El concepto de
minoría sexual abarca la variedad de identidades, expresiones de género y
sexuales, que difieren de las habituales normas sociales y culturales de la
comunidad.
Muchos
adolescentes no están seguros de su orientación sexual. Es posible que otros
aún no se den cuenta o no puedan admitir que no son heterosexuales; esta
realización puede no enfrentarse hasta la adolescencia tardía o la edad adulta
temprana. Para aclarar condiciones, se deben referir conceptos básicos:
La orientación
sexual, es el patrón de excitación física y emocional de una persona con su
género específico (hombre o mujer), que incluye: actividades, comportamientos y
fantasías vinculadas a otro individuo (hombre o mujer) hacia quien se sienta
atraído. Así la orientación homosexual. establece la atracción sexual hacia
personas del mismo sexo. La orientación heterosexual al sexo opuesto. La
bisexual es hacia individuos del mismo sexo y del opuesto. La pansexual, hacia
individuos de cualquier identidad de género o sexo biológico; y la asexual, es
la ausencia de atracción sexual a cualquier individuo.
La identidad
sexual es la confirmación personal de su orientación sexual; se pueden
describir, como: homosexuales, lesbianas, heterosexuales y quienes no están
seguros o luchan contra su identidad sexual se les considera “en
cuestionamiento”.
Finalmente, el
comportamiento sexual se refiere a actividades sexuales particulares e
incorpora los géneros de las parejas sexuales. Los jóvenes que se identifican
como heterosexuales pueden participar en actividades sexuales con parejas del
mismo sexo; los jóvenes que se identifican como homosexuales pueden permanecer
sin experiencia sexual. El comportamiento sexual no necesariamente indica
orientación sexual; puede representar experimentación o exploración, pero
constituye un riesgo real a la salud.
En el proceso de
establecer un sentido sexual de sí mismos, muchos adolescentes pueden
preguntarse si son homosexuales. Las niñas adolescentes comúnmente se enamoran
de novias o maestras, y ciertamente no es inusual que los niños adolescentes
experimenten una erección en compañía de otros hombres. La excitación o
experimentación con personas del mismo sexo, no indica necesariamente que un
adolescente sea homosexual, ni predice la orientación sexual futura. Con el
tiempo, la preferencia sexual de un adolescente se volverá clara.
La identidad
sexual adolescente y la orientación autoidentificada no se correlacionan
necesariamente con los comportamientos sexuales. Los adolescentes pueden tener
atracciones y fantasías del mismo sexo, pero no identificarse como
homosexuales; pueden identificarse como homosexuales, pero no tener experiencia
sexual; o pueden identificarse como heterosexuales, pero participar en
comportamientos del mismo sexo. A medida que los niños se acercan a la pubertad
y la adolescencia, la sexualidad (es decir, atracción, intereses, orientación y
comportamientos) se vuelve relevante para las tareas de la vida de desarrollar
relaciones, intimidad y crear familia. La definición de la orientación sexual
se produce con el tiempo.
Fuertes
expectativas familiares y sociales pueden influir en la experiencia y expresión
de género y sexualidad en niños y adolescentes. La presión
de grupo puede llevar a los adolescentes a comportamientos que tienen poco que
ver con la atracción. Los prejuicios sexuales externos e internos (homofobia),
pueden llevar a los adolescentes a evitar por completo la actividad sexual,
adoptar la actividad heterosexual o maltratar a otros que perciben como
homosexuales. La exploración sexual, la experimentación y el descubrimiento son
parte del proceso normal de incorporación de la sexualidad en la identidad
sexual. Sin embargo, los adolescentes que no son heterosexuales tienen un mayor
riesgo de problemas psicosociales, como el deterioro del rendimiento escolar,
las enfermedades mentales, el abuso de sustancias, la falta de vivienda, la
delincuencia, los intentos de suicidio (especialmente entre los hombres) y la
prostitución. Los jóvenes de minorías sexuales pueden sentirse aislados y
odiarse a sí mismos. Pueden ser rechazados por sus familias y, a menudo, se
enfrentan al ridículo y la violencia física.
