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Brote dental permanente

 

Establece la aparición progresiva de los dientes permanentes, para ir sustituyendo a las piezas de la dentición temporal. Este proceso tiene algunas características particulares que deben ser conocidas por los familiares o personal que se relaciona con los cuidados de los niños, para tener una mejor idea de las condiciones normales, que le permitan considerar la sospecha de alguna alteración específica, que justifique atención especial.
Por darse la aparición de los dientes permanentes aún cuando las piezas temporales están presentes, este proceso también se le refiere como dentición mixta, que en ocasiones se divide en primera fase para establecer el cambio de la mayoría de las piezas dentales de localización anterior (delantera) para considerar en diferencia a la segunda fase, que establece la aparición de las piezas restantes en su mayoría de la región posterior.
La dentición mixta de primera fase se inicia a partir de los seis años, con la erupción del primer molar permanente, que lo hace detrás del segundo molar temporal -sin condicionar alguna caída de un diente previo de tipo temporal-, por lo que este evento es común que suela pasar por desapercibido por los familiares, ya que el primer diente temporal en caer suele ser el incisivo inferior. Esta primera fase termina cuando todos los incisivos y los primeros molares permanentes ya han brotado.
Al aproximarse la pubertad, se produce la erupción de los restantes dientes, los de sectores laterales, iniciando la dentición mixta de segunda fase con grandes variaciones individuales, influidas por condiciones hormonales y con un adelantamiento generalizado en las mujeres, de 6 a 12 meses con respecto a los hombres. También hay variaciones adicionales de las arcadas dentales, ya que la inferior la secuencia es: canino, primer premolar, segundo premolar; mientras que en la superior el canino erupciona en segundo o tercer lugar respecto a los premolares. Solo se considera anormal cualquier orden si el segundo molar definitivo brota antes que se haya caído el segundo molar temporal.
Otros autores, establecen que la caída de los dientes temporales y la erupción de los permanentes, se establecen en tres periodos, conocidos como: primer periodo transicional, inter transicional y segundo periodo transicional.
El primer periodo transicional tiene una duración aproximada de dos años, inicia hacia los seis y termina aproximadamente a los ocho con la erupción del incisivo lateral superior permanente. Este primer periodo transicional es relevante para la nueva oclusión, puesto que con la erupción del primer molar permanente se adquiere una nueva relación molar y, al erupcionar los incisivos superiores e inferiores, se establece la sobremordida horizontal y vertical, fundamentales para la oclusión dental definitiva.
Desde el punto de vista de prevención y efectividad en el manejo de las maloclusiones, el primer periodo transicional se considera de gran importancia para el ortodoncista, ya que los maxilares están en crecimiento y se pueden interceptar y solucionar posibles problemas en la oclusión. La prevalencia de anomalías transversales como las mordidas cruzadas y acumulación (apiñamiento) dental, se deben identificar y tratar en estas etapas de desarrollo. En la etapa transicional hay brotes de dientes permanentes asociado aún a la presencia y caída inicial de los transitorios y el segundo periodo transicional, se relaciona solo con el brote de las piezas definitivas que no tienen piezas temporales previas en su sitio de aparición.
Todos los veinte dientes temporales normalmente se caen, como parte del proceso de la erupción de los dientes permanentes. El crecimiento hacia arriba de los dientes permanentes -debajo de los dientes temporales-, limita la vitalidad de raíces de los dientes temporales y condiciona mecanismo de reabsorción asociado con déficit circulatorio. Cuando eso sucede, de forma natural la pieza temporal en la parte superior va perdiendo estabilidad y firmeza, generando una movilidad creciente en amplitud, hasta llegar a desprenderse. Cuando el diente permanente falla en la reabsorción adecuada de la raíz del diente temporal, se podrá notar que existe una persistencia anormal del diente transitorio. Esa condición suele notarse en especial en la parte delantera (anterior) de la mandíbula, donde los dientes permanentes suelen aparecer por detrás (del lado de la lengua) de los temporales que pueden permanecer por un periodo largo -en relación a la vitalidad aún de sus raíces dentales-, llegando a completar su reabsorción de forma espontánea hasta por un año, que es el tiempo normal de espera para que se produzca la caída espontanea de los dientes incisivos inferiores, llegando a ser adecuada la evaluación del especialista para definir en particular su retiro anticipado, para evitar alguna alteración anatómica que pueda afectar su función posterior, como puede suceder cuando su acumulación puede deformar el crecimiento mandibular o generar mal aspecto.
La cronología de erupción hace referencia al tiempo aproximado en años y meses en que debe erupcionar un diente, aunque existen diversas tablas según la población, se conoce que no existe un tiempo específico para que cada diente erupcione, por lo que se habla de un rango promedio en que deben erupcionar los dientes y se encuentran diferencias de hasta un año entre un individuo y otro. La interpretación biológica de la edad cronológica de la erupción dentaria, también se ha asociado con factores como la nutrición y el desarrollo general.
La edad cronológica para la erupción de los dientes permanentes es seis años al iniciar así el primer periodo transicional, entre los 6 y 7 años emergen los incisivos centrales inferiores, entre 7 y 8 años aparecen los incisivos centrales superiores e incisivos laterales inferiores, y entre 8 y 9 años erupcionan los incisivos laterales superiores. A partir de los 9 y 10 años empieza el segundo periodo transicional con la erupción de los caninos inferiores, entre los 10 y 11 años emergen los primeros premolares superiores e inferiores, a los 11 y 12 años se da la erupción de los caninos superiores y segundos premolares inferiores, y este periodo finaliza entre los 11 y 13 años con la erupción de los segundos molares inferiores y, por último, los segundos molares superiores.
La erupción precoz generalizada de los dientes definitivos es muy rara. Sin embargo, si es frecuente la erupción precoz de dientes definitivos aislados cuando el temporal que le corresponde se ha perdido, ya sea por traumatismo o por caries. El estado madurativo de la raíz del diente definitivo es determinante para evaluar este fenómeno, pues si dicha raíz está suficientemente formada, la pérdida del temporal acelera la erupción del definitivo con el consiguiente problema de falta de espacio, pues en no pocos casos no existe suficiente hueso que lo aloje mientras que, si la raíz no está suficientemente formada, la pérdida del temporal supone entonces, un retraso mayor en la erupción del definitivo.
El retraso en la erupción de los dientes permanentes suele ser debido a factores locales, como: la falta de espacio que es la condición más habitual para esta alteración, que afecta en especial al incisivo lateral, el canino y el primer molar. Por esa condición es posible notar que su brote lo realizan en la parte posterior al diente temporal (arriba en región del paladar y abajo por la región cercana a la lengua), o hacia el exterior en el caso de los caninos, que puede traer como consecuencia pérdida de tejidos de soporte. El primer molar superior definitivo también puede empujar adelante al segundo molar temporal que puede requerir de procedimiento quirúrgico para su extracción a fin de dar el espacio. Ya con estas alteraciones, es necesario contar con la valoración del especialista (ortodoncia y/o odontopediatra) para que considere el mejor tratamiento a realizar en cada caso.
Otras condiciones que afectan al brote dental definitivo son las desviaciones de línea de erupción, pérdidas prematuras dentales temporales, secuelas de traumatismos, restos de raíces dentales persistentes, dientes supernumerarios, quistes y tumoraciones e incluso la radiación local en pacientes con tratamiento a tumores puede afectar en su brote.
De preferencia, su odontopediatra podrá ofrecer orientación especial a su caso individual.