Nuestra sangre
mientras circula bajo condiciones normales, transporta el oxígeno que es el
nutriente más importante a cada célula. La cantidad adecuada de oxígeno fijada
a la sustancia (hemoglobina) que la transporta, en el interior de las células
sanguíneas, le da la coloración particular que define a esos glóbulos, como
rojos. Por la cantidad de circulación sanguínea debajo de la piel, es natural
que la tonalidad de la coloración de las mucosas (tejidos que no están
cubiertas de piel, como interior de boca, nariz, etc.) palmas y plantas tengan
variaciones entre sonrosado a rojo.
En nuestra
antigua medicina tradicional, se le refiere como alferecía al padecimiento propio de la población infantil,
cuyas manifestaciones típicas son la coloración ya no roja sino morada de las
uñas, labios y párpados, que se manifiesta cuando los niños tienen alteraciones
compatibles con los ataques epilépticos. En forma específica, la coloración
morada de la piel y mucosas generada por diferentes motivos, se le conoce
actualmente como cianosis. Ambos términos, aluden a una deficiencia en el
contenido de oxígeno en la sangre, que puede tener orígenes diversos y efectos
secundarios variables. Quizás en otras comunidades los nombres empleados para
esta alteración pueden ser muy diferentes.
La cianosis puede estar generada en alguna alteración de sus
factores que participan en su regulación, por lo que es posible que algunas
enfermedades de la sangre, vasos sanguíneos, riñones, pulmones, sistema
nervioso o corazón sean los factores aislados o combinados que permitan su
desarrollo.
Al ser un padecimiento que compromete la cantidad de oxigeno
presente en la sangre de las personas, puede haber dejado un recuerdo
traumático en las generaciones anteriores que llegaron a perder algún familiar
con esta manifestación relacionada; de ahí, que a su presencia en los tiempos
actuales, se le siga considerando como una alteración que puede comprometer la
vida del enfermo.
De manera tradicional, se le considera una enfermedad adquirida
ante la presencia de un “mal aire o susto” que requiere de “limpias o baños”
con hierbas especiales, que asocian en ocasiones su recuperación y en otras,
con complicación de la enfermedad o la muerte irremediable.
La evolución real del padecimiento se asocia con la causa que
la genere. Así, si se trata de una enfermedad relacionada con el desarrollo del
sistema nervioso o una infección, es posible que se presente en forma
recurrente o bien ocasional, hasta que a partir de un límite de duración,
llegue a desaparecer de forma espontánea. En otras ocasiones si depende de una
enfermedad de alteración en el desarrollo del corazón o una alteración en el
funcionamiento de la sangre, habrá la posibilidad que el cuadro persista en
forma crónica, se complique en algunas ocasiones y con el tiempo se asocie con
la muerte.
Cuando un niño presenta esta alteración, se deberá de poner
atención en primer lugar, si la coloración morada afecta a todo el cuerpo; o
bien, solo algunas partes especiales que en mayor frecuencia, son las partes
más alejadas (debajo de los dedos, palmas o plantas de extremidades), para
poder clasificarlas primero como parcial o general. Así como ejemplos, tenemos
la cianosis generalizada en aquellos niños que desde su nacimiento, se
distinguen con esa coloración y permite orientar al médico sobre enfermedades
del corazón. Las que son parciales su pronóstico es diferente, ya que pueden
corresponder desde el simple hecho de haber bañado al niño con agua fría, para
que por contracción de los vasos sanguíneos tenga esa coloración; o bien, en
condiciones especiales, que el niño tenga alguna enfermedad de los vasos
sanguíneos que le condiciona en respuesta a la influencia ambiental, que se
presente la coloración morada en alguna zona corporal en especial. También, es
posible encontrar la cianosis cuando algún coágulo pueda tapar la circulación
sanguínea y dejar morada la parte corporal inferior a su circulación, por
deficiencia del oxígeno.
