Un motivo de
consulta médica frecuente en las adolescentes lo constituye el dolor menstrual,
cuya causa no siempre resulta ser fácil de identificar ya que pueden incluirse
diferentes condiciones orgánicas con afecciones de tipo emocional.
De las causas
orgánicas que pueden producir dolor pélvico o abdominal, relacionado con los
periodos menstruales en las adolescentes, está la endometriosis. Esta
enfermedad se caracteriza por la existencia del tejido interno de la matriz
(endometrio) en implantación fuera de esa cavidad que los ubica en diferentes
partes de la pelvis, pero también pueden presentarse -con menor frecuencia- en
cualquier otra parte del cuerpo, causando su proliferación y desprendimiento
con sangrado ante la influencia hormonal.
Las
manifestaciones de esta enfermedad en la población adolescente y entre las que
aún no han desarrollado cambios de pubertad, son muy diferentes a las
manifestaciones de las mujeres jóvenes o adultas, en donde las manifestaciones
de la enfermedad claramente se vinculan con la fase cíclica del sangrado
menstrual. Estas manifestaciones pueden ir desde la condiciones con
alteraciones sintomáticas mínimas, manifestaciones digestivas y/o urinarias inespecíficas,
hasta el clásico dolor intenso abdominal bajo, relacionado con la etapa de
sangrado menstrual. Por tanto, la prevalencia de esta enfermedad en la
población general se desconoce ya que sus estimaciones son variadas de acuerdo
con la población estudiada (con síntomas o sin síntomas específicos) y la forma
de comprobar el diagnóstico (por revisión clínica o por medio de una cirugía).
La enfermedad se ha informado bajo estas estimaciones, que varía en 25-35% de
las adolescentes con dolor pélvico crónico y 45% de dolor pélvico con cirugía
pélvica.
Hay estudios que
establecen que dos tercios de las mujeres adultas con esta enfermedad informan
que sus síntomas comenzaron antes de los veinte años. Se suponía que se
presentaba solo después de muchos años de menstruación, pero ese concepto es
incorrecto ya que se han documentado casos antes de su primera menstruación en
niñas que tienen algún desarrollo mamario y otros poco después de su primer
sangrado.
La causa de esta
enfermedad no está bien definida hasta el momento. Se considera que participa
un factor genético predisponente, toxinas del ambiente, factores hormonales y
condiciones inmunológicas para el desarrollo de esta alteración, de la cual, se
han desarrollado varias teorías que intentan explicar su aparición. Una de
ellas establece la salida del tejido interno (endometrio), que refluye por los
conductos (trompas de Falopio) que se dirigen a los ovarios durante la
menstruación, para implantarlo en la superficie que cubre las estructuras de la
cavidad pélvica. Otra teoría considera que el tejido que cubre los órganos
pélvicos (peritoneo) cambia por estímulos hormonales en algunas zonas para
transformarse en tejido endometrial, lo que puede explicar esta enfermedad
factible en los hombres, mujeres prepúberes y adolescentes con sitios poco
habituales (cavidad toráxica, extremidades). La teoría de la diseminación a
través de la circulación sanguínea y de tejido linfático, establece el viaje de
células endometriales a sitios distantes como ombligo, nariz, oídos,
extremidades en donde se implantan y tienen capacidad de crecer y ser estimulados
por influencias hormonales y/o periodos cíclicos. Otra teoría establece que
factores bioquímicos e inmunológicos pueden transformar a tejido endometrial a
tejidos no diferenciados o restos embrionarios.
Ninguna de estas
teorías por sí solas pudieran explicar todos los tipos de endometriosis, sin
embargo, la teoría de la menstruación retrógrada es la más aceptada a nivel
mundial, además de ser apoyada por la distribución de las lesiones en la
cavidad abdominal. Es importante señalar también que esta menstruación
retrógrada ocurre en el 75-90% de las mujeres, y por su baja prevalencia de
endometriosis en la población femenina, es poco probable que la sola presencia
de células endometriales desarrolle la enfermedad.
