Se le identifica
como síndrome a esta alteración, por ser una enfermedad con un patrón de
alteraciones físicas (anatómicas) asociadas con defectos funcionales
especiales, que se presentan desde el nacimiento, causando deficiencias en el
desarrollo físico e intelectual de quien lo padece, con anomalías en su
aspecto, estado mental y hormonal. El nombre señala a dos investigadores quienes
la describieron en forma inicial.
Esta enfermedad
tiene su origen en la deficiencia de expresión genética de un segmento del
cromosoma 15 paterno. Puede tener como causas, que: se encuentre dañado o
ausente, que exista información doble por parte de la madre o que no funcione.
Es una enfermedad
poco frecuente que puede afectar a los dos géneros por igual. Ocurre con una
incidencia estimada en uno a quince mil o a veinticinco mil nacidos vivos.
Se considera que
la información deficiente del gen señalado produce disminución de actividad
habitual de un órgano celular (mitocondria), encargada de producir la energía
adecuada; como consecuencia, existe limitación funcional importante.
Al nacimiento
estos bebés lucen con apariencia normal, pero en las primeras horas se les
puede identificar con deficiencia en su alimentación, al no mostrar interés y
fuerza apropiadas durante la búsqueda y succión; además de notarse con
debilidad de sus estructuras musculares que se manifiesta como si fuera un
muñeco de trapo, al no tener movimientos activos frecuentes y percibir sus
estructuras musculares como muy suaves. Su llanto a diferencia de otros bebés
recién nacidos luce disminuido de intensidad y duración. Al ser revisados por
el médico, se les detecta con alteraciones en el desarrollo de genitales. Si el
bebé es masculino tendrá ausencia de testículos descendidos, pene pequeño y
bolsa escrotal disminuida en volumen. En caso del bebé femenino, se le notará
disminución en el tamaño del clítoris.
Es posible que por
la deficiencia en la succión o por alteración en la función hormonal, se
presenta en forma temprana, disminución en los niveles de azúcar en el bebé, desarrollando
alteraciones de su reactividad con tendencia a la somnolencia, sudoración de
predominio frontal, piel fría y/o convulsiones.
La cara de estos
niños tiene particularidades especiales que permite sospechar la enfermedad. Al
nacimiento se le pueden notar: frente estrecha, la comisura bucal se muestra
desviada hacia abajo con labio superior delgado, el puente de la nariz es corto
y la zona entre párpados tiene forma de almendra con inclinación de apariencia
ascendente. Como cambios físicos corporales, tienen tendencia a tener peso
excesivo al nacimiento, manos y pies de aspecto pequeños, saliva espesa y
viscosa. Cuando ya crecen se notan los dientes amontonados, con caries temprana
y adelgazamiento de su esmalte. La columna vertebral mostrará cambios con
formación de protrusión o desviación lateral. La piel se vuelve de color clara
y el cabello se hace castaño claro.
Con la evolución
anterior y los hallazgos descritos, es posible que el médico se oriente a
considerar esta enfermedad, realizando luego estudios de control para definir
su evolución en forma inmediata y posteriormente evaluación por genética.
Estos niños en su
evolución posterior tendrán otro tipo de manifestaciones que son variadas de
acuerdo con el momento de su vida que se encuentren. La deficiencia inicial
para su alimentación que llega a requerir la introducción de una sonda a su
estómago a través de la boca para proporcionar sus nutrientes iniciales, se ve
superada en tiempo posterior, desarrollando luego en su infancia temprana un
apetito de carácter insaciable, que lo hará desarrollar en forma secundaria
sobrepeso y obesidad.
En su desarrollo
mental, tienen deficiencia a la adquisición de patrones establecidos de
desarrollo, que se logran alcanzar en formas atrasadas. Así se podrán sentar a
la edad de un año, caminar quizás a los dos años por citar como ejemplos.
Por deficiencia en
las funciones hormonales, se caracterizan por tener talla baja y también por
deficiencia hormonal tendrán retraso en el desarrollo puberal.
