Es
un trastorno de la vista que impide ver con toda nitidez los objetos más
alejados del campo visual. Es conocida también como visión corta.
Esta
alteración, es la afección ocular más frecuente que afecta a una gran cantidad
a la población infantil y de acuerdo con hallazgos estadísticos en su
comportamiento, se distingue que tendrá incremento hasta de un 25% en los
siguientes cinco años.
Para que una persona pueda ver un objeto claramente, la imagen que atraviesa los medios transparentes del ojo (córnea -especie de domo transparente en el centro del globo ocular- y cristalino -estructura transparente en forma de lupa que está por dentro de la pupila-) debe proyectarse en forma adecuada, para coincidir con la capa sensible (retina) en proporción exacta al tamaño del globo ocular. En el caso de la miopía, existen alteraciones especiales que producen que la imagen que ve el ojo se enfoque antes de llegar a la retina, causando que el afectado perciba esa imagen, como borrosa.
Las condiciones que pueden establecer el desarrollo de esta alteración se pueden dividir en dos categorías principales: refractiva y axial. La primera se establece por alteración en la curvatura o función de los medios transparentes (cornea y cristalino) que es anormal y causan enfoque de la imagen antes de la retina. La de tipo axial -causa más común-, se debe a que la longitud del ojo es demasiado larga, desde la córnea hasta la parte posterior del globo ocular.
Estudios de investigación y algunas enfermedades específicas establecen que, durante el crecimiento y desarrollo de los niños, el ojo manifiesta cambios particulares para definir la extensión de la longitud axial y la potencia apropiada de los medios transparentes. En forma normal, en edades tempranas la distancia axial es relativamente corta, causando que los niños desde el nacimiento tengan dificultades para poder enfocar (ver bien) los objetos cercanos, pero cuando los ojos crecen, por lo general se va corrigiendo en forma progresiva esa deficiencia y, entre los cinco y ocho años, se adquiere la condición de poder tener un tamaño ocular adecuado que permite disfrutar de una visión correcta (emétrope). Se sabe que este proceso está influido por información genética específica, pero también se muestra por investigaciones recientes, que se modula por la experiencia visual en etapas tempranas por factores variados que influyen en ella, condicionando que a medida que crecen los niños, generalmente tienen menos problemas para ver de cerca y, en cambio, corren el riesgo de desarrollar miopía.
Se podrá considerar que un niño tiene miopía, cuando: se queja de tener visión borrosa (al pizarrón) o no distinguir bien objetos lejanos, entrecierran los ojos para tratar de ver mejor, se frotan los ojos con frecuencia y/o tienen dolor de cabeza frecuente.
Las alteraciones de la visión se cuantifican en unidades numéricas especiales, llamadas dioptrías que representan la distancia inversa en metros necesaria para poder apreciar una imagen específica. Quienes padecen de miopía tienen dificultad para poder identificar imágenes alejadas a una distancia establecida y, de forma convencional, emplean el signo (-) que precede al número de defecto visual en dioptrías.
Cuando una miopía establece que hay deficiencia en -0.25 dioptrías, indica que el afectado identifica bien la imagen ubicada hasta cuatro metros. Con el incremento en unidades, el defecto es mayor. Así quien tiene una miopía de -3 dioptrías, solo puede distinguir (a simple vista) los objetos hasta una distancia máxima 33 cm y el grado máximo de miopía (-25Dioptrías) a una distancia de 4 cm.
Esas unidades de medición permiten clasificar a la miopía en diferentes grupos. La miopía leve es de -0.25 a -0.5D, la moderada de -1.5 a -6.0D y la severa o alta con valor mayor a -6.0D. La miopía patológica ocurre ya con valor superior a -8.0D, aunque las amenazas a la visión como la enfermedad retiniana, cataratas y el glaucoma pueden ocurrir también en pacientes con miopía moderada.
Por su tipo de evolución, la miopía se establece como estacionaria cuando se desarrolla en la etapa de crecimiento y suele ser de baja cantidad (entre -1.5 y -2.0 D) no progresa o lo hace en forma mínima durante la edad adulta. La progresiva temporal que suele aparecer en la pubertad y se estanca al final de la segunda década de la vida. Y la progresiva permanente, que crece rápidamente hasta los 25 o 35 años y a partir de esa edad avanza en forma más moderada.
Otra clasificación establece a la miopía como simple y degenerativa. La simple es la que se considera como fisiológica ya que no se asocia a otras enfermedades oculares y su déficit visual es menor de -6.0 D. En cambio, la degenerativa se caracteriza por una miopía en valor visual alto (igual o mayor a -6.0D) que se acompaña de cambios anormales de los tejidos oculares internos (esclera, coroides, retina) con compromiso en la función visual. Esta última, establece un estiramiento progresivo del globo ocular que afecta a la integridad de su región posterior, con riesgo factible de pérdida de la visión.