Quienes sufren de
esta enfermedad, pueden asistir a consulta con escasos o múltiples alteraciones
que son diferentes e impredecibles para poder asociar de forma fácil con esta
alteración. Se sabe que aproximadamente una en cada tres afectadas estará sin
reportar alteraciones. Los datos clínicos que hacen pensar en esta enfermedad
de forma fácil e inmediata incluyen: dolor pélvico profundo durante la
menstruación y también durante las relaciones sexuales, relacionado con la
presión directa sobre los órganos femeninos internos que tienen incluido el
tejido endometrial ectópico.
Las adolescentes
con endometriosis generalmente tienen dolor pélvico sin relación con los ciclos
menstruales y en ocasiones relacionados con los ciclos menstruales.
El sangrado
anormal solo se presenta entre el 15 y 20% de los pacientes afectados. Otras
alteraciones asociadas que pueden existir con esta enfermedad incluyen
alteraciones digestivas y urinarias, con síntomas como diarrea, estreñimiento,
sangrado rectal, dispepsia, ardor al orinar, urgencia miccional y sangre
durante la micción.
La presencia de
tejido endometrial en localizaciones lejanas puede causar alteraciones más
raras y difíciles de relacionar, como puede ser el sangrado de oídos o de nariz
asociado con los cambios hormonales.
Ante la variante
de las alteraciones, el diagnostico de la enfermedad puede llegar a confundirse
con otras alteraciones. Se deben descartar: trastornos de alimentación,
intolerancia a alimentos, colitis, constipación, apendicitis, infección
urinaria, cálculos en trayecto urinario, abuso sexual, empleo de drogas y dolor
psicógeno (por depresión).
El médico mediante
el interrogatorio específico y la exploración que realice al abdomen y cavidad
pélvica a la paciente podrá tener elementos para justificar el diagnóstico de
la enfermedad, que en el ideal de los casos se confirma mediante revisión
quirúrgica (operación) al notar en los tejidos cercanos de sospecha la
presencia de una placa en color obscuro, de la cual se debe tomar una muestra
para ser revisada por medio de un microscopio para identificar tejido
endometrial. Hasta el momento, se consideran algunas sustancias para cuantificar
en sangre para poder asociar la relación con esta enfermedad y está por
comprobar si una en particular relacionada con las sustancias inflamatorias es
la más apropiada para poder confirmar el diagnóstico.
Por estudios de
imagen, ninguno de ellos puede dar definición apropiada para poder
identificarla de forma específica. Generalmente los estudios de imagen se
realizan para poder descartar las enfermedades con las que puede llegar a
confundirse.
La endometriosis
puede inducir infertilidad futura como resultado de una modificación anatómica
y de permeabilidad, debido a su comportamiento invasivo y la capacidad de poder
producir procesos inflamatorios con adherencias múltiples, que afectan a la
funcionalidad genital interna relacionada con la fertilidad. Su tratamiento
incluye empleo de medicamentos especiales y procesos quirúrgicos, logrando
remisiones temporales. La utilidad del tratamiento se enfoca a resolver el
dolor y evitar infertilidad.
Como datos importantes a señalar se
debe establecer, que: las mujeres jóvenes pueden sufrir síntomas de
endometriosis. Los estudios médicos han encontrado esta enfermedad en
adolescentes y niños pequeños. El dolor pélvico crónico no es normal. La
mayoría de las mujeres jóvenes no tienen calambres menstruales leves o
moderados uno o dos días al mes, como condición “normal”. Si su hija no
puede asistir a la escuela debido a dolor pélvico o calambres menstruales, debe
ser revisada para considerar esta alteración. La endometriosis no se trata de
una enfermedad de transmisión sexual. El quedar embarazada no cura esta
enfermedad, pero puede mejorar los síntomas en algunas mujeres. Algunas
mujeres con endometriosis que han tenido hijos siguen teniendo dolor. Si el
dolor de su hija la hace sentir en desventaja en comparación con otras mujeres
o hombres jóvenes de su edad, eso no es normal. Su hija no debe
"normalizar" sus síntomas. En ocasiones, la mejoría o
desaparición del dolor menstrual se debe a la disminución de los niveles
hormonales que ocurre durante el climaterio.
Una mamá con endometriosis puede
condicionar que su hija sufra lo mismo… por ignorancia.
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