Durante el sueño
se presentan alteraciones que pueden ser de riesgo o duda para los familiares.
Pueden dejar de respirar por momentos durante el sueño (apnea), tener
dificultades para respirar por secreciones que se obstruyen en el canal
respiratorio; o simplemente, tener un sueño profundo del que es difícil
hacerlos despertar.
Habitualmente en
esta enfermedad, el vello púbico y de las axilas suele crecer de forma
prematura, pero los cambios genitales se notan con retraso y de forma
incompleta. El descenso de los testículos puede aparecer hasta la adolescencia,
con riesgo de malignidad por el tiempo de estancia en una zona de calor
constante (deben ser valorados en el primer año de vida por el cirujano
pediatra para considerar su descenso quirúrgico). En la mujer, la primera
menstruación (menarquia) puede ocurrir hasta los treinta años asociado con una
pérdida importante de peso.
La discapacidad
intelectual es común y de grados variables. El comportamiento se altera con
diferentes condiciones que pueden establecer: rabietas, comportamiento obsesivo
– compulsivo, terquedad y/o conductas autistas. Tienen un lenguaje perseverante
y una habilidad inusual para armar los rompecabezas. La psicosis puede
presentarse en etapa adulta en proporción de un cinco a diez por ciento de los
afectados.
El comportamiento
en la búsqueda de alimentos puede incluir el consumo de basura, robar dinero
para comprarlos, comer alimentos en estado congelado. Desarrollan una
tolerancia importante para los vómitos que, en forma normal, limitarían el
volumen ingerido. Su sensibilidad al dolor abdominal disminuye también por lo
que pueden tener grandes atracones de comida sin desarrollar en apariencia
alteraciones digestivas, pero eso puede condicionar a un proceso de mal
pronóstico, que es una dilatación importante del estómago, que puede asociar
deficiencia circulatoria en alguno de sus segmentos con necrosis y posible
perforación, que los orilla a un estado de suma gravedad.
Estos niños
durante su atención requieren de varias consideraciones particulares. En el
inicio, ya mencionamos deben ser alimentados en forma forzada con sondas de
alimentación de lo cual puede ser necesario capacitar a los familiares para su
empleo, durante los primeros cuatro a seis meses. Cuando en etapa posterior ya
muestren apetito excesivo, habrá que evitar el consumo procurando dar
actividades que lo distraigan de estar pensando en alimentos; y establecer de
preferencia, un hábito en horario estricto para que, en relación con su
conducta obsesiva-compulsiva, tenga la certeza que se servirá de forma puntual
manteniendo escrupulosamente la rutina de su alimentación.
La evaluación y
control por parte del endocrinólogo pediatra, le permitirá tener un desarrollo
aceptable de su crecimiento mediante aplicación de hormona del crecimiento, que
también puede modificar el acúmulo de grasa corporal excesiva. Hay reportes que
establecen que puede emplearse en etapas tan tempranas como a partir del
segundo al tercer mes de edad. Debe tomarse en cuenta el control sobre hormonas
suprarrenales que en ocasiones se ha visto condicionan mala evolución al no ser
consideradas en su manejo hormonal. En forma complementaria evitar o controlar
la obesidad y los riesgos de fracturas patológicas por la osteoporosis a
desarrollar y su tolerancia al dolor.
Las alteraciones
del comportamiento deben ser reguladas por el psicólogo para dar la mejor
orientación en su infancia temprana a su conducta de oposición, desafío,
berrinches, aislamiento. En su etapa de adolescente se deberá controlar sus
escapes para la búsqueda de alimentos mediante sistemas de recompensa, que usan
metas pequeñas a corto plazo que progresan hacia metas más grandes.
Es una enfermedad
no tan frecuente, pero cuando se presenta requiere la participación de varios
especialistas: genetista, pediatra, endocrinólogo, oftalmólogo, psiquiatra,
neumólogo, nutriólogo, psiquiatría y gastroenterólogo. El inicio temprano es
mejor…
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