Se considera
relactancia al restablecimiento de la secreción láctea, después de que una
mujer ha dejado de amamantar en periodo de algunos días a algunos meses.
También puede aplicarse a la promoción o al incremento en la producción de
leche, cuando se considera que se produce en forma insuficiente a los
requerimientos del bebé.
La lactancia
inducida es el proceso mediante el cual se vuelve a estimular la producción de
leche, en una mujer que ha tenido antecedente de lactancia en el pasado, para
un actual hijo adoptivo; e incluso, en una mujer en edad reproductiva sin
antecedente de embarazo previo, para ofrecer una nutrición adecuada a un bebé
que no cuente con medio de alimentación, por ausencia o enfermedad materna
específica.
La alimentación
con leche humana siempre tendrá preferencia por sobre cualquier otro tipo de
alternativa, ya que todas las demás son derivadas a partir de la leche de vaca
o bien de productos naturales que nada tienen que relacionarse con verdaderos
lácteos.
Hay situaciones
especiales que pueden condicionar en una reciente familia, la decisión
espontanea de suspender la lactancia. También pueden existir ideas o costumbres
arraigadas en algunos grupos humanos, que pueden condicionar la suspensión de
la leche humana. A continuación, se describen algunas de esas justificaciones.
De forma especial,
se establecen los niños que han perdido físicamente a sus madres, o aquellos
cuyas mamás tienen alguna enfermedad que pone en riesgo la vida de ellas, luego
del nacimiento del bebé, o que por enfermedades infecciosas o tratamientos especiales
se contraindique la lactancia, como las portadoras de VIH o quienes padecen de
algún tipo de cáncer y están en tratamiento.
Niños que tuvieron
bajo peso al nacimiento o fueron prematuros. En ellos, puede existir la
consideración que la leche inicial de la madre no será suficiente; y justifica,
iniciar el aporte de leche artificial (y supuesto especial para prematuros),
sin atender que la madre que pierde la estimulación de lactancia puede perder
la producción de leche.
Condiciones
especiales relativas de los niños, en especial los que tienen que mantenerse en
ayuno necesario por varios días, como los que nacen con malformaciones
digestivas, alteraciones respiratorias o complicaciones neurológicas. En ellos
de acuerdo a su evolución y tipo de enfermedad, se podrá suspender la lactancia
solo por un tiempo especial, para continuar luego su alimentación normal. Los
niños con labio y paladar hendido pueden recibir su alimentación con seno
materno mediante técnicas especiales o dispositivos apropiados, pero algunos
sin necesidad de ellos.
Mención especial
requieren quienes tienen problemas metabólicos particulares, relacionados con
la leche materna, que de preferencia justifican fórmulas especiales
(galactosemia, fenilcetonuria, por ejemplo).
Niños menores de
seis meses con cuadros de diarrea aguda o persistente, en donde sin estudios de
laboratorio se ha establecido el diagnostico de una intolerancia a la lactosa;
y se desconoce, que esa intolerancia en su gran mayoría solo es un evento
transitorio. Vale la pena señalar que cuando el aporte de leche humana es
excesivo, puede condicionar que el estudio de laboratorio reporte falsa
positividad a la presencia de azúcares reductores, y por desconocimiento se
suspenda el aporte de leche humana.
Niños que antes o
durante una enfermedad se les ha suspendido el seno materno; y en especial, que
tienen problemas de aceptación a la diversidad comercial de fórmulas, hasta
encontrar alguna de tipo especial (anti cólico, reflujo, diarrea, saciante,
arroz, soya, sin lactosa, con nucleótidos, etc.)
