de matemáticas. Este trastorno no incluye a niños que tienen problemas de aprendizaje relacionados por deficiencias visuales, auditivas o motoras, tampoco a quienes padecen de retraso mental, alteraciones emocionales, condiciones ambientales, culturales o económicas adversas.
Este trastorno tiene su origen a nivel funcional neurológico, que le impide al afectado la capacidad para poder almacenar, procesar y/o reproducir la información numérica. Este trastorno puede afectar la capacidad de leer, escribir, hablar o calcular procesos matemáticos y puede perjudicar las habilidades de socialización. 
Como todos los trastornos del aprendizaje adicionales, su característica clínica establece una deficiencia en la adquisición de la habilidad normal para su entendimiento y su capacidad para poder expresarla (deficiencia cognitiva y lingüística). Es persistente y afecta al aprendizaje de las matemáticas en general y no a contenidos concretos.
Para el desarrollo del aprendizaje matemático se requieren habilidades previas, que si no están correctamente adquiridas, pueden dar lugar a problemas con las matemáticas: La atención, la memoria, el razonamiento y la percepción, (organización visoespacial, percepción auditiva, memoria verbal a corto y largo plazo, habilidades de seriación y secuenciación...). Desarrollo lingüístico adecuado, con un buen nivel de comprensión lectora. Adquisición de conceptos básicos espaciales (tamaño, la forma, la cantidad, el orden, la posición). Conocimiento corporal espacial para ubicar situaciones laterales.
A todo esto hay que añadir el propio desarrollo cognitivo del niño, que en sus diferentes etapas, le va a permitir enfrentarse a tareas cada vez más abstractas que incluyen el desarrollo de su imaginación. Como no todos los niños se desarrollan al mismo ritmo, enfrentarse a determinadas tareas antes de estar preparados, también puede dar lugar a dificultades, pero que poco a poco desaparecen. Pero si estas dificultades persisten, por encima de lo que se considera normal por edad y etapa escolar, se podrá considerar una dificultad específica de las matemáticas. La incidencia específica de esta deficiencia no se ha establecido pero la mayor incidencia puede estar relacionada con el diseño del curso de la instrucción formativa durante la infancia.
Un factor de riesgo es el bajo peso al nacer; en especial, asociado al tabaquismo materno, que reduce el volumen de materia gris en la región de procesos matemáticos.
Las alteraciones que influyen en el aprendizaje de las matemáticas son varios, pero en forma breve se describen a continuación algunos y sus funciones específicas.
Operaciones básicas. A partir de las elementales operaciones de suma, resta, división, multiplicación, equivalencias y ecuaciones, el niño podrá ir incrementando la complejidad y habilidad de resolución hasta la automatización de mayor precisión.
Atención y descripción de los detalles. Cada proceso matemático involucra identificar símbolos específicos o planteamientos particulares con simbolismos, que deben decodificarse en forma adecuada para la solución exitosa (decimales, signos, potencias).
Asignación de categorías. En cada proceso el alumno debe identificar la prioridad de algunas operaciones antes que otras. El comprender la lógica secuencial facilita evitarse problemas en este paso. Puede incluir reducción de fracciones, reagrupación, sustitución de variables, despeje de fórmulas o incógnitas.
Manipulaciones numéricas. Con resolución de problemas similares a los que fueron iniciales de enseñanza, el alumno adquiere destreza y habilidad progresiva. Tienen problemas quienes tienen memoria limitada de trabajo activo.
Reconocimiento de patrones. Que incluye el poder identificar en el planteamiento de un problema, la condición y forma de poder resolverlo. Involucra atender detalles, fijar la atención y la capacidad de relación de planteamientos.
Desarrollo de lenguaje matemático. Facilita al alumno intercambiar conceptos de forma más concreta para poder establecer información y simbolismos de forma adecuada.
Análisis de oraciones. A partir de la exposición del problema el alumno va teniendo la capacidad de ir identificando el planteamiento, solución e interpretación de resultados.
Procesamiento de imágenes. Mediante esta abstracción se tiene capacidad de poder asignar y proyectar dimensiones y figuras en el espacio.
Procedimientos lógicos. Mediante razonamiento proposicional, puede establecer inferencias de cualidad o de cantidad, además de secuencias aritméticas.
Estimación de soluciones. Le permite considerar si la solución es la compatible con el resultado adecuado, puede fijar comprobaciones y demostrar su exactitud.
Formación de conceptos y vínculos. Para poder establecer similitudes y diferencias que le permitan modificar los planteamientos y las soluciones a problemas variables.
Establecer sistematizaciones. Le permite: identificar la pregunta, descartar información irrelevante, elaborar posibles estrategias, elegir la mejor estrategia, elaborar prueba para esa estrategia, utilizar estrategias alternativas y supervisar todo el proceso.
Acumular habilidades. Al paso del tiempo se van construyendo una jerarquía de conocimientos y habilidades, como información progresiva para empleo en el futuro.
Aplicación de conocimientos. Mediante la aplicación a problemas reales, se perfecciona el desarrollo del aprendizaje matemático.
Influyen en forma final el estado emocional que el aprendizaje matemático causa en el individuo incrementando su autoestima; o bien, haciéndolo susceptible de fobias, ansiedades o burlas. La falta de habilidades numéricas puede interferir con las habilidades cotidianas básicas de vida: por ejemplo, no ser capaz de hacer y mantener citas (debido a no ser capaz de juzgar o definir el tiempo), problemas con el pago de facturas (por problemas en la organización de gastos) problemas con el uso de las redes sociales (contraseñas) y las interacciones sociales (no son capaces de recordar los números de teléfono).

La prueba mundial (PISA-2009) para la evaluación del aprendizaje de matemáticas, mostró que nuestro país tiene al 51% de sus alumnos de preparatoria por debajo del nivel 2 de excelencia, que no cuentan con los conocimientos mínimos para seguir estudiando o para integrarse al mercado laboral. De los niveles 4 a 6, sólo tenemos 5%. Urge identificar, corregir y mejorar el rendimiento de nuestros estudiantes futuros…