Xantomatosis
Son
un grupo de enfermedades caracterizadas por la presencia de xantomas, que son
una alteración especial en los tejidos, a partir de células con exceso de
contenido graso, que dan un aspecto alterado de su color, volumen y continuidad
de superficie. En la mayoría de sus formas aisladas, está relacionado con
exceso de grasa circulante, otras asociadas a la presencia de una enfermedad
previa y otra de causa incierta, tiene afección multiorgánica.
Los
xantomas son alteraciones más evidentes en la piel, que destacan por el cambio
en su coloración ante el cúmulo de grasa en el interior de sus componentes
celulares. Pero esta afección celular también puede presentarse en otros
tejidos visibles a la revisión habitual como en la mucosa oral y superficie
ocular. Ya los ubicados en los órganos internos, solo se establecen por sus
alteraciones manifiestas en estudios de imagen.
Aunque
el mecanismo de su formación no se entiende completamente, parece que las
fracciones elevadas de grasas (lípidos y colesterol) circulantes en la sangre, se
infiltran en diferentes tejidos donde unas células especializadas (macrófagos)
en eliminarlo, lo ingieren y lo mantienen depositados para formar células de
espuma cargadas de lípidos y en su acúmulo, van cambiando las características
superficiales del tejido donde se depositan; particularmente, en áreas
sometidas a lesiones y presión. Dependiendo de su forma, ubicación anatómica y
modo de desarrollo, se les identifica en clasificaciones especiales, con
objetivo de ayudar a identificar y asociar las lesiones con un comportamiento
particular para alguna enfermedad y, en forma asociada su evolución, pronóstico
y tratamiento.
Las
características del xantoma, para identificarlo establecen: aumentos de volumen
en tamaño menor de 2 cm. Generalmente los menores de un centímetro no suelen
estar solitarios a diferencia de los mayores a este tamaño (1-2 cm), de color
amarillo anaranjado y marrón (bajo lupa tiene aspecto similar a una puesta de
sol -por cambios de coloración-). Las localizaciones más habituales son
la cara, el cuello y la parte superior del torso Las lesiones orales son raras
y a menudo ocurren como un nódulo amarillo, en las caras laterales de la
lengua. Las lesiones orales también pueden surgir en las encías, la mucosa
bucal y el paladar duro en la línea media (algunos médicos las confunden con
quistes de retención celular), pueden ulcerarse y sangrar. Las lesiones de
la mucosa oral pueden tener un aspecto irregular (verrugoso), umbilicado o
pedunculado. Otra forma habitual en la piel son las formas planas que solo se
distinguen por el cambio de coloración en la piel en tonos,
amarillo-naranja-rojo con afección más habitual es entre los dedos, párpados y
pliegues. Las lesiones cutáneas suelen ser asintomáticas y la mayoría
involucionan en el transcurso de varios años, por lo que su identificación y
frecuencia son subestimados al no contar con un registro preciso.
Su
edad media de presentación más frecuente es a los dos años con predominio de
hombres sobre mujeres (1.5:1). Sin embargo, los niños con lesiones múltiples
(menores de 1cm) suelen aparecer en edades más tempranas (promedio 5 meses) con
predominio masculino (12:1). Cuando el tamaño es mayor de 1 cm, se deberá de
descartar afección a otros órganos.
En
los primeros diez años de vida pueden presentarse en forma solitaria y aislada
sin causar malestar en su sitio de localización o asociado a algún malestar
general, por lo que su hallazgo es fortuito, sin idea precisa del momento que
aparece y que motive preocupación especial a los familiares, al notar que se
mantiene sin cambios por tiempo prolongado. Para el médico que la identifique
amerita revisar los niveles de colesterol y lípidos circulantes en el niño que,
ante los valores elevados, establecerán asociación con el diagnóstico de
hipercolesterolemia familiar (HF), que vincula niveles circulantes elevados de
grasas en alguno o de ambos padres, que podrán beneficiarse para realizar el
estudio similar y someterse a tratamiento temprano, a fin de evitar el
desarrollo de complicaciones a su edad y por el tiempo de evolución prolongado,
que pueda causarles enfermedad vascular cerebral o infarto cardíaco. La
identificación y evaluación de esta lesión beneficia de forma inmediata el
riesgo de una posible enfermedad mortal a los familiares que padezcan la HF y a
su vez, permite vigilar y controlar los niveles de grasa en el niño, para un
futuro de mejor pronóstico. También es posible que la lesión desaparezca sin
que nadie (familiares o médicos) la advierta y con ello, es posible -en años
siguientes-la defunción o secuela significativa en alguno de sus padres.
