El
corazón está formado por tres capas: una interna (endocardio) que se
caracteriza por una superficie completamente lisa, para no interferir con el
flujo de la sangre. La capa muscular (miocardio) es la intermedia, con función
principal de realizar el bombeo de la sangre por medio de su contracción y
relajación periódica y rítmica. Una parte de este tejido tiene funciones de
excitabilidad y transmisión del impulso, constituyendo el sistema de conducción
del estímulo cardiaco periódico y alterno, para la contracción en sus partes
superior e inferior, que facilita el llenado en una parte, mientras la otra
realiza su vaciamiento. La capa externa (pericardio) establece contención a la
capa muscular y evita el desgaste por roce continuo con otras estructuras
cercanas.
Las
enfermedades que pueden afectar a la capa muscular del corazón pueden ser de
instalación aguda por inflamación y, se le conocen como miocarditis. Otras
alteraciones por afectar al músculo cardiaco en forma crónica -con daño
progresivo-, se les conoce como miocardiopatías.
Estas
enfermedades son infrecuentes. Se pueden manifestar en la infancia de forma
sutil o abrupta, gradual o agresiva, llevando a cuadros discretos o severos de
insuficiencia cardiaca, los cuales suelen ser más graves en recién nacidos y
lactantes, en los que se puede asociar a muerte súbita.
Como
causa de la miocarditis (aguda) se considera -además de alguna posible
predisposición genética previa- que la inflamación del músculo cardiaco se desarrolla
como proceso secundario a condiciones variables, como: un efecto directo por un
agente infeccioso, debido a una reacción mediada por anticuerpos (defensas
orgánicas) o secundario a la acción de algunas toxinas.
La
mayoría de los casos por infección viral en niños son asintomáticos; o bien, pasan
desapercibidos por su instalación insidiosa y evolución benigna. Los
sintomáticos manifiestan alteraciones leves que remiten de forma espontánea o
con antiinflamatorio no esteroide. Bajo circunstancias especiales existen
manejos exclusivos para erradicar los virus. Su evaluación y tratamiento deben
realizarse por el cardiólogo pediatra.
Se
podrá sospechar en un paciente que los familiares refieren con sensación de
fatiga a la actividad habitual, incremento en frecuencia respiratoria,
palpitaciones, dolor torácico y esfuerzo
respiratorio, ausencia de fiebre y en la exploración se note con aumento o
arritmia en frecuencia cardíaca; que ha tenido previamente (causa primaria) manifestaciones
respiratorias compatible a una gripa o catarro, antecedente de infección viral,
bacteriana, hongos o parásitos con más de dos semanas o instalación súbita.
Con
la aplicación de vacuna para Covid-19 con fracción de RNA m (Pfizer o Moderna)
se han reportado algunos casos de miocarditis, en especial en adolescentes varones,
luego de la segunda aplicación, con una evolución de remisión adecuada. Esto no
la contraindica, al considerar su beneficio para todo el grupo de aplicación.
Los
casos fatales se presentan sobre todo en los recién nacidos en donde causa en
forma rápida insuficiencia cardíaca, déficit circulatorio grave (choque) y
muerte. Para evitar esta evolución dramática, se les recomienda a los
familiares de recién nacidos, buscar atención urgente en cuanto se les note que
tienen quejido, deficiencia a su reactividad (apatía) o deficiencia de la
succión, acompañado de palidez y sudoración leve a fin de tener alguna
alternativa para evitar su curso fatal.
Para
comprobar esta condición el médico revisa en la exploración los datos de falla
y alteración cardiaca. Como estudios a considerar puede realizarse registro de
actividad eléctrica del corazón (electrocardiograma), radiografía, ultrasonido
y pruebas especiales de laboratorio. En la mayoría de los casos, la evolución
es benigna con recuperación total de la función cardiaca. Algunos casos pueden progresar
a una condición crónica (miocardiopatía). Si la condición pone en riesgo la
vida del paciente, el tratamiento debe ser hospitalario, para administrar
medicamentos con registro monitorizado de funciones vitales y estudios de
laboratorio, para evitar la muerte y recuperar la función alterada.
