Es una alteración que, de forma súbita, afecta
la función de varios órganos y sistemas corporales, que sin tratamiento
adecuado tiene evolución mortal. Se presenta como una reacción inflamatoria
intensa, a partir de una respuesta -anormal del individuo- inmune exagerada a
determinados alimentos, medicamentos y/o picadura de insectos.
La frecuencia de esta alteración carece de valores específicos ya que no siempre es fácil reconocer, al poder manifestarse en forma variable y diferir entre diferentes personas, que condiciona luego, que esta alteración no sea bien identificada (sub diagnóstico) o no tan bien notificada, por una gran variedad de razones, como edad del paciente, empleo previo de medicamentos al inicio de síntomas, mala percepción por el personal médico que puede confundir el diagnóstico ante los datos iniciales, cuadros que se presentan como primera ocasión para el paciente y/o enfermedades asociadas previas al evento.
La anafilaxia es muy probable cuando se cumple cualquiera de los siguientes criterios:
Criterio 1. Con aparición aguda (minutos a varias horas) de una enfermedad que afecta la piel, tejidos mucosos o ambos (p. ej. Urticaria generalizada, comezón, labios-lengua-garganta hinchados, enrojecimiento de la piel, párpados hinchados) y al menos uno de los siguientes: compromiso respiratorio como: dificultad respiratoria, silbidos en el pecho, coloración morada, movimientos respiratorios disminuidos, modificación de la voz (disfonía o afonía), tos, asfixia o sensación de cierre de la garganta. O bien: disminución de la presión arterial con signos asociados a ese evento como: desmayo, flaccidez, incontinencia, mareos, agitación cardíaca (taquicardia) o hipotensión.
Criterio 2. Dos o más de las siguientes alteraciones, que ocurre rápidamente después de la exposición a un factor (sensibilizante o alérgeno) probable para ese paciente, también con evolución de minutos a varias horas: afectación de la piel o de las mucosas, compromiso de la función respiratoria, disminución de la presión arterial y/o alteración gastrointestinal persistente como dolor abdominal tipo cólico, vómitos y/o diarrea.
Criterio 3. Se nota con disminución de la presión arterial posterior a la exposición a un alérgeno conocido para el paciente (minutos a varias horas), que solo es considerada por el conocimiento del médico a los valores específicos por edad de niños y adolescentes.
Este cuadro puede presentarse con una gran variedad de alteraciones, que se relacionan con la respuesta particular que cada individuo desarrolla ante la exposición del alérgeno. Así es posible que pueda haber pocos datos por tratarse de la forma inicial del cuadro, en otras ocasiones puede dar la apariencia de ser leve y resolverse de forma espontánea debido a la producción interna de sustancias compensadoras, pero en especial, puede ser grave y poder progresar de forma muy rápida a varias alteraciones, que en cuestión de minutos generen compromiso respiratorio, circulatorio y/o cardíaco con muerte.
Al comienzo de un episodio anafiláctico, no es posible predecir qué tan grave se volverá o que tan rápido progresará; y si se resolverá rápida y completamente o se volverá prolongado, porque los factores que determinan el curso de una anafilaxia en un paciente particular pueden ser muy variables. Tomando en cuenta que la muerte por anafilaxia puede ocurrir en cuestión de minutos, puede justificarse en todo cuadro en etapa inicial, la aplicación del tratamiento específico (inyección de adrenalina), para prevenir la progresión a manifestaciones mortales o a variantes de anafilaxia, como: la bifásica que se define como una recurrencia de los síntomas de la anafilaxia que se desarrollan después de la aparente resolución del episodio inicial, pero ya sin exposición adicional del agente causal. La anafilaxia prolongada, es la reacción que dura horas, días o incluso semanas en casos extremos. La anafilaxia retardada, que en raras ocasiones se retrasa comenzando en horas posteriores, en lugar de minutos después de la exposición al agente causal.
