Define la
presencia de reacción inflamatoria en el corazón, que puede tener como origen
una enfermedad específica de este órgano; o bien, ser una respuesta secundaria
a alguna enfermedad en otra parte del cuerpo.
Considerando que
el corazón se encuentra integrado por tres estructuras básicas que lo componen,
la inflamación de alguna(s) de estas capas o de todas ellas, son las que
establecen la inflamación en forma más específica.
La parte que se
encuentra en el exterior, con función de contención se llama pericardio, cubre a la parte intermedia que es la más
voluminosa y realiza la función vital de bombeo, a base del tejido muscular
(miocardio). La parte interna, endocardio, es de superficie lisa y relacionada
con las válvulas del corazón, sirve como sistema de transporte cíclico a la
sangre. Así la inflamación de cada una de estas estructuras se les conoce en
forma correspondiente, como: pericarditis, miocarditis y/o endocarditis.
La importancia
que significa describir cada una de estas estructuras, es para establecer el
grado de compromiso inflamatorio, que pueda tener el corazón bajo diferentes
alteraciones, que podrán manifestar diferentes sensaciones para el enfermo y
signos particulares para el médico al revisarlo.
Las alteraciones
serán más complejas y con un pronóstico más grave, cuando las tres estructuras
básicas se encuentran involucradas con la reacción inflamatoria (condición a la
que se conoce como pancarditis). Cuando solo se trata de alguna de ellas y en
especial en el paciente pediátrico, es posible que puedan pasar por
desapercibidas y no tener complicaciones posteriores; o bien, desarrollar
algunas secuelas cardiacas en tiempo posterior (juventud o adulto), sin tanta
evidencia de enfermedad cardiaca previa.
Pericarditis. De
forma natural, esta estructura (pericardio) que rodea al corazón está integrada
por dos capas, que tienen desplazamiento una frente a la otra, por intermedio
de un líquido que funciona como lubricante. Al presentarse la inflamación,
puede existir engrosamiento variable de las capas y/o asociar, incremento en la
cantidad del líquido lubricante entre ellas. La forma común de manifestar esta
inflamación en el niño, es mediante la presencia de dolor en el pecho, que
tiene un comportamiento especial ante maniobras de revisión médica, que
permiten asociar o descartarlo. Por su grosor aumentado y exceso de líquido,
incluye también modificaciones en la revisión del paciente, placa radiográfica
y el registro del electrocardiograma.
Cada niño es
particular por su edad y en su forma de percibir las alteraciones; habrá luego,
ocasiones en que el dolor se describa de forma precisa e incluso intensa; y
otras, en donde la intensidad del dolor no se manifiesta. Otros datos
relacionados con la causa específica de la inflamación pueden incluir:
incremento variable de la temperatura, mal estado general, falta de apetito,
fatiga fácil, irritabilidad con llanto difícil de consolar.
La causa de esta
inflamación en forma más frecuente, asocia a la condición posterior a la
intervención quirúrgica de defectos cardiacos. En orden de frecuencia, podrá
hallarse: infecciones principalmente virales, bacterias y algunos parásitos,
traumatismos en el pecho, las enfermedades autoinmunes como fiebre reumática, lupus, artritis
juvenil. Por último algunos medicamentos, tumores y procesos de radiación.
Entre las
infecciones virales, existen algunas enfermedades que asocian en forma más
frecuente la pericarditis. Se describen algunos relacionados con cuadros
gripales, lesiones vesiculares de la garganta y herpes. Generalmente cuando se
debe a estas infecciones, se presenta como manifestación con más de diez días
de haber desaparecido la enfermedad inicial, con síntomas leves que no
requieren de manejo especial por remitir de forma espontánea. Solo bajo circunstancias
particulares podrá generar manifestaciones significativas que condicione un
manejo especializado.
El riesgo más
grave de esa inflamación, es la acumulación excesiva de líquido alrededor del
corazón. Amerita vigilancia estrecha, estudios de imagen y una punción
evacuadora.