Considerando ese pronóstico, las investigaciones se han enfocado a determinar los factores asociados para su desarrollo además de la influencia hereditaria por familiares, hallando como influencias específicas las siguientes:
Edad. Todos los niños que a la edad entre 6 a 7 años, ya tengan una evaluación de miopía en al menos -1.25D son los que tienen una velocidad de alargamiento más rápida para producir miopía en grados moderado a severo.
Tiempo al aire libre. Constituye el factor ambiental mas fuerte para evitar el desarrollo de la miopía, llegando a calcular que el riesgo puede ser menor hasta en un 30% en los niños que tienen actividad al aire libre. La iluminación que recibe la retina al aire libre, libera sustancias especiales que regula el crecimiento del globo ocular, con influencias posibles de la luz ultravioleta y/o la luz azul, además de las distancias para la visualización son mucho mayores en exteriores, con actividad ocular de acomodación más uniforme y los niveles en vitamina D se mantienen en valores más normales para regular el crecimiento ocular.
Visión cercana o trabajos de cerca. Constituye el factor ambiental de mayor riesgo para favorecer el desarrollo de la miopía, por mantener el mecanismo ocular de acomodación a objetos cercanos de forma prolongada, genera liberación de sustancias que estimulan el crecimiento del globo ocular. La influencia es más significativa a medida que el niño tiene menor edad y la distancia del objeto observado está a una distancia máxima de 30cm. El tiempo mayor de una hora ante pantallas de televisión o dispositivos electrónicos asociados (que asocia a una hora menos de contacto al aire libre).
Horas de sueño. Durante el sueño a nivel ocular se permite el reposo de los músculos relacionados con el enfoque a corta distancia. Se consideran de riesgo a todos los que tienen un tiempo de sueño menor de siete horas. Por otra parte, también es factor de riesgo durante el sueño, el estar expuesto a iluminación adicional que influye sobre la estimulación a células especiales de la retina (incluyendo la de leve intensidad).
Condición socioeconómica. Son de mayor riesgo los niños que estudian y leen por más de cinco horas diarias, miran dispositivos electrónicos (tv, celulares, etc.) más de dos horas diarias y juegan videos, además de tener menor tiempo de sueño.
Para evitar y detectar esta condición, es necesario realizar una evaluación especializada a edades tempranas (durante el primer año de vida) con el oftalmólogo pediatra (con equipo especializado) o al menos a la edad de cinco años, para detectar si ya se tiene riesgo de miopía, a fin de poder establecer un manejo adecuado que no la impide, pero alerta sobre el desarrollo de sus complicaciones futuras… considérelo, esos hábitos no solo le condicionarán emplear lentes o cirugías, afectan su autoestima y sus habilidades.
Para que una persona pueda ver un objeto claramente, la imagen que atraviesa los medios transparentes del ojo (córnea -especie de domo transparente en el centro del globo ocular- y cristalino -estructura transparente en forma de lupa que está por dentro de la pupila-) debe proyectarse en forma adecuada, para coincidir con la capa sensible (retina) en proporción exacta al tamaño del globo ocular. En el caso de la miopía, existen alteraciones especiales que producen que la imagen que ve el ojo se enfoque antes de llegar a la retina, causando que el afectado perciba esa imagen, como borrosa.
Las condiciones que pueden establecer el desarrollo de esta alteración se pueden dividir en dos categorías principales: refractiva y axial. La primera se establece por alteración en la curvatura o función de los medios transparentes (cornea y cristalino) que es anormal y causan enfoque de la imagen antes de la retina. La de tipo axial -causa más común-, se debe a que la longitud del ojo es demasiado larga, desde la córnea hasta la parte posterior del globo ocular.
Estudios de investigación y algunas enfermedades específicas establecen que, durante el crecimiento y desarrollo de los niños, el ojo manifiesta cambios particulares para definir la extensión de la longitud axial y la potencia apropiada de los medios transparentes. En forma normal, en edades tempranas la distancia axial es relativamente corta, causando que los niños desde el nacimiento tengan dificultades para poder enfocar (ver bien) los objetos cercanos, pero cuando los ojos crecen, por lo general se va corrigiendo en forma progresiva esa deficiencia y, entre los cinco y ocho años, se adquiere la condición de poder tener un tamaño ocular adecuado que permite disfrutar de una visión correcta (emétrope). Se sabe que este proceso está influido por información genética específica, pero también se muestra por investigaciones recientes, que se modula por la experiencia visual en etapas tempranas por factores variados que influyen en ella, condicionando que a medida que crecen los niños, generalmente tienen menos problemas para ver de cerca y, en cambio, corren el riesgo de desarrollar miopía.
Se podrá considerar que un niño tiene miopía, cuando: se queja de tener visión borrosa (al pizarrón) o no distinguir bien objetos lejanos, entrecierran los ojos para tratar de ver mejor, se frotan los ojos con frecuencia y/o tienen dolor de cabeza frecuente.
