Es un ruido
respiratorio de tonalidad variable, que se presenta predominantemente durante
el momento de introducir aire (inspiración); y en otras ocasiones, durante los
movimientos de entrada y salida, condicionando una respiración ruidosa, a partir
de fenómenos obstructivos parciales a la vía respiratoria.
Como resultado a
este bloqueo parcial de la vía respiratoria se produce un flujo turbulento, que
hace suponer la existencia de una alteración de las vías respiratorias
superiores o de la estructura tubular que lleva el aire a los pulmones. Se le
define como congénito, cuando se encuentra presente en el periodo comprendido
de las primeras cuatro a máximo seis semanas de vida; y adquirido, al que se
desarrolla posteriormente.
El ruido producido
es variable al grado de obstrucción de la vía aérea y la velocidad del flujo de
aire; que además, varía según la causa específica. En su clasificación, se le
ha considerado en una división básica, como: fija o variable de acuerdo al
momento que se manifieste. Se le considera como variable, cuando solo se
presenta en forma inconstante durante la entrada de aire (inspiración) por
estructuras localizadas fuera del tórax, ya que en ese momento el aire dentro
del tórax, tiene una presión negativa en comparación con la externa (atmosférica)
y ante estructuras de gran elasticidad, puede causar obstrucciones variadas. En
cambio las fijas, se presentan tanto al meter el aire como al sacarlo, por
estar condicionadas por una obstrucción persistente dentro del sistema
respiratorio. Por tanto, estas variantes ya pueden orientar sobre las causas
específicas.
En la mayoría de
las ocasiones, el estridor es más frecuente de origen congénito y suele ser
motivo de inquietud en los padres y familiares para determinar su naturaleza.
En cuanto a su
pronóstico, algunas causas determinadas pueden poner en riesgo la vida del
paciente que lo manifiesta. Se le considera en posibilidad de afectar a la vida,
a la presencia de este ruido cuando por alteración congénita, no existe un
desarrollo de mandíbula adecuada, que influye a una deficiencia en la posición
de la lengua, que al obstruir el paso del aire puede causar ahogamiento y
muerte secundaria. La obstrucción debida a la parálisis de las cuerdas vocales
puede tener mal pronóstico también; al igual que, el aumento progresivo de una
estructura llena de vasos sanguíneos en la parte interna de la mucosa
respiratoria (hemangioma subglótico) por lo que estas tres alteraciones se deberán
detectar y manejar de forma conveniente desde las primeras manifestaciones. Las
obstrucciones persistentes pueden influir para asociar como complicación: un
retraso del crecimiento y grados variables de dificultad respiratoria.
Habitualmente
este ruido es detectado por sus familiares dos semanas posteriores al
nacimiento, que ante su persistencia, justifican acudir a la evaluación por
parte de un médico para ser informados de la causa, evolución y factible
tratamiento a fin de encontrar la mejoría en la brevedad posible. En ese
momento se deberá identificar si corresponde a la variante fija o móvil. En el
interrogatorio, se debe documentar su modificación factible con cambios
posturales, manifestación durante el sueño o alimentación, cambios en características
normales de su voz o llanto, debiendo incluir también la remota posibilidad que
el niño se hubiera introducido un cuerpo extraño en la vía respiratoria en días
anteriores o en forma reciente, infecciones y alergias.
A la revisión
efectuada por el médico, se deberá descartar su posible asociación con
malformaciones congénitas, para considerar la prioridad en su manejo o la
realización de estudios adicionales. Se revisa la dinámica respiratoria,
modificaciones del estridor con algunas maniobras especificas corporales y se
revisan los ruidos respiratorios para detectar si existen ruidos que no hayan
sido percibidos por sus familiares. Conviene también comprobar su mecanismo de
deglución que puede estar alterado en algunas enfermedades metabólicas y/o neurológicas.
