Es un trastorno hormonal que por asociar
alteraciones en diferentes partes corporales, se le conoce también como
síndrome de ovarios poliquísticos. El prefijo “poli”, significa “mucho” y “quístico”,
significa “cavidades o huecos” y se refiere al hecho que las personas que
tienen este síndrome, pueden tener ovarios agrandados que contienen muchos
quistes pequeños. Estos quistes no son cancerosos y no necesitan ser extraídos
con cirugía. Afecta a mujeres en edad reproductiva, con una prevalencia
variable que puede comprender 5 a 10 mujeres de cada cien.
No es raro que las adolescentes con esta
alteración, tengan ovarios de apariencia normal pero que tengan un desequilibro
en los niveles hormonales. Como manifestaciones de la enfermedad, asocia una
combinación de: irregularidades menstruales, exceso de vello corporal
(hirsutismo), acné y obesidad, que suele diagnosticarse durante la
adolescencia, pero que aparentemente tiene sus orígenes desde la vida dentro
del vientre materno.
Por sus alteraciones en el control
hormonal femenino (para la adolescente en su vida futura), suele ser la causa
más común de infertilidad con deficiencia en la producción de óvulos.
Representa un factor de riesgo mayor, para el desarrollo de alteraciones variadas
relacionadas con la obesidad (síndrome metabólico). En forma subsecuente, de
diabetes mellitus y enfermedad cardiovascular. Asimismo, se ha asociado también
con un riesgo mayor de cáncer de endometrio y probablemente de glándula
mamaria. Así su detección e inicio de tratamiento durante la adolescencia,
puede modificar su evolución posterior.
Esta enfermedad puede sospecharse
durante la adolescencia, por los diferentes trastornos que se pueden ir
presentando y que incluyen en forma elemental: trastornos del ciclo menstrual,
efectos corporales por alteraciones hormonales y alteraciones en el ovario por
estudio realizado con ultrasonido.
Como alteraciones menstruales, se puede
encontrar retardo en el inicio de los ciclos menstruales; o bien, ausencia de
sangrado menstrual al menos por seis o nueve meses durante el último año. Esta
condición como consecuencia, será motivo de esterilidad en quienes lo padezcan
durante su vida reproductiva.
Como efectos corporales por alteración
hormonal, se puede desarrollar un acné excesivo y con pobre respuesta a los
tratamientos convencionales, incremento en la velocidad de crecimiento del
cabello en sitios normales y desarrollo anormal de cabello en zonas de
distribución clásica masculina. Como otros efectos a tomar en consideración, se
incluye: piel con aspecto graso y caída del cabello en la región de la frente o
la parte superior de la cabeza. Como efectos secundarios a otras hormonas
involucradas, se distingue sobrepeso con tendencia a la obesidad, con
predominio a notarse aumento de volumen graso en la parte central del cuerpo y
mayor predominio especial a nivel del abdomen. Puede aparecer también
coloración obscura de la piel (acantosis nigricans), en especial en las zonas
de pliegues como el cuello, axilas, codo, caderas y rodillas, que en inicio se
pueden confundir como zonas de mal aseo y sometidas a tratamientos para aclarar
sin resultado alguno.
Cuando se efectúan estudios de
ultrasonido, para revisar la forma como se encuentran los ovarios, se podrán
notar con presencia de defectos de llenado en formas circulares (quistes), que
para considerarse compatible con esta enfermedad, deben ser más de doce (de 2 a
9 mm) en un ovario y/o incrementar el volumen ovárico a un valor mayor de 10 cm3.
Como efectos secundarios o
complicaciones, deberá considerarse siempre a revisar la tendencia al sobrepeso
y obesidad, incremento de la presión arterial, aumento en la concentración de
elementos de grasa (colesterol y perfil de lípidos) en la sangre, para evitar
como factores de riesgo, la posibilidad para alguna complicación cardíaca o
vascular (infartos o embolias); y con el antecedente durante la adolescencia,
vigilar la posibilidad de desarrollar cáncer en el interior de la matriz
(endometrio) y glándula mamaria.
La forma como se desarrolla esta
enfermedad es desconocida, pero se sugiere por diferentes estudios, que
intervienen tanto como factores genéticos como los ambientales, provocando una
alteración en la liberación de una hormona a nivel cerebral, que afecta a la
estimulación y liberación de otras secundarias localizadas en órganos
diferentes; generando en especial, incremento relativo de hormonas masculinas
sobre el predominio normal de las femeninas; que al estar disminuidas, dejan de
estimular en forma adecuada los órganos femeninos.
Generalmente bajo condiciones normales
durante el desarrollo de la adolescente, se pueden tener dudas sobre la forma
como se van estableciendo las modificaciones corporales. Se inicia con
percepción de incremento de volumen leve en una o ambas glándulas mamarias, que
en forma aproximada de referencia, puede establecer que al año siguiente se
presentará el primer ciclo menstrual. Cuando ya se presenta el primer sangrado,
en los doce a dieciocho meses siguientes, se podrá tener irregularidad en la
frecuencia de los ciclos menstruales (con ausencia hasta de dos a tres meses,
variaciones en cantidad de sangrado y días de duración) para estabilizarse en
forma espontánea y tomar su regularidad relativa.
Las adolescentes con sospecha de ovarios
poliquísticos, podrán tener retraso importante en su primer sangrado y/o
después del mismo, periodos muy prolongados de su ausencia (seis a nueve meses
en un año). Pueden tener como anticipación o durante las alteraciones
menstruales, los cambios físicos ya descritos, que serán los que afecten a su
condición emocional y disminuyan su autoestima. Es el momento que deberá
considerarse esta posibilidad para ser evaluada y solicitar los estudios
necesarios para confirmar o descartar.
Como antecedentes a considerar para una
mayor probabilidad de esta enfermedad, se toman en cuenta: en los antecedentes
familiares la existencia de diabetes, enfermedades cardíacas o vasculares. En
la paciente de sospecha, conocer si al nacer tuvo peso bajo, fue prematura o su
desarrollo puberal se inició en forma muy temprana (antes de los nueve años).
Como datos previos: si ha tenido problemas para ganar o perder peso,
crecimiento de cabello en zonas anormales o aparición de acné de difícil
control.
Una vez considerado el diagnóstico como
compatible, de preferencia deberá ser valorada por los especialistas asociados
(endocrinólogo, ginecólogo, psicólogo, nutriólogo, dermatólogo, etc.) para establecer
un manejo integral que le permita recuperar su salud y autoestima a la mayor
brevedad.
Como medida importante en su
comportamiento, es necesario que evite el sobrepeso o la obesidad mediante
medidas dietéticas y actividad física, que mejoran mucho las condiciones
biológicas y emocionales, al lograr por lo menos la disminución de su peso en
5% inicial. Es
muy importante también mantener una actitud positiva y esforzarse, por llevar
un estilo de vida saludable aun cuando los resultados no se presenten de manera
inmediata.
En su tratamiento, se podrán emplear
medicamentos hormonales especiales, que deben ser indicados por los
especialistas en consideración a las características personales de cada
paciente, que de igual forma se deberán emplear por el tiempo necesario a su
respuesta.
Para tener control adecuado sobre sus
posibles complicaciones futuras, se deberá tener asistencia periódica para sus
revisiones, además de estudios de laboratorio, para confirmar su condición de
estabilidad.
El hecho de dar una atención adecuada a
esta alteración durante la adolescencia, podrá permitir una vida reproductiva
favorable y quizás evitar complicaciones adicionales…
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