Los alimentos suponen la primera causa en niños y adolescentes. Los más frecuentes son la leche y el huevo en los menores de dos años, los frutos secos como la avellana y nuez de la india (anacardo) en preescolares. En edades posteriores, pescado, mariscos, leche, huevo, nueces y maní. El cacahuate es un desencadenante en niños de cualquier edad. Cualquier alimento puede ser desencadenante, pero también hay que considerar otros elementos que se consumen como aditivos alimentarios, como: colorantes (rojo carmín E120 y amarillo E160), excipientes de origen alimentario en medicamentos (ovoalbúmina y caseína). La anafilaxia por esta causa suele desarrollarse en la primera hora después de su ingesta. En ocasiones se desencadena por contacto a través de la piel o por la inhalación de vapores originados durante su preparación.
Las picaduras por himenópteros (hormigas, avispas, abejas) establecen la segunda causa de anafilaxia en pediatría. Posterior a la picadura, el cuadro anafiláctico se desarrolla muy rápido, y la muerte puede producirse en los primeros 30 minutos de la picadura.
Los medicamentos son la tercera causa de anafilaxia e incluyen: antibióticos derivados de la penicilina, antiinflamatorios no esteroideos. Las reacciones sistémicas suelen ocurrir en los primeros 20-30 minutos tras la administración y tienen más riesgo los pacientes con asma mal controlados. De las vacunas, las más frecuentemente señaladas son la triple viral y la de influenza, con tasa aproximada menor de un caso por millón.
Otras causas menos frecuente en niños y adolescentes son la anafilaxia por contacto al látex y el inducido por el ejercicio en donde cerca del 50% de los casos, su antecedente es la ingesta de un alimento al que está sensibilizado como trigo, pescado, frutos secos. Otros factores que pueden causar anafilaxia en forma menos frecuente, asociado al ejercicio son amalgamas dentales, menstruación, exposición a climas fríos, cálidos o húmedos, o la coincidencia del esfuerzo físico con polen especial en el ambiente.
Para condicionar la anafilaxia -en la mayoría de las ocasiones-, debe haber una sensibilización previa ante el alérgeno (en este primer contacto no hay alteraciones), para producir anticuerpos específicos, que luego en contacto posterior con el mismo alérgeno -en este caso-, la respuesta anormal del sistema inmunológico produzca inflamación excesiva en los sitios de afección. Por ese tipo de respuesta, se debe considerar en riesgo, los familiares de personas ya identificadas con anafilaxia en forma previa, para desarrollarlo con mayor posibilidad que el resto de la población.
La manifestación de la anafilaxia se caracteriza por su instalación súbita posterior a la causa (en minutos u horas) con desarrollo de alteraciones en la piel y mucosas (90% de los casos) con aparición de ronchas, enrojecimiento, comezón, asociado con mucosas hinchadas en boca, párpados, extremidades y mucosa respiratoria que manifiesta a su vez alteraciones como: escurrimiento nasal, dificultad respiratoria, ruidos respiratorios anormales, tos persistente, disfonía o afonía, sensación de ahogo. La afección en vasos sanguíneos y corazón manifiesta debilidad, flacidez, desmayo, inconsciencia, falla circulatoria, coloración morada y muerte secundaria. También puede haber alteraciones digestivas como: náuseas, vómito, diarrea, dolor abdominal, dificultad a la deglución.
En los menores de un año, el cuadro puede sospecharse cuando de forma súbita el bebé manifieste sarpullido evidente, irritabilidad con llanto intenso, decaimiento, flaccidez, somnolencia, ronquera, accesos de tos, dificultad respiratoria, regurgitación o vómitos, palidez o coloración morada, posterior a la ingesta de algún alimento, picadura de insecto o administración de algún medicamento.
