Este germen se caracteriza por dar
formación entre la variedad de sus especies, desde algunos tipos de verrugas
comunes en la piel, hasta cáncer en genitales femeninos.
El virus del papiloma humano (VPH), se
encuentra ampliamente distribuido entre la población con variantes diferentes,
que son nombrados como tipos especiales, que para su clasificación, se
identifican en su material genético y se les asignan números particulares para
relacionar con sus efectos y enfermedades.
También existen otros tipos de virus de
papiloma entre otras especies animales, que por no poder ser transmitidos al
ser humano, no revisten importancia a la salud del mismo; y por esta condición,
las enfermedades que derivan de este virus siempre hacen referencia relacionada
con el ser humano.
El comportamiento importante que tiene
este tipo de virus, es su alto grado de contagio transmitiéndose siempre por
contacto directo, de una piel o mucosa enferma a otra superficie similar con
desarrollo de lesiones en tiempos variables.
El virus del papiloma tiene la capacidad
de producir diferentes enfermedades en el ser humano, entre las que destacan:
las verrugas vulgares que abarcan aproximadamente el 70% de todos los tipos de
verrugas en la piel, más frecuentes en niños de edad escolar. Las verrugas
plantares (en la planta de los pies –ojos de pescado-) que son frecuentes entre
la población de adolescentes hasta en una tercera parte de ese tipo de
lesiones. Las verrugas planas que se manifiestan en forma predominante en las
mejillas de los niños. Verrugas en tejido respiratorio (papilomas) de los
niños, que producen cuadros de obstrucción y dificultad respiratoria variables.
En genitales adoptan desarrollo en forma de crestas sobre la superficie mucosa
conocida como condilomas, y se pueden desarrollar con el inicio de la actividad
sexual, y su presencia en tejido genital femenino puede desencadenar cáncer.
En su mecanismo de transmisión, se
considera que el contacto personal estrecho es el factor más importante, y de
forma alternativa, se requiere también que haya un traumatismo menor en una
zona de piel o de mucosa, que pueda servir de vía de entrada a los virus del
papiloma humano. Se describen de forma clásica que la adquisición del condiloma
a nivel genital, se genera por el contacto sexual con una persona infectada,
para recibir el inóculo en un tejido lesionado en forma microscópica que sirva
de entrada al virus. Así, se puede desarrollar lesiones de condilomas en la
mucosa que se encuentra debajo del prepucio y atrás del glande en el hombre, y
en la parte posterior de la entrada (vaginal) genital de la mujer; y con menor
frecuencia, en los labios mayores, menores y el clítoris. Por tipo de variantes
en la práctica de las relaciones sexuales, es posible que se generen lesiones
en el espacio entre genitales y región anal, alrededor del ano y el interior de
la boca. Los que se desarrollan en la piel de otras partes corporales,
generalmente corresponden a otros tipos de virus de papilomas que darán
formación a verrugas, y su mecanismo de transmisión es por objetos contaminados
que tienen acceso a lesiones previas de la piel, o bien la inoculación mediante
el rascado de una verruga, seguido de un rascado enérgico (siembra) que lo
deposita en otro lugar de la misma persona o persona diferente.
Los recién nacidos pueden adquirir este
tipo de infección, al pasar por el canal del parto en una madre que sea
portadora de lesiones; o bien, por romperse las membranas que envuelven al niño
durante el embarazo antes de tiempo de su nacimiento.
El desarrollo de las lesiones varía en
el tiempo de acuerdo al tipo de infección causada, y puede ir desde dos a tres
meses, hasta años variables, en relación a los cambios que tiene que ir
haciendo en las capas del tejido infectado, que lo deforman dando origen a
acumulación de tejido formando las clásicas verrugas de coloración disminuida;
o bien, alargamiento de la piel en el caso de los condilomas, que dan la
apariencia de crestas de gallo en el lugar donde se manifiestan. Las verrugas
plantares pueden confundirse con callos comunes.
Por los estudios efectuados hace varios
años, se ha encontrado relación entre algunos tipos de virus del papiloma
humano con el desarrollo de cáncer uterino en la mujer, participando en su
transformación maligna otros factores asociados como son condiciones
hormonales, tabaquismo, estado nutricional, mutaciones celulares, inmunidad
personal, parejas sexuales, variabilidad de virus de papiloma como datos más
significativos.
Tomando en cuenta que el inicio de las
relaciones sexuales en las mujeres adolescentes, pone en riesgo la adquisición
potencial del virus del papiloma humano a partir de su pareja, de forma ideal
se considera, que para evitar la presencia del virus, ambos deberían de estar
vacunados contra el virus de forma anticipada.
Considerando las características
especiales de cada familia, los valores emocionales y/o afectivos, sociales y
personales, podrán condicionar con la educación a cada uno de los hijos la
oportunidad de poderse desenvolver con una responsabilidad adecuada en su vida
sexual. Es natural que los muchachos que tengan hábitos higiénicos adecuados, y
no tengan contacto con parejas diversas, sean quienes menor posibilidad tengan de
portar y padecer esta enfermedad. Ante lo cual, se sugiere que a los
adolescentes en el seno de la familia se les tiene que educar en el sexo con
responsabilidad y madurez suficiente para evitar esa y otras enfermedades de
transmisión sexual.
De forma adicional, resulta conveniente
que se proteja la población susceptible de la presencia del virus para evitar
su diseminación ante la posibilidad de relaciones sexuales con múltiples
parejas a fin de evitar la transmisión y variedad de tipos para adquirir por
una persona que aunado a los factores adicionales, le podrá predisponer al
desarrollo del cáncer uterino.
La vacuna que actualmente se dispone por
la secretaria de salud para aplicar a la población preadolescente tiene ese
propósito. Al aplicarla estimula la formación de defensas para atacar al virus
al momento de entrar al cuerpo y evitar que produzca el daño y consecuencias
posteriores.
Seguramente es por el costo de la vacuna
individual (miles de pesos), que los esquemas masivos de vacunación,
condicionan en la mayoría de las comunidades que se aplique preferentemente a
las mujeres, y de preferencia en un esquema conveniente para estimular al
sistema inmunológico específico requiere de reactivación con aplicación de
otras dosis de vacunas a los dos y seis meses posteriores a la primera vacuna.
(Aquí es posible que la influencia de la especialidad de nuestro secretario de
salud –economía- influya para que se modifique el esquema y a fin de ahorrar
presupuesto se sacrifique la respuesta ideal orgánica).
Si usted estimado
lector, desea proteger a sus hijos varones para evitar sufrir esta enfermedad
(por contacto en el futuro con alguna pareja no vacunada), o evitar que pudiera
transmitir esta enfermedad a la madre de sus nietos o a sus nietos (porque
pueden contagiarse durante el embarazo), conviene también que considere la
aplicación de la vacuna que no es de exclusividad para las mujeres y puede
pedir información con su médico para que lo oriente en los centros de
aplicación a nivel particular.
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