Creencias
especiales entre grupos sociales: como poca producción de leche, por notar que
el niño busca siempre de comer o se chupa su manita (que son reflejos naturales
a esa edad); o bien, por no distinguir que los pechos se pongan enormes o
congestionados, cuando la alimentación incluye el hecho que el tamaño no debe
cambiar mucho y solo debe satisfacer al niño, para dejarlo dormido luego de
cinco a diez minutos de succión. Los sustos y emociones que sufren las mamás,
también pueden ser sugerencia por familiares para suspender la leche; o haber
lavado, porque esa leche sale “fría” y le hace daño al niño. Se incluye también
las madres que no tienen deseo de proporcionar el seno materno por razones
deportivas o estéticas especiales.
Mención especial
para algunos médicos, que desconocen mucho sobre lactancia y basta con
proporcionar cualquier medicamento a la madre, para suspenderla. La mayoría de
los medicamentos no la contraindican y pueden consultarse en: www.e-lactancia/
También ante la incertidumbre del conocimiento en patologías mamarias, maternas
o del niño durante este periodo de alimentación, para caer en prescribir
fórmulas.
Cada una de esas
circunstancias, cuando se re valoran y justifican continuar la alimentación con
leche materna, requieren de medidas de relactancia para poder volver a producir
leche en las madres o incrementar su producción.
La leche que se
produce en la relactancia tiene como diferencia solo: no cursar con producción
del calostro (leche en los primeros días), ya que a su eliminación tiene
características en contenido, similares a la de transición y luego a la madura.
De forma natural,
la producción de la leche se inicia con cambios hormonales que ocurren durante
el embarazo y el parto. Para su mantenimiento, la lactancia depende primero: de
la estimulación temprana, en que se inicia el contacto del bebé con el seno
materno; y luego, de la extracción y del estímulo de mamar frecuentemente.
Para la
relactancia en primer lugar, es importante evaluar el estado emocional de la
madre para descartar la existencia de depresión, a fin de establecer la
motivación adecuada sin presionarla, para conseguir la confianza y autoestima
de poder lograr el objetivo; incluyendo en ello, el apoyo del resto de la
familia.
Cuando ya las
glándulas mamarias han tenido una lactancia previa, el siguiente paso para
estimular la producción y liberación de leche, es ofrecer cada seno a succión
de ocho a doce veces al día, durante periodos de diez a quince minutos. Vaciar
completamente los senos después de cada mamada, mediante bomba de extracción.
Comprobar que la posición del bebé y la succión sean adecuadas; y en caso de
dolor, en los pezones, aumentar la frecuencia y disminuir el tiempo de succión
(2-3 minutos).
En algunas ocasiones,
se deberá considerar el empleo de medicamentos asociados con la estimulación de
lactancia; y en forma adicional, puede ser necesario emplear un suplementador
(dispositivo como una bolsa o jeringa con leche, conectada a una sonda que se
coloca a un lado del pezón o dedo), para ofrecer fórmula como complemento
nutricional, que favorezca la succión y el contacto entre la piel materna y la
del bebé.
Cuando una mujer
que nunca se ha embarazado, y quiere dar lactancia a un bebé adoptado o
familiar cercano (ante dificultad materna por enfermedad), necesita prepararse,
para que haya desarrollo de las estructuras de su glándula mamaria algunas
semanas antes, con medicamentos que el médico deberá indicar, para
posteriormente someterse a la estimulación del bebé, con succión frecuente a
sus pezones, en la frecuencia y tiempos sugeridos anteriormente para lograr el
objetivo.
En caso de los
niños adoptados, se debe considerar que entre más temprana edad se motive la
lactancia, el bebé podrá tener mejor disponibilidad para la estimulación, ya
que a mayor edad -que generalmente es más de las primeras cuatro semanas-, el
bebé puede no estar dispuestos a mamar de un pecho, que produce poca cantidad
de leche.
La alimentación
con leche humana es lo más natural y útil para la vida futura de todo ser
humano, y de acuerdo a estos planteamientos, solo hay escasas indicaciones para
suprimir de forma total. En cambio, la supresión temporal tiene alternativa
para proporcionar leche humana con la madre biológica, adoptiva o nodriza.