El tratamiento establece de forma urgente, la aplicación de adrenalina en inyección intramuscular en dosis específica, de forma temprana y preferente asistencia hospitalaria inmediata para su evaluación y control adecuado. Si se cuenta con el dispositivo auto inyector de adrenalina, deberá aplicarse siguiendo sus instrucciones específicas, con dosis de 150mcg en niños de 10-25 kg, de 300mcg de 25-50kg y 500mcg en mayor peso
La frecuencia de esta alteración carece de valores específicos ya que no siempre es fácil reconocer, al poder manifestarse en forma variable y diferir entre diferentes personas, que condiciona luego, que esta alteración no sea bien identificada (sub diagnóstico) o no tan bien notificada, por una gran variedad de razones, como edad del paciente, empleo previo de medicamentos al inicio de síntomas, mala percepción por el personal médico que puede confundir el diagnóstico ante los datos iniciales, cuadros que se presentan como primera ocasión para el paciente y/o enfermedades asociadas previas al evento.
La anafilaxia es muy probable cuando se cumple cualquiera de los siguientes criterios:
Criterio 1. Con aparición aguda (minutos a varias horas) de una enfermedad que afecta la piel, tejidos mucosos o ambos (p. ej. Urticaria generalizada, comezón, labios-lengua-garganta hinchados, enrojecimiento de la piel, párpados hinchados) y al menos uno de los siguientes: compromiso respiratorio como: dificultad respiratoria, silbidos en el pecho, coloración morada, movimientos respiratorios disminuidos, modificación de la voz (disfonía o afonía), tos, asfixia o sensación de cierre de la garganta. O bien: disminución de la presión arterial con signos asociados a ese evento como: desmayo, flaccidez, incontinencia, mareos, agitación cardíaca (taquicardia) o hipotensión.
Criterio 2. Dos o más de las siguientes alteraciones, que ocurre rápidamente después de la exposición a un factor (sensibilizante o alérgeno) probable para ese paciente, también con evolución de minutos a varias horas: afectación de la piel o de las mucosas, compromiso de la función respiratoria, disminución de la presión arterial y/o alteración gastrointestinal persistente como dolor abdominal tipo cólico, vómitos y/o diarrea.
Criterio 3. Se nota con disminución de la presión arterial posterior a la exposición a un alérgeno conocido para el paciente (minutos a varias horas), que solo es considerada por el conocimiento del médico a los valores específicos por edad de niños y adolescentes.
Este cuadro puede presentarse con una gran variedad de alteraciones, que se relacionan con la respuesta particular que cada individuo desarrolla ante la exposición del alérgeno. Así es posible que pueda haber pocos datos por tratarse de la forma inicial del cuadro, en otras ocasiones puede dar la apariencia de ser leve y resolverse de forma espontánea debido a la producción interna de sustancias compensadoras, pero en especial, puede ser grave y poder progresar de forma muy rápida a varias alteraciones, que en cuestión de minutos generen compromiso respiratorio, circulatorio y/o cardíaco con muerte.
Al comienzo de un episodio anafiláctico, no es posible predecir qué tan grave se volverá o que tan rápido progresará; y si se resolverá rápida y completamente o se volverá prolongado, porque los factores que determinan el curso de una anafilaxia en un paciente particular pueden ser muy variables. Tomando en cuenta que la muerte por anafilaxia puede ocurrir en cuestión de minutos, puede justificarse en todo cuadro en etapa inicial, la aplicación del tratamiento específico (inyección de adrenalina), para prevenir la progresión a manifestaciones mortales o a variantes de anafilaxia, como: la bifásica que se define como una recurrencia de los síntomas de la anafilaxia que se desarrollan después de la aparente resolución del episodio inicial, pero ya sin exposición adicional del agente causal. La anafilaxia prolongada, es la reacción que dura horas, días o incluso semanas en casos extremos. La anafilaxia retardada, que en raras ocasiones se retrasa comenzando en horas posteriores, en lugar de minutos después de la exposición al agente causal.