La
miocardiopatía es poco común y diagnosticada. También es la causa principal del
paro cardiaco repentino en menores de18 años. Debido a que la afección puede
estar presente sin síntomas, las familias deben informar de cualquier pariente que
tengan enfermedades cardiacas o que hayan fallecido repentinamente antes de
cumplir 50 años, para sospechar esta condición en los menores.
Es
una afección cardíaca crónica que deteriora el músculo cardíaco El miocardio se
agranda, engrosa o endurece de manera anormal. Finalmente, el corazón es
incapaz de bombear de manera eficaz y no puede suministrarle al cuerpo
suficiente sangre para funcionar. En casos graves, la miocardiopatía puede
provocar insuficiencia cardíaca o muerte súbita. La causa puede ser variada ya
que puede tener origen de predisposición familiar (genética, hereditaria, error
metabólico) o ser adquirida en forma secundaria a reacciones inflamatorias
infecciosas, tóxicas o por alteraciones sistémicas. Se reportan en mayor número
relativo durante la vida adulta por dar oportunidad a hallarlas con la
presencia de sus alteraciones, pero en la etapa infantil no se tiene referencia
específica ya que, ante su evolución y muerte súbita, en muchas ocasiones no se
llega a considerar.
El
daño crónico puede modificar al músculo cardiaco en diferentes formas. La más
frecuente (dilatada) es la que produce pérdida de su configuración, con crecimiento
progresivo de sus cavidades con disminución de la capacidad de contracción (e
impulso) de la sangre. La forma hipertrófica produce engrosamiento de la pared
muscular con dificultad para el llenado de sus cavidades y por anomalía en fibras
especializadas de conducción, causan alteraciones del ritmo cardiaco, con
riesgo de muerte súbita. En la forma restrictiva el crecimiento de la cavidad
superior (aurícula) limita el crecimiento de la cavidad inferior (ventrículo).
La variedad de afección muscular del ventrículo derecho causa alteraciones de
la conducción ventricular y probabilidad de muerte súbita, y en la última forma
(no compactada) existe un patrón de tipo esponja en la parte inferior
(ventrículo) izquierda que afecta a la función de impulso sanguíneo.
Las
manifestaciones de la enfermedad incluyen desde ausencia de síntomas, hasta grados
variables de fatiga con actividad física (succión, marcha, juegos, etc.) o en reposo,
somnolencia o apatía, dificultad o incremento de la frecuencia respiratoria,
dolor de pecho, palpitaciones, ingesta disminuida, limitación de desarrollo
físico, mareos, desmayo y muerte súbita. Se recomienda que, ante alguno de
estos datos en forma leve, se deberá de buscar la atención inmediata con
cardiología pediátrica para su detección y manejo apropiado. Con mayor interés
si existe en los antecedentes familiares, alguna referencia de muerte súbita
sin causa aparente específica, en especial, de recién nacidos o a cualquier
edad. Esta referencia señalada durante la gestación podrá permitir detectar la
enfermedad durante el embarazo por estudio de ultrasonido y, podrá anticipar la
evaluación y manejo más apropiado al nuevo ser, para ofrecer la oportunidad de
modificar su pronóstico inmediato.
Para
comprobar el cuadro y definir el grado de afección para establecer el
tratamiento más conveniente, se realizan estudios de imagen,
electrocardiograma, laboratorio y/o pruebas de rendimiento físico. Ya
establecido el tipo de enfermedad y grado de afectación, se proporciona el tratamiento
con medicamentos especiales, con evaluación periódica para comprobar la
respuesta. Solo en caso de tener la enfermedad en grado avanzado, el
tratamiento final puede incluir cirugía o trasplante cardíacos.
Procure
atender a la brevedad si nota desmayo sin causa aparente, dolor en el pecho o
fatiga excesiva con la actividad física leve y/o palpitaciones frecuentes…no es
una enfermedad frecuente, pero se debe considerar de riesgo por su evolución.