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Marihuana...

La definición de drogas por la OMS es “toda sustancia que, introducida en el organismo por cualquier vía de administración, produce una alteración, de algún modo, del natural funcionamiento del sistema nervioso central del individuo y es, además, susceptible de crear dependencia, ya sea psicológica, física o ambas”.
Esa definición es suficiente para darnos cuenta que no tiene que ver con la legalidad o no de una sustancia, sino más bien con las alteraciones que éstas provocan en el cerebro. Por ello, el  abuso en el consumo de cigarrillos, alcohol o medicamentos es tan dañino como el abuso de marihuana u otras sustancias penalizadas por su ilegalidad.
Los niños y los adolescentes empiezan a fumar marihuana por muchas razones, entre las más comunes es la curiosidad y el deseo de ser parte de un grupo social. Es un hecho que los jóvenes que ya fuman cigarrillos o beben alcohol, tienen un mayor riesgo de probar la marihuana. Las investigaciones también sugieren que el uso del alcohol o las drogas entre los miembros de la familia, es otro factor importante. Los padres, abuelos, y hermanos o hermanas mayores, son modelos de conducta que los niños tienden a imitar. Algunos jóvenes que usan drogas no tienen una buena relación con sus padres. Otros tienen amigos que usan drogas y les presionan a probarlas y usarlas. En otras palabras, todos los aspectos del medio en el que se desenvuelve el niño (la casa, la escuela, el vecindario) son determinantes en la posibilidad de que pruebe las drogas.
Los niños que fuman demasiada marihuana se pueden hacer dependientes a ella; y esta es la razón principal por la que la consumen. Otros mencionan aspectos emocionales que les han llevado a las drogas, como la ansiedad, el enojo, la depresión, el aburrimiento y otros. El uso de la marihuana no es la respuesta a los problemas de la vida, y el estar drogado sólo es una forma de no enfrentar las situaciones que presentan un reto. La despenalización permitirá el consumo “limitado” de esta sustancia y la legalización regularizará su producción y distribución a favor de algunos empresarios.
Muchas investigaciones han encontrado que niños y adolescentes (mujeres y hombres) que sufren de abuso físico y sexual, tienen más riesgo de usar marihuana y otras drogas y de comenzar a usar drogas a edades más jóvenes que el resto de la juventud.
En el caso de los adolescentes esta posibilidad  se eleva debido a las condiciones propias de esta etapa de vida. La vulnerabilidad emocional, la necesidad de pertenencia al grupo de pares y la necesidad de experimentar nuevas cosas impulsan a que los jóvenes se inicien en el consumo de las drogas, lícitas o ilícitas.
Existen muchas razones por las que algunos niños y adolescentes consumen marihuana. La mayoría de las personas que fuman marihuana lo hacen porque tienen amigos, hermanos o hermanas que la usan y les presionan a probarla. Algunos jóvenes la fuman porque ven a otros adultos en su familia usándola. Otros piensan que fumarla les hace populares o envidiables, porque las canciones modernas la mencionan, o porque ven que la usan en las películas o en la televisión.
Algunos adolescentes pueden pensar que necesitan la marihuana y otras drogas para ayudarles a escapar de problemas en casa, la escuela o con amigos. Pero no importa cuánto vean la marihuana en ilustraciones de camisetas o gorras, y no importa cuántos grupos musicales canten sobre ella, es importante que sepan que: No tienen que fumar la marihuana sólo porque crean  que todo el mundo lo hace.
El consumo de sustancias no los hace dependientes, pero la reiteración en el tiempo de la conducta los hace querer consumir más. De esta forma se crea el círculo del consumo-abuso-drogadicción. El consumo es una situación que se va incrementando a medida que pasan los años. El problema es que a menor edad de iniciación o contacto con las sustancias es mayor el riesgo de padecer una adicción a las mismas.
En todas sus modalidades, la marihuana afecta la mente. Es decir, que altera la función normal del cerebro debido a que contiene el ingrediente químico activo llamado THC (delta-9-tetrahidrocanabinol). Además, la planta de la marihuana contiene otras 400 sustancias químicas adicionales. El efecto de la marihuana depende de la potencia del THC que contiene. La sustancia THC en la marihuana se absorbe profundamente en los tejidos grasosos de varios órganos del cuerpo; y por lo general, se puede encontrar restos de THC en los exámenes regulares de orina hasta varios días después de que la persona fumó marihuana, e incluso hasta varias semanas después en los fumadores crónicos.
Entre los efectos a corto plazo se encuentran: Problemas con la memoria y aprendizaje; percepción distorsionada (visual, auditiva, y del tacto), y del sentido del paso del tiempo; problemas para pensar claramente y para resolver problemas; menor coordinación física; y ansiedad y aceleración del corazón. Estos efectos son aún más graves cuando se mezcla la marihuana con otras drogas. En muchas ocasiones, la persona ni siquiera sabe qué otro tipo de drogas se pudieron  haber agregado.
La marihuana puede causar: daños duraderos en la inteligencia, afectar la atención y la memoria de una persona, si comienza a consumirla antes de los 18 años. Esta es la conclusión principal de un estudio publicado en la revista  Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y realizado por un equipo internacional de científicos con más de 1,000 jóvenes neozelandeses, en un periodo de 25 años -13 a 38 años de edad-. Los autores del trabajo detectaron que aquellos que comenzaron a fumar marihuana en la adolescencia y continuaron consumiéndola tuvieron una disminución en su coeficiente intelectual (CI) de 8 puntos en promedio.
A partir de la atención que los niños, adolescentes y jóvenes requieren de nuestra especialidad en particular, se tiene que enfatizar que en cada una de estas etapas, el cerebro con todas sus funciones superiores y adquisición de habilidades motoras en progresión, se ven alterados en su evolución con el empleo de esta sustancia en especial, y su consumo reiterado incrementa el daño previo sin ninguna posibilidad de reversión alguna en el futuro.
Nuestra especialidad, busca el desarrollo potencial total del individuo, y no puede permitir que nuestros pacientes y futuros adultos lleguen a su etapa productiva con disminución en sus capacidades mentales.
Puede parecer una incongruencia que mientras se busque legalizar el empleo de una sustancias cuyo empleo en población infantil y juvenil los dejará con disminución de inteligencia futura, no exista el mismo interés en la promoción de una lactancia prolongada que asegura tener individuos con mayor desarrollo de inteligencia, pero al parecer todo deriva de una sociedad o grupos políticos que solo actúan de forma instintiva en la elaboración de las leyes, por imitación de lo que realizan en otras sociedades que tienen un comportamiento social muy diferente al de nuestro país, pretendiendo con ello disminuir el narcotráfico, ignorando que estos individuos en crecimiento buscarán posteriormente el consumo de otras sustancias con efectos mayores. Pero si esto lo conocen, entonces habría un interés especial de incrementar con esta medida, la cantidad de consumidores potenciales en el futuro. 

Deberíamos de actuar en forma racional de tipo preventivo a mejorar las condiciones de nuestra sociedad, y no en forma destructiva a dejar una sociedad disminuida en su inteligencia y agregada de delitos, y accidentes futuros que seguramente obedecerán al consumo de esta droga… porque si es muy posible que se pueda establecer limitaciones, restricciones y multas derivadas para su consumo, pero cuantas veces esos parámetros legales. son para no ser respetados por una sociedad que no está acostumbrada a obedecer leyes y que ni siquiera saben darle la dimensión a cada una de ellas…