Las medidas
higiénicas además de evitar el contagio de enfermedades, les brinda a los niños
una sensación de seguridad e independencia. De pequeños ellos creen que las
normas de higiene son un capricho de los padres, pero con el tiempo las llegan
a apreciar.
Para que la
educación en estos hábitos sea completa, se deben llevar a cabo tanto en el
hogar como en el colegio, mediante una orientación adecuada, para que los niños
aprendan en todo momento todo lo que deben de hacer y como habrán de
comportarse.
Los hábitos de
higiene se realizan desde el momento del nacimiento, con lo cual el niño va
experimentando desde ese tiempo, la sensación de bienestar que le brinda su
limpieza corporal constante.
El momento de
remarcar e ir haciendo que cada niño tome en cuenta la importancia de los
hábitos higiénicos, se puede considerar desde su asistencia al grado
preescolar, y las claves para que los niños adquieran estos hábitos, partirán
de que los mayores debemos de dar el ejemplo para reforzar los conceptos que
les enseñamos.
La regularidad
de los hábitos, deberá de trabajarse en cada aspecto de la vida cotidiana en la
forma más sencilla que sea posible. Para su aprendizaje, se dispondrán de los
medios más útiles, que faciliten su empleo y confianza para emplearlos y
aprender a cuidarlos.
Considerando que
son varias partes corporales que requieren de una atención especial, las iremos
mencionando con los cuidados más elementales, para dar cumplimiento a las
prioridades de las medidas higiénicas que le corresponden.
Piel. Siendo la
primera barrera de defensa contra condiciones adversas del ambiente, se
recomienda efectuar baño diario de preferencia; o al menos, en tres ocasiones a
la semana. Mediante el empleo de jabones de uso común se restituye la
funcionalidad superficial de la piel, para evitar la proliferación de
microorganismos. El tallado para aplicar sobre la superficie es suficiente solo
con la intensidad de las propias yemas de los dedos; y en casos adicionales,
para mejorar el retiro de sustancias adheridas es necesario el empleo de
esponjas o estropajos suaves, que como observación especial, serán de empleo
individual; y al término del baño, se dejarán en lugares soleados para evitar
en su humedad retenida, la proliferación de hongos que se pueden sembrar en la
piel, durante su empleo.
Cabello. Por sus
características especiales tiene la facilidad para retener el polvo, además de
agregarse a sus propias secreciones elaboradas, la descamación de su
superficie. Pero su grasa elaborada, lubrica de forma normal el brote del
cabello, por lo que la utilización de champús de forma frecuente pueden causar
resequedad de cuero cabelludo; y por esa razón, se recomienda aplicarlo en
frecuencia de dos a tres veces por semana, con masaje a base de yema de los
dedos, efectuando siempre un buen enjuague para no dejar restos de jabón. El
empleo frecuente de geles elaborados con sustrato de alcohol, tienen la capacidad
de deshidratar y secar la superficie del cuero cabelludo, y con el tiempo, la caída
por fragilidad del cabello y a la larga, perdida y deficiencia en su
desarrollo. Atención especial requiere el cabello cuando existen piojos.
Manos. Por su
relación directa y constante con el medio, son de los más importantes vehículos
de transmisión de infecciones. Habrá que realizar lavado con agua y jabón bajo
las siguientes condiciones: antes y después de comer, al levantarse de la cama,
luego de tocar animales, antes de tocar alimentos, cada vez que se noten
sucias, antes y después de realizar curación de heridas, antes y después de
acudir al baño y cuando se ha estado en contacto con posibles fuentes de
contaminación como basura, estiércol, ó sustancias tóxicas. La limpieza deberá
de incluir todos sus pliegues y la mayor extensión en palmas y dorso de manos
con tallado adecuado en zonas de prominencias óseas.
Uñas. Merecen
una atención especial que por su estructura dura y brote en relación con la
piel, permiten que se acumule fácilmente la suciedad en su interior, por lo que
su aseo adecuado exige el empleo de un cepillo para realizar la limpieza hasta
el interior, permitiendo que las cerdas de plástico suave, puedan introducirse
en estos espacios para retirar el material acumulado; y de preferencia, se
deberán de mantener cortas mediante un corte frecuente. Las uñas de los pies,
se deberán de cortar rectas para evitar incrustaciones en los ángulos de los
dedos que pueden causar dolor o infecciones, en especial cuando se emplean
zapatos ajustados y angostos en la punta. Las uñas de las manos podrán ser
cortadas de forma curva.
Pies. Por estar
con ventilación escasa, son focos de acumulación de sudor que favorece la
aparición de infecciones y mal olor. Hay que lavarlos diariamente con buen
secado, en especial, entre los dedos para evitar el desarrollo de posibles
enfermedades o de hongos. El calzado a emplear será cómodo, ventilado, o bien
por un momento del día, poder descansar con calzado abierto. De preferencia sin
presiones en la punta de los dedos para evitar dolores o deformidades de los
dedos o uñas.
Oídos. La parte
externa se lava diariamente con agua y jabón, inclinando hacia el lado que se
lava para evitar la introducción del jabón, que es irritante en el conducto, y
sin tallar en forma excesiva el pliegue posterior de la oreja -que produce una
secreción de olor particular-, para evitar reacción inflamatoria muy molesta.
Los aplicadores con algodón, se evitarán introducir en el conducto ya que el interior
al tener forma de embudo, condiciona compresión del cerumen y formación de
tapón con pérdida gradual de la audición, ante lo cual, solo le limpia la parte
más externa.
Ojos. Cuentan
con su mecanismo propio de limpieza a base de las lágrimas que en producción
normal, lubrican y arrastran partículas en su superficie a la parte inferior e
interna para su eliminación en el punto lagrimal, y el líquido se drena a
sistema nasal. Es normal que por las noches se acumule la secreción por falta
de parpadeo, y al levantarse se retirará con un trapo limpio el material
acumulado. Se evitará el rascado ocular con manos sucias, la iluminación para
leer o hacer tareas vendrá por la izquierda en los diestros y del lado
contrario en los zurdos, con intensidad no mayor de 60 watts y de preferencia
en tono azul o blanco. Evitar la mirada fija por tiempos prolongados en video
juegos o televisión, para no condicionar irritación de la conjuntiva que se
manifiesta por enrojecimiento ocular. Otra recomendación es separarse de la tv
a una distancia mínima de dos metros.
Nariz. El moco
presente en esta parte, cumple su función de filtrar y atrapar partículas y
microorganismos; y su eliminación deberá de realizarse, mediante aplicación de
gotas de agua (una en cada fosa nasal) cuando los niños son muy pequeños,
evitando introducir perillas o otros medios que causan inflamación secundaria;
o bien, mediante un pañuelo cuando son más grandes de edad, solicitando que
hagan presión al exterior y tapando alternativamente una ventana nasal y luego
la otra, para evitar que con la presión excesiva se impulse el moco a otras
partes internas, que puede predisponer a infecciones del oído o sinusitis.
Ropa. Al igual
que el cuerpo, y por estar en contacto con él, debe tener atención especial. Se
deberán cambiar de ropa después del baño diario, en especial la interior.
Deberán de ser ropas cómodas no muy ajustadas, y adecuadas al momento y
situación del día. Para dormir deberá de ser cómoda, amplia y diferente de la
usada en el día. La ropa sucia aprenderán los niños a depositarla en
recipientes adecuados.
La higiene de piezas
dentales ya se trato en otra ocasión y la de los genitales la abordaremos en la
siguiente semana por la extensión que incluye.