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Paperas

Es una enfermedad contagiosa producida por un virus; que en forma más frecuente, causa inflamación de las glándulas salivales localizadas por abajo del oído y atrás de la mandíbula, causando con su incremento de volumen: el aspecto de una papa, que al tocarla o hacerle presión es motivo de desencadenar dolor.
Esa glándula que en forma normal produce saliva, se le conoce como parótida y ante la inflamación causada por ese virus, a la enfermedad se le identifica como parotiditis.
El virus en forma más frecuente, afecta a la glándula parótida, pero también puede llegar a causar inflamación en otras glándulas salivales que se encuentran en sitios diferentes, como: debajo de la lengua o en sus lados. Puede causar inflamación también, en otros tejidos glandulares diferentes a los de la saliva con menor frecuencia, como: el páncreas, testículos, ovarios y tejido mamario. De forma aún más rara puede afectar también al sistema nervioso.
En tiempos antiguos, era una enfermedad muy común que condicionaba brotes epidémicos entre la generación de los abuelos, pero a partir del año 1967 en que se inició su prevención mediante la aplicación de la vacuna, los casos han disminuido de forma muy notoria y las epidemias ya no se han vuelto a presentar. 
Esta enfermedad en forma habitual se adquiere durante la infancia, en personas que no han tenido aplicación de la vacuna correspondiente, o no tuvieron la respuesta adecuada a su aplicación. La mayoría no la desarrolla por la eficiencia de la vacuna relacionada, estableciéndose que el 90% de la población general, ya cuenta con protección específica por cualquiera de las alternativas mencionadas.
En lo que se reproduce el virus en los tejidos y sobrevive a los mecanismos iniciales de defensa, antes de desarrollar la enfermedad, pasa un tiempo especial que en las enfermedades infecciosas se le conoce como periodo de incubación, y en el caso de la parotiditis, corresponde a un tiempo de dos a tres semanas. 
El virus se transmite a través de la saliva o sus partículas relacionadas al momento de hablar, toser, estornudar o escupir, contaminando a las personas que se encuentran cerca de ellas, que terminan inhalando esas partículas para iniciar su desarrollo corporal. Esta etapa de contagio se produce desde una semana antes de iniciar la enfermedad, hasta nueve días posteriores a la inflamación de la glándula. Otra vía de contagio son los objetos contaminados con la saliva, que al ser chupados por niños pequeños puede condicionar su evolución.
Al superarse el cuadro, es muy raro volver a contraer esta enfermedad debido a que el desarrollo de anticuerpos específicos, queda en permanencia para toda la vida del sujeto y le evitan volver a padecerlo. Los cuadros adicionales que puedan causar inflamación de las glándulas salivales o las relacionadas, podrán corresponder a otro tipo de enfermedades y no considerar que se trate de una recurrencia del virus.
Su época estacional de mayor predominio, se establece durante los meses de enero a mayo. Los niños menores de seis meses de edad no llegan a desarrollar esta enfermedad, en consideración a contar con los anticuerpos proporcionados por sus mamás, con el aporte de su propia leche. Los que reciben fórmulas industriales (leche de vaca en polvo) son susceptibles de poder desarrollarla durante este periodo.
Las manifestaciones se producen al momento de incrementarse el número de virus, desencadenando la respuesta defensiva del organismo a base de la respuesta inflamatoria. Por liberarse los virus a todo el cuerpo se pueden encontrar afectados el páncreas, testículos, ovarios, glándula mamaria o el sistema nervioso sin que forma necesaria haya existido en forma previa la infección a nivel de la glándula parótida. En cada uno de estos órganos puede generar diferentes manifestaciones y consecuencias.
En forma más habitual, suele empezar con presencia de fiebre mayor o igual a 39.5 grados, asociado con dolor de cabeza y pérdida del apetito. Se desarrolla en ese día o al siguiente inflamación de la glándula salival (parótida), que le da la apariencia al niño de un hámster con los pómulos llenos de comida. La inflamación persiste con dolor durante los siguientes dos a tres días, percibiéndose de mayor intensidad al momento de masticar, tomar sustancias ácidas (ejemplo: naranja, limón) o al pasar los alimentos. La afección generalmente es bilateral aunque no precisamente simultanea ya que suele haber uno a dos días de diferencia, y en ocasiones una tiene mayor evidencia de inflamación en forma comparativa a la del lado contrario. Posterior a los tres días de evolución, el dolor desaparece y solo puede quedar la tumefacción por otros días más, recuperando el tamaño normal las paperas a los diez o doce días aproximadamente.
En otras ocasiones, el virus puede atacar a otros grupos de glándulas salivares en lugar de las parótidas y la inflamación con dolor se puede presentar debajo de la lengua, o en las partes laterales debajo de la mandíbula.
Cuando el virus afecta a los adultos o adolescentes de sexo masculino, puede provocar inflamación de los testículos (orquitis). Habitualmente surge posterior a la inflamación salival y se acompaña de agudización de la fiebre. También puede ser previa a la manifestación parotídea o presentarse sin afectar a las glándulas salivales (parotiditis sin paperas). Causa inflamación unilateral y en menor frecuencia bilateral, acompañada de dolor intenso, de inicio súbito, con vómitos y malestar marcado. La tumefacción puede alcanzar un tamaño considerable, como el de una naranja o incluso mayor. Como consecuencia puede condicionar alteración de sus tejidos y pérdida funcional en la producción de espermatozoides, que ante casos de afección bilateral puede ser causa de esterilidad.
Las paperas también pueden provocar inflamación del cerebro y otras estructuras nerviosas, como la médula espinal y sus envolturas (meninges), como complicaciones poco frecuentes. Sus alteraciones pueden manifestarse en la primera semana después de la inflamación de las parótidas e incluyen: dolor de cabeza, rigidez, nauseas, vómitos, somnolencia y convulsiones. Cuando se presenta encefalitis, hay riesgo de dejar alguna secuela de acuerdo a su evolución.
Se puede presentar también en su evolución, la inflamación del páncreas (rara en la población infantil), causando dolor abdominal muy intenso que puede confundirse con alguna enfermedades especiales, como apendicitis o de circulación intestinal, y de forma errónea ser llevados a quirófano, en donde se encontrará la inflamación pancreática. Este cuadro en niños posteriormente puede manifestar el desarrollo de diabetes mellitus con incapacidad de producir la insulina.
En otras ocasiones, las alteraciones son tan leves que la infección puede pasar por desapercibida, y en forma estadística se establece que en esa forma, se comporta una de cada tres personas que padecen este cuadro.
Esta enfermedad se previene con la aplicación de su vacuna correspondiente, que viene como parte de la triple viral que se aplica entre los 12 a 15 meses de edad, con administración preferente de un refuerzo para incrementar la producción de anticuerpos específicos de los cuatro a seis años. A todos los niños, adolescentes o jóvenes que no se hayan aplicado el refuerzo deberán asegurarse de aplicar el refuerzo. En caso de brote de paperas en una comunidad, se recomendará aplicar también el refuerzo.

Ante la posibilidad que su hijo tenga manifestaciones compatibles de parotiditis (paperas), es conveniente acudir a valoración médica, para detectar posibles complicaciones y recibir orientación en su manejo, señalando en especial la prohibición del empleo de medicamentos con ácido acetil salicílico para estas enfermedades virales, por riesgo de complicar la enfermedad y poder causar la muerte en el niño.