Otra
variante que se debe investigar es la presencia de estas alteraciones en forma
de endurecimientos (nódulos) bajo la piel; en especial, en zonas propensas al
trauma del cuerpo como codos, rodillas, tendón de Aquiles y nalgas.
Cuando
los estudios de grasas séricas resultan normales, se buscará establecer la
causa primaria que pueda motivar su presencia en forma secundaria, como: hipotiroidismo,
diabetes, obesidad, afección hepática y síndrome nefrótico. Así como también el
consumo de algunos medicamentos como estrógenos, retinoides, antipsicóticos,
glucocorticoides sistémicos, diuréticos tiazídicos, antirretrovirales.
Otra
enfermedad diferente en este grupo de alteraciones es el xantogranuloma juvenil,
en donde participan una células especializadas para presentar sustancias
químicas variadas al sistema de defensas (inmunológico) a nivel de la piel, que
en forma especial afecta a bebés y niños pequeños (menores de dos años) con
lesiones múltiples (incluso desde el nacimiento), donde la afectación ocular
puede asociarse con muchas complicaciones potenciales, incluida la ceguera.
También puede asociarse al desarrollo de un tipo especial de leucemia
(mielomonocítica juvenil) o de otra enfermedad neurológica (neurofibromatosis).
En
esta enfermedad, las lesiones de la piel suelen ser asintomáticas y la mayoría
desaparecen espontáneamente en el transcurso de varios años. El xantogranuloma
juvenil generalmente se presenta de dos formas. La primera forma a base de
múltiples pápulas en forma de cúpula de 2 a 5 milímetros que adquieren un tono
de rosa a marrón rojizo y, posteriormente, se vuelven amarillos. La segunda
forma se compone de uno o más nódulos grandes que miden de 1 a 2 cm. Pueden
surgir complicaciones graves cuando se desarrollan xantogranulomas juveniles en
varias partes del cuerpo, que corresponde al 4% de los niños afectados, con una
mortalidad general en ellos, del 5% al 10%. Las muertes (raras) generalmente
se deben a una enfermedad progresiva del sistema nervioso central o de
insuficiencia hepática.
La
afectación ocular es el sitio fuera de la piel más común afectado, seguido de
los pulmones. El daño ocular casi siempre es unilateral y se desarrolla en
menos del 0,5% de los pacientes. Sin embargo, aproximadamente el 40% de
los pacientes tienen múltiples lesiones cutáneas en el momento del
diagnóstico. La enfermedad ocular generalmente ocurre antes de los 2 años
de vida y comúnmente afecta el iris. Llega a manifestar como
complicaciones la presencia de un sangrado visible en la parte central del iris
por detrás de la córnea (hipema). El glaucoma también es otra complicación
grave que pueden provocar ceguera y requieren una derivación temprana a un
oftalmólogo para su evaluación y posible tratamiento. Es importante
destacar que el hipema espontáneo con o sin aumento de la presión intraocular
(glaucoma) es un signo común de xantogranuloma juvenil.
Ante
la sospecha, se confirma la enfermedad cuando el médico hace la observación de
la lesión con lente que permita percibir los detalles, mostrando aspecto de sol
poniente (centro rojo-amarillo y enrojecimiento alrededor). En su tratamiento
se pueden realizar resecciones; sin embargo, la mayoría de las lesiones en la
infancia involucionan espontáneamente y no requieren tratamiento, ya las
lesiones internas quedan a tratar por los subespecialistas en oftalmología,
neurología, oncología y/o hematología pediátricas… revise la piel de su bebé.
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