En otras ocasiones, se presenta relacionada con algunas
alteraciones particulares, como: el llanto intenso o el berrinche, que la
genera ante el esfuerzo que hace el niño en sacar el grito con el llanto o su
deficiencia en los movimientos de respiración, que influyen para disminuir de
forma progresiva y muy rápida la coloración de la sangre, que en ocasiones,
asociado con una relativa inmadurez del cerebro (menor de cinco años de edad),
podrá condicionar la pérdida de conciencia y asociar posiblemente movimientos
corporales convulsivos, seguidos de una flacidez importante, que le permite al
paciente recuperar su movimiento respiratorio y recuperarse en su estado
consciente.
Algunas enfermedades del cerebro, en especial las
convulsiones y la infección cerebral, pueden también causar esa coloración
morada, a partir de la epilepsia asociada que limita en su actividad los
movimientos respiratorios y evitan el retorno de sangre hacia el corazón, ante
la contractura muscular múltiple.
Algunas enfermedades de la sangre, pueden tener cierta
deficiencia funcional en la eficacia de la unión, transporte y/o entrega del
oxígeno por naturaleza misma de la enfermedad; o bien, por asociar el efecto
particular de una sustancia química específica, que se adquiere a través de un
medicamento, alimento o contacto superficial y causar una coloración morada
extendida a todo el cuerpo, que contrasta (en esta situación) con el estado
general normal de la persona enferma, que no tiene limitación a sus actividades
normales. Otras enfermedades de la sangre por las deformidades que tienen las
células que transportan el oxígeno, pueden llegar a bloquear la circulación y
generar coloración morada en zonas particulares, asociando dolores intensos
localizados.
Si existe algún factor que condicione en el riñón disminución
en la circulación sanguínea, el riñón produce una sustancia que estimula la
producción de los glóbulos rojos que en abundancia extrema, dificultan su
circulación entre los vasos más pequeños y por congestión vascular, se produce
también la cianosis.
Cuando una infección está muy avanzada y hay presencia de
bacterias con sus toxinas en la sangre, también se producen alteraciones en los
mecanismos de coagulación, alteraciones en los vasos sanguíneos y deficiencia
en la circulación de sangre, en los pulmones y corazón, que marcan el
pronóstico mortal a corto plazo ante falla múltiple.
Podemos identificar que existen múltiples causas, que pueden
condicionar la presencia de la coloración morada o azul en el cuerpo con
pronósticos muy variables, en donde se incluye como alguno posible la evolución
hacia complicaciones o la muerte, si no se realiza alguna valoración y
tratamiento correctos para regular o revertir el cuadro.
Ante la existencia de algún niño al que se identifique la
coloración diferente, se deberá de tomar en cuenta la necesidad de ser valorado
en primer lugar por su médico de confianza, a fin de ser orientado sobre su
naturaleza y en especial, ser canalizado con el especialista correspondiente,
para realizar estudios que identifican su verdadera causa. Entre los
especialistas que pueden intervenir, se cuenta con: infectólogo, neumólogo,
hematólogo, neurólogo, nefrólogo, angiólogo, cardiólogo por citar los más
importantes.
No es válido en nuestra actualidad, que con la disponibilidad
de los servicios médicos y con el desarrollo tecnológico avanzado, todavía
sigamos notando en nuestras comunidades que este tipo de padecimiento sea
sometido a tratamientos sin fundamento adecuado y sin esperanza de eficacia
alguna, para condicionar de forma inevitable la complicación de la enfermedad a
un niño o su propia muerte. Habrá que sensibilizar a estas personas, que su
destino puede ser diferente a lo que hayan pasado en otros tiempos, para darle
oportunidad a un niño de lograr superar este cuadro y poder tener derecho a una
mejor calidad de vida. Recuerde que todo niño que muestra alguna alteración,
nos avisa de las complicaciones que puede tener en el futuro…
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