Las alteraciones de la visión se cuantifican en unidades numéricas especiales, llamadas dioptrías que representan la distancia inversa en metros necesaria para poder apreciar una imagen específica. Quienes padecen de miopía tienen dificultad para poder identificar imágenes alejadas a una distancia establecida y, de forma convencional, emplean el signo (-) que precede al número de defecto visual en dioptrías.
Cuando una miopía establece que hay deficiencia en -0.25 dioptrías, indica que el afectado identifica bien la imagen ubicada hasta cuatro metros. Con el incremento en unidades, el defecto es mayor. Así quien tiene una miopía de -3 dioptrías, solo puede distinguir (a simple vista) los objetos hasta una distancia máxima 33 cm y el grado máximo de miopía (-25Dioptrías) a una distancia de 4 cm.
Esas unidades de medición permiten clasificar a la miopía en diferentes grupos. La miopía leve es de -0.25 a -0.5D, la moderada de -1.5 a -6.0D y la severa o alta con valor mayor a -6.0D. La miopía patológica ocurre ya con valor superior a -8.0D, aunque las amenazas a la visión como la enfermedad retiniana, cataratas y el glaucoma pueden ocurrir también en pacientes con miopía moderada.
Por su tipo de evolución, la miopía se establece como estacionaria cuando se desarrolla en la etapa de crecimiento y suele ser de baja cantidad (entre -1.5 y -2.0 D) no progresa o lo hace en forma mínima durante la edad adulta. La progresiva temporal que suele aparecer en la pubertad y se estanca al final de la segunda década de la vida. Y la progresiva permanente, que crece rápidamente hasta los 25 o 35 años y a partir de esa edad avanza en forma más moderada.
Otra clasificación establece a la miopía como simple y degenerativa. La simple es la que se considera como fisiológica ya que no se asocia a otras enfermedades oculares y su déficit visual es menor de -6.0 D. En cambio, la degenerativa se caracteriza por una miopía en valor visual alto (igual o mayor a -6.0D) que se acompaña de cambios anormales de los tejidos oculares internos (esclera, coroides, retina) con compromiso en la función visual. Esta última, establece un estiramiento progresivo del globo ocular que afecta a la integridad de su región posterior, con riesgo factible de pérdida de la visión.
Considerando ese pronóstico, las investigaciones se han enfocado a determinar los factores asociados para su desarrollo además de la influencia hereditaria por familiares, hallando como influencias específicas las siguientes:
Edad. Todos los niños que a la edad entre 6 a 7 años, ya tengan una evaluación de miopía en al menos -1.25D son los que tienen una velocidad de alargamiento más rápida para producir miopía en grados moderado a severo.
Tiempo al aire libre. Constituye el factor ambiental mas fuerte para evitar el desarrollo de la miopía, llegando a calcular que el riesgo puede ser menor hasta en un 30% en los niños que tienen actividad al aire libre. La iluminación que recibe la retina al aire libre, libera sustancias especiales que regula el crecimiento del globo ocular, con influencias posibles de la luz ultravioleta y/o la luz azul, además de las distancias para la visualización son mucho mayores en exteriores, con actividad ocular de acomodación más uniforme y los niveles en vitamina D se mantienen en valores más normales para regular el crecimiento ocular.
Visión cercana o trabajos de cerca. Constituye el factor ambiental de mayor riesgo para favorecer el desarrollo de la miopía, por mantener el mecanismo ocular de acomodación a objetos cercanos de forma prolongada, genera liberación de sustancias que estimulan el crecimiento del globo ocular. La influencia es más significativa a medida que el niño tiene menor edad y la distancia del objeto observado está a una distancia máxima de 30cm. El tiempo mayor de una hora ante pantallas de televisión o dispositivos electrónicos asociados (que asocia a una hora menos de contacto al aire libre).
Horas de sueño. Durante el sueño a nivel ocular se permite el reposo de los músculos relacionados con el enfoque a corta distancia. Se consideran de riesgo a todos los que tienen un tiempo de sueño menor de siete horas. Por otra parte, también es factor de riesgo durante el sueño, el estar expuesto a iluminación adicional que influye sobre la estimulación a células especiales de la retina (incluyendo la de leve intensidad).
Condición socioeconómica. Son de mayor riesgo los niños que estudian y leen por más de cinco horas diarias, miran dispositivos electrónicos (tv, celulares, etc.) más de dos horas diarias y juegan videos, además de tener menor tiempo de sueño.
Para evitar y detectar esta condición, es necesario realizar una evaluación especializada a edades tempranas (durante el primer año de vida) con el oftalmólogo pediatra (con equipo especializado) o al menos a la edad de cinco años, para detectar si ya se tiene riesgo de miopía, a fin de poder establecer un manejo adecuado que no la impide, pero alerta sobre el desarrollo de sus complicaciones futuras… considérelo, esos hábitos no solo le condicionarán emplear lentes o cirugías, afectan su autoestima y sus habilidades.