La inflamación
de la capa muscular, es poco frecuente en los menores de dos años, pero
lamentablemente cuando la padecen, es de condición grave. Se presenta con mayor
frecuencia en niños mayores y adolescentes. Su causa se relaciona con algunos
virus que pueden tener acceso a esta estructura cardiaca, como el virus de la
influenza y enfermedad mano-pie-boca. Otras causas, incluyen reacciones
alérgicas a algunos medicamentos, químicos del medio ambiente, radiaciones,
enfermedades autoinmunes y algunos medicamentos.
En la capa
muscular, además de este tipo de tejido de contracción, existen fibras
especializadas de estimulación y conducción eléctrica, que se encargan de darle
ritmo y coordinación a la función del bombeo cardíaco.
Las
manifestaciones que puede tener el niño menor de dos años, debido a deficiencia
en la función de contracción, incluyen: retraso en su desarrollo de peso y
talla, respiración agitada, cansancio fácil, respiración y corazón agitado,
manos y pies fríos además de palidez leve. Los mayores de dos años tendrán
dolor de pecho, dolor abdominal, tos, fatiga e hinchazón de algunas partes del
cuerpo. Por alteración de las fibras especializadas, el niño mayor sentirá
palpitaciones o agitación súbita de su corazón. Estas alteraciones del ritmo, pueden
causar mareos o desmayos, las comprueba el médico, al notar en los ruidos del
corazón un ritmo anormal o con electrocardiograma.
Por la presencia
asociada de infección, puede haber fiebre o lesiones especiales sobre la piel
de acuerdo a la causa que relacione la enfermedad.
La gravedad de
esta inflamación, se define cuando la contracción cardiaca se encuentra tan
afectada, que es insuficiente para poder bombear la sangre con eficiencia. Por afección
de las fibras de estimulación, puede haber bloqueos de conducción con capacidad
de producir contracciones múltiples ineficaces o el paro cardiaco. Este riesgo
lo puede considerar con su experiencia, el especialista de forma más adecuada.
El endocardio,
normalmente tiene una superficie lisa que mantiene los elementos de la sangre
en flujo adecuado. Cuando se presenta inflamación en la superficie, se genera
formación de tejidos de cicatrización, que modifican el tamaño normal de las
válvulas cardiacas, haciéndolas estrechas o bien debilitando sus implantaciones
causando insuficiencia en su función de cierre. Por otra parte, se genera la
capacidad de formar coágulos en su interior, que pueden obstruir alguna parte
de la circulación sanguínea. Los signos con los que se manifiestan en los niños
son a base de fiebre, fatiga, manchas especiales en uñas y palmas, frecuencia
cardiaca elevada y lesiones valvulares que se notan como soplos especiales.
Cuando se envían bacterias habrá infecciones a distancia.
La causa más
frecuente de desarrollo de la endocarditis, se debe a la presencia de
procedimientos invasivos a la circulación sanguínea, como: perforaciones
dentales, aplicación y colocación de catéteres y agujas contaminados o con
permanencia prolongada, que por asociar bacterias en su participación, son
capaces de generar acúmulos de bacterias en el interior del corazón, para
poderse sembrar en otros sitios corporales con capacidad de causar infecciones
o alteración en la circulación sanguínea. Su complicación más grave incluye
compromiso circulatorio por coágulos o falla cardiaca progresiva ante
deficiencia valvular.
Habrá que evitar
los factores causales, para evitar tener algún tipo de inflamación cardiaca y
las enfermedades que pueden causarla. En ocasiones, es posible que la
referencia del dolor de pecho que manifiesta algún niño, no sea considerado en
forma significativa. Conviene solicitar a su médico la valoración específica y
en caso de duda, ser canalizado a revisión con el cardiólogo pediatra. Tome en
consideración que puede en inicio no haber muchos síntomas, pero la función a
futuro puede comprometerse.