Los alimentos suponen la primera causa en niños y adolescentes. Los más frecuentes son la leche y el huevo en los menores de dos años, los frutos secos como la avellana y nuez de la india (anacardo) en preescolares. En edades posteriores, pescado, mariscos, leche, huevo, nueces y maní. El cacahuate es un desencadenante en niños de cualquier edad. Cualquier alimento puede ser desencadenante, pero también hay que considerar otros elementos que se consumen como aditivos alimentarios, como: colorantes (rojo carmín E120 y amarillo E160), excipientes de origen alimentario en medicamentos (ovoalbúmina y caseína). La anafilaxia por esta causa suele desarrollarse en la primera hora después de su ingesta. En ocasiones se desencadena por contacto a través de la piel o por la inhalación de vapores originados durante su preparación.
Las picaduras por himenópteros (hormigas, avispas, abejas) establecen la segunda causa de anafilaxia en pediatría. Posterior a la picadura, el cuadro anafiláctico se desarrolla muy rápido, y la muerte puede producirse en los primeros 30 minutos de la picadura.
Los medicamentos son la tercera causa de anafilaxia e incluyen: antibióticos derivados de la penicilina, antiinflamatorios no esteroideos. Las reacciones sistémicas suelen ocurrir en los primeros 20-30 minutos tras la administración y tienen más riesgo los pacientes con asma mal controlados. De las vacunas, las más frecuentemente señaladas son la triple viral y la de influenza, con tasa aproximada menor de un caso por millón.
Otras causas menos frecuente en niños y adolescentes son la anafilaxia por contacto al látex y el inducido por el ejercicio en donde cerca del 50% de los casos, su antecedente es la ingesta de un alimento al que está sensibilizado como trigo, pescado, frutos secos. Otros factores que pueden causar anafilaxia en forma menos frecuente, asociado al ejercicio son amalgamas dentales, menstruación, exposición a climas fríos, cálidos o húmedos, o la coincidencia del esfuerzo físico con polen especial en el ambiente.
Para condicionar la anafilaxia -en la mayoría de las ocasiones-, debe haber una sensibilización previa ante el alérgeno (en este primer contacto no hay alteraciones), para producir anticuerpos específicos, que luego en contacto posterior con el mismo alérgeno -en este caso-, la respuesta anormal del sistema inmunológico produzca inflamación excesiva en los sitios de afección. Por ese tipo de respuesta, se debe considerar en riesgo, los familiares de personas ya identificadas con anafilaxia en forma previa, para desarrollarlo con mayor posibilidad que el resto de la población.
La manifestación de la anafilaxia se caracteriza por su instalación súbita posterior a la causa (en minutos u horas) con desarrollo de alteraciones en la piel y mucosas (90% de los casos) con aparición de ronchas, enrojecimiento, comezón, asociado con mucosas hinchadas en boca, párpados, extremidades y mucosa respiratoria que manifiesta a su vez alteraciones como: escurrimiento nasal, dificultad respiratoria, ruidos respiratorios anormales, tos persistente, disfonía o afonía, sensación de ahogo. La afección en vasos sanguíneos y corazón manifiesta debilidad, flacidez, desmayo, inconsciencia, falla circulatoria, coloración morada y muerte secundaria. También puede haber alteraciones digestivas como: náuseas, vómito, diarrea, dolor abdominal, dificultad a la deglución.
En los menores de un año, el cuadro puede sospecharse cuando de forma súbita el bebé manifieste sarpullido evidente, irritabilidad con llanto intenso, decaimiento, flaccidez, somnolencia, ronquera, accesos de tos, dificultad respiratoria, regurgitación o vómitos, palidez o coloración morada, posterior a la ingesta de algún alimento, picadura de insecto o administración de algún medicamento.
El tratamiento establece de forma urgente, la aplicación de adrenalina en inyección intramuscular en dosis específica, de forma temprana y preferente asistencia hospitalaria inmediata para su evaluación y control adecuado. Si se cuenta con el dispositivo auto inyector de adrenalina, deberá aplicarse siguiendo sus instrucciones específicas, con dosis de 150mcg en niños de 10-25 kg, de 300mcg de 25-50kg y 500mcg en mayor peso
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