En forma
adicional, la sociedad puede generar victimización y violencia por la homofobia
al agredirlos de forma verbal o física, con acosos y hasta agresiones sexuales,
y de mayor impacto: la victimización y agresión dentro del hogar o la escuela.
Los jóvenes de
minorías sexuales que son rechazados por sus padres y sus familias pueden huir
o verse obligados a abandonar su hogar, y obligados a participar en conductas
de riesgo para poder sobrevivir, que incluyen conductas sexuales con
posibilidad de enfermedades infecciosas secundarias y/o embarazos no deseados.
Es elemental que,
durante la vigilancia periódica en la infancia, se realicen pruebas de
desarrollo y orientación anticipada para integrar conversaciones sobre género y
sexualidad en su educación para su asesoramiento adecuado. Las conversaciones
en curso sobre género y sexualidad pueden permitir una identificación y apoyo
más temprano, logrando que los adultos estén interesados
en el desarrollo de la identidad de sus hijos y, proporcionar modelos
apropiados para la comunicación y el apoyo sobre estos temas, facilitando el
acercamiento temprano a su hijo o adolescente minoritario.
Como mecanismos
que contrarrestan su afección emocional e influyen a la resilencia de ellos, se
consideran: la aceptación, competencia, autoestima y bienestar psicológico,
conexión familiar y social, lazos familiares y participación de la comunidad.
En particular, la
aceptación familiar es sobresaliente para obtener beneficio en su salud mental.
Su dificultad (familiar) puede estar relacionada con el miedo a lo
desconocido, el miedo al estigma social y el miedo a la seguridad de sus hijos
o familiares. Estas preocupaciones pueden reflejar sus propios prejuicios y
antecedentes personales, culturales, religiosos e históricos. Los padres deben
comprender que sus preocupaciones pueden comunicarse al niño, tanto explícita
como implícitamente, y afectar la forma en que el niño se ve a sí mismo. El apoyo familiar y la aceptación de los
jóvenes minoritarios sexuales (es decir, afirmación) ayuda a los adolescentes a
explorar sus identidades sexuales en un ambiente seguro. Las intervenciones que
intentan cambiar la orientación sexual (es decir, la terapia
"reparadora" o de "conversión") son ineficaces, coercitivas
y potencialmente dañinas al aumentar el estigma, la angustia y la depresión.
Es importante
permitir a los adolescentes y jóvenes la libertad y la autonomía para elegir,
consciente o inconscientemente, el momento adecuado para revelar su condición
de minoría sexual ("salir"). Las discusiones sobre la divulgación
deben incluir el momento, el enfoque y las posibles repercusiones, pensar en
los pros y los contras de la divulgación, a quién contarles y cómo hacer la
divulgación. La evaluación por el psicólogo y/o médico podrá ofrecer una guía
para revelar, afirmar y sentirse bien acerca de su orientación sexual
particular.
Salir puede ser
una oportunidad y un desafío. Los beneficios potenciales de la divulgación
incluyen comunicación mejorada, apoyo e intimidad con familiares y amigos;
disminución de los temores y la preocupación por la divulgación involuntaria;
mayores oportunidades para acceder a la atención, redes sociales y recursos; presentación
interna y externa más auténtica; y la aceptación del verdadero yo. Con ello,
las condiciones negativas por la tensión, ansiedad y/o depresión pueden
evitarse y se puede iniciar mayor autoestima y motivación profesional
apropiadas.
Los jóvenes de
minorías sexuales tienen más probabilidades de tener una adolescencia
satisfactoria si se sienten apoyados por sus familiares y amigos. Los jóvenes
no heterosexuales y sus familias pueden beneficiarse de las interacciones con
pediatras y psicólogos desde su infancia para valorar su desarrollo de género y
cuando la situación ya está establecida en su adolescencia, con grupos
eficientes de apoyo… (temprano).