Esta condición
generalmente hace referencia -a manera de una decoración corporal que se
remontan a la antigüedad- a la agresión corporal, donde el sujeto acepta hacer
un agujero en su piel, para incrustar algún objeto en una zona diferente al
lóbulo de la oreja.
La perforación
corporal es cada vez más común entre los adolescentes y jóvenes. Las diferentes
encuestas establecen que, en el grupo de edad comprendido entre los trece a los
veintinueve años, cerca del 30% se han realizado alguna perforación (piercing).
Cerca del 15% establecen la extracción del objeto a largo plazo con motivos
variados que incluyen la insatisfacción, la infección o la pérdida del interés.
La asociación de esta práctica con el comportamiento de alto riesgo (fumadores,
toxicomanías, actividad sexual) tienen resultados inconsistentes, pero quien
tiene perforaciones múltiples o en zonas íntimas (pezones o genitales) si
muestran relación con esas conductas anómalas.
En forma adecuada,
es conveniente que los muchachos que consideren esta alternativa para mejorar
su autoestima deben tener una asesoría médica adecuada para poder tomar la
decisión de forma más acertada. Para esto, se requiere en primer lugar que el
personal médico o de salud en que busquen la información, no les impresione de
ser crítico a esta práctica, porque en el momento que perciben algún juicio
previo negativo, pueden acudir a otras fuentes de información sin un
conocimiento específico (amigos, vendedores de piercing, familiares) y sufrir
consecuencias posteriores.
Contando con la
confianza del adolescente o joven, en primer lugar: se deberá ofrecer un
asesoramiento proactivo en donde sin abordar la perforación, se debe destacar
su autoestima y su empoderamiento interno, para ganar la confianza y seguridad
en su toma de decisiones, ya que es a partir de esta incertidumbre (autoestima)
en donde puede originarse la motivación a establecer una perforación. Se hará
notar en prioridad, el desarrollo físico y psicosocial positivo con el que
cuenta, en lugar de los pros y contras de la perforación corporal.
Ya en adolescentes
que contemplan la perforación como un hecho ya considerado, se les puede
orientar en buscar información mediante diálogos que establezcan con personas
que ya se hayan realizado ese procedimiento. Revisar las consideraciones
publicadas por grupos o páginas de internet serias que abordan esta condición.
Por otra parte, establecer si la motivación que tengan como un beneficio a
obtener en forma futura, puede ser más importante que los riesgos potenciales y
los costos.
Los beneficios
potenciales que se pueden establecer pueden considerar a la perforación como
algo necesario para definirse, para poder tomar el control de su identidad y/o
el control de su cuerpo, establecer imagen similar a la de sus amigos, ser una
forma de manifestar su condición sexual extrovertida o simplemente hacerlo
sentir único.
A su vez, los
costos y riesgos potenciales de la perforación, incluyen: el costo del
procedimiento y el tipo de dispositivo o joya por incrustarse, la respuesta
negativa posible que se origine en quienes lo rodean en su ambiente (padres,
maestros, familia), el dolor que se desencadena durante el procedimiento por
ser un acto que se realiza sin anestesia, complicaciones infecciosas que puedan
afectar a la salud y por último, la relativa incomodidad que pueda representar
por la zona corporal en donde se ubica la perforación, para su desarrollo de
vida diaria o actividades especiales.
Aquellos que
sufran alguna enfermedad de forma crónica, se les recomendará evitar este tipo
de prácticas, ya que, por su asociación con reacciones inflamatorias o
infecciosas, es posible que sufran alteraciones meritorias de atención
hospitalaria, con retiro inmediato del material incrustado. En especial, en
quienes tengan enfermedades del corazón desde el nacimiento por riesgo de poder
pasar los microbios de la incrustación al resto de su cuerpo, para tener
siembras de infección corporal. Quienes tienen alteraciones de coagulación por
riesgo de desarrollar una hemorragia persistente durante el procedimiento de la
perforación. Los diabéticos y pacientes con compromiso del sistema inmunológico
pueden tener infecciones fáciles a desarrollar y extenderse, además de
descompensación metabólica grave. Por último, poner en consideración a quienes
tienen tendencia a formar cicatrices muy abultadas (queloides) o que sus
familiares las sufran, por riesgo de desarrollar deformidades en la zona
incrustada.
Se les debe
orientar de preferencia sobre la zona corporal en donde se colocará la
perforación, ya que puede incluir zonas en donde su atención hospitalaria o
realización de algún estudio clínico posterior, pueda interferir en su
realización y deba ser retirado, como en los casos del empleo de resonancia
magnética en donde no deberá tener objetos metálicos incluidos por vibrar
durante el proceso, ser atraído por la fuerza magnética o generar calor intenso
localizado. También deberá considerar su ubicación con el desempeño de
actividades deportivas para no causar lesión a otros o dañarse durante la
práctica deportiva.
Considerado ya los
factores previos, se deberá instruir de forma apropiada para que se busque el
sitio donde la realización de la perforación se lleve a cabo con las mejores
medidas de higiene, que incluyen: comprobar que se realiza el procedimiento con
la más estricta limpieza empleando material desechable y con guantes estériles
que se cambian en cada nuevo procedimiento. Contar con material estéril y
desechable, además de realizarlo un experto reconocido y avalado por
instituciones de salud.
De sus
complicaciones más frecuentes señaladas, se establece las infecciones y las
reacciones secundarias.
La infección puede
ser localizada cuando la zona de incrustación y su periferia muestran aumento
de volumen, presencia de material purulento y dolor. Estas infecciones pueden
ser debido a primer lugar a la misma agresión local de la piel, colocación en
zonas donde la circulación sanguínea sea deficiente como zonas de cartílago
(oreja y nariz) en donde puede haber como consecuencia pérdida de la integridad
y/o mutilación. Su tratamiento no deberá realizarse en forma casera, ya que es
indispensable la atención médica para ofrecer aseo local y empleo de antibióticos
específicos, para bacterias que pueden tener resistencia particular y tener
carácter muy invasivo.
Puede presentarse
infecciones generalizadas que incluyen llevar gérmenes al interior del corazón
(endocarditis) con la siembra de bacterias en partes lejanas. Este tipo de
infecciones son más frecuentes con la aplicación de dispositivos aplicados en
la boca, lengua, ombligo, pezón, oreja y nasal. Su tratamiento debe ser
hospitalario.
Infecciones
específicas por material contaminado, que puede desencadenar infecciones del
hígado (hepatitis) grave por ser de curso crónico que evoluciona a
insuficiencia con trasplante asociado o cáncer y muerte posterior. El tétanos
por empleo de material no estéril que en caso de desarrollarlo llega a tener
carácter mortal a plazo corto.
Las reacciones
locales solo desencadenan manifestaciones inflamatorias sin componente
infeccioso, debido a un fenómeno de alergia, siendo el material mas involucrado
el níquel. Para evitar estas reacciones se deberá de recomendar empleo de
material como el oro de 14K, acero inoxidable quirúrgico, titanio o niobio.
Cada incrustación
puede tener problemas locales específicos, pero en particular los que se
aplican en la boca pueden interferir en diferentes actividades: lenguaje, limpieza,
mal aliento, salivación, babeo, masticación inadecuada, inflamación dental y/o
de encías. En genitales: desarrollo de condilomas, infecciones urinarias,
rotura de preservativos, daño mucoso a genitales de pareja sexual, por lo que
se recomienda en especial tener la mejor asesoría sobre su empleo y posibles
consecuencias y considerar también el tiempo de permanencia… a quien tenga idea de aplicarse alguno, que
se informe bien antes.
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