Para identificar
la causa específica, el médico va considerando en forma integral: las
características referidas, datos del interrogatorio intencionado, datos
hallados en la exploración al paciente, para considerar el sitio anatómico presuntivo
de la afección.
En el sistema
respiratorio la causa puede ser por alteraciones en la estructura donde se
encuentran las cuerdas vocales (laringe), en estructuras arriba o debajo de
ella. Las de tipo extrarespiratorio, pueden ser por alteración digestiva
(reflujo) o compresiones externas al sistema respiratorio.
La causa más
común de las congénitas, se debe a un defecto en la maduración de las
estructuras que forman parte de la laringe, conocida como laringomalacia. La
laringe, es una estructura localizada en la parte superior del tubo
respiratorio principal (tráquea), que en su interior tiene las cuerdas vocales,
en forma de compuertas que permiten el paso del aire; y de acuerdo a cambios en
sus dimensiones, permiten el desarrollo de la voz y emisión de palabras.
Con la
laringomalacia, no existe una consistencia adecuada del tejido cartilaginoso
mostrando condición de flacidez; y ante los movimientos del flujo respiratorio,
colapsa y obstruye generando el estridor. Su evolución es benigna y autolimitada.
El estridor se incrementa con el llanto y cuando están en posición boca abajo.
Se resuelve en un tiempo aproximado del año y medio a los dos años de edad.
La segunda causa
congénita, se establece por una alteración de las cuerdas vocales, que
condiciona llanto débil y que puede empeorar al momento de su alimentación.
Entre las causas
adquiridas del estridor, se encuentra la aspiración de un cuerpo extraño que
queda atorado en alguna parte del trayecto respiratorio. En esta circunstancia,
se nota que el niño inicia su manifestación de forma súbita, sin otras
alteraciones asociadas, a reserva de haber sido testigo del momento en que se
produjo la aspiración.
También la forma
adquirida, puede ser secundaria a infecciones que causan respuesta inflamatoria
en la laringe (laringitis). La de mayor riesgo, es producida por una bacteria
especial que es poco frecuente; y en ocasiones, requiere para salvar la vida al
paciente, que se efectúe una apertura directa sobre la tráquea ante la
limitación excesiva al paso de la respiración. La mayoría de las ocasiones el
estridor infeccioso es producido por virus que tiene un comportamiento benigno,
que se limita al paso de dos a tres días.
Cuando se
desarrolla de forma súbita, asociado con datos de dificultad respiratoria,
puede ser relacionada con una reacción alérgica que puede poner en riesgo la
vida, si el proceso inflamatorio es progresivo y obstruye al paso del aire; por
lo que esta variante amerita evaluación y tratamiento urgente. Se puede
presentar también por inhalación de humo o de irritantes respiratorios.
En otras
ocasiones puede ser secundario a intervenciones médicas, como la revisión del
sistema respiratorio por una videocámara en el extremo de un tubo de
exploración; o bien, la colocación de un tubo para poder apoyar a un paciente
en estado crítico, para ser asistido por un sistema mecánico de ventilación.
En cuanto a su
manejo, se establece que la causa congénita requiere solo vigilancia periódica
para comprobar que tenga tendencia a la remisión progresiva sin asociar
alteraciones adicionales. Cuando el proceso es secundario a un proceso
inflamatorio se pueden aplicar flujo de aire y/o agua (nebulización) en
temperatura fría o medicamentos para disminuir el engrosamiento de la mucosa y
mejorar el flujo respiratorio. Esta indicación es proporcionada de forma
específica por el médico de acuerdo a la causa.
Si usted tiene
un familiar que manifieste un sonido raro en los primeros días, es necesario
descartar otras causas diferentes a la laringomalacia que pueden tener un
pronóstico diferente. De las causas adquiridas posteriormente, tome en cuenta
que el estridor es una señal de obstrucción de las vías respiratorias, que se
debe tratar de inmediato para evitar que estas resulten completamente cerradas
al paso del tiempo…