Mostrando entradas con la etiqueta RODILLAS CHUECAS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta RODILLAS CHUECAS. Mostrar todas las entradas

Rodillas chuecas

 

Durante el crecimiento y desarrollo del niño, se pueden presentar alteraciones en el aspecto de las rodillas, que generan dudas en los familiares y algunos médicos, para considerar si es posible, sean condiciones transitorias que puedan requerir vigilancia; o que, se traten de alteraciones anormales que deben ameritar algún manejo concreto.
La mayor parte de las desviaciones de las rodillas son en realidad condiciones naturales transitorias, que se resuelven espontáneamente en el transcurso de los primeros años, por lo que el conocimiento temprano de la naturaleza benigna de tales desviaciones es tan importante, contrasta con la trascendencia de establecer el diagnóstico adecuado en las verdaderas condiciones anormales de ciertas enfermedades.
De la incertidumbre en su naturaleza, no es raro que nuestras agrupaciones humanas formen especiales conceptos para tratar de limitar su aparición; o bien, generan recomendaciones empíricas que consideran necesarias para su corrección posterior. Así, es posible señalar que algunos familiares reclaman a los padres, la influencia maligna que representa el poner de pie a los bebés antes de cumplir un año, como influencia para producir arqueamiento de las piernas por desplazamiento externo de sus rodillas. Cuando se nota esa aparente deformidad, no es raro que apliquen untos variados o rituales tradicionales para las rodillas, con intención de mejorar la alteración, notando posteriormente su relativa mejoría, que les confirma su continuidad práctica.  
Independiente de las creencias de la mayoría, es normal que existan etapas en las cuales una gran proporción de lactantes manifiesten sus rodillas en desviación externa, debido a un proceso de maduración que, de forma transitoria, se corrige en forma paulatina y espontanea a la posición natural del adulto, en edades específicas que vale la pena considerar para definirlos como cambios en la maduración natural.
El genu varo (piernas arqueadas por separación de las rodillas) es extremadamente común, pero rara vez causan alteraciones o molestias en los niños que la padecen en el grupo de edad comprendido entre los menores de 2 años. Los padres generalmente consultan por que el niño tiene las piernas abiertas -de charro-, con duda sobre su postura natural y/o si es secundario a alguna enfermedad o deficiencia de vitamina.
Durante el crecimiento se producen variaciones normales en el alineamiento (medidos con grados de ángulos) de las extremidades inferiores.
En forma natural es habitual que en el recién nacido se note desviación del hueso de la pierna (tibia) por la forma como se encontraba acomodado el bebé, cruzando las piernas sobre su propio abdomen en el interior del vientre materno, que al nacer da el aspecto de piernas arqueadas, que se empiezan a rectificar al paso de los primeros meses. La rodilla por su parte, en los primeros meses manifiesta aparente desplazamiento externo (se separan una de la otra) asociado con rotación hacia dentro del hueso de la pierna (espinilla o tibia), que aumenta cuando el niño comienza a pararse y caminar, llegando a su máxima desviación alrededor de los 16 meses. A partir de este momento, ahora por la rotación hacia el exterior que empieza a desarrollar el hueso debajo de la rodilla con el inicio de la marcha, empieza a producir el desplazamiento de la rodilla ahora hacia adentro para ir corrigiendo la postura hasta llegar al extremo contrario, de hacer contacto con la rodilla del lado opuesto, dando imagen de rodillas en X en forma más acentuada entre los tres y cuatro años de vida. Otros procesos de maduración que siguen en tiempos posteriores establecen el alineamiento definitivo de las extremidades inferiores alrededor de los siete años.
Bajo el concepto anterior en la mayoría de los niños, se podrá notar una tendencia de aparentar rodillas separadas (genu varo) en los primeros dos años, con cambio a la aproximación de rodillas (genu valgo) de los 3-6 y normalización a partir de los 7 años.
El genu varo natural es más frecuente en: niños que caminan pronto, los niños con sobrepeso y los que reciben ayudas para la marcha (andaderas). Aunque generan inquietud en la familia, la actitud correcta es explicar la historia natural y ofrecer una revisión, pasados los 2 años. La persistencia de la deformidad por encima de esa edad puede justificar la probabilidad de alguna enfermedad, por lo que es prudente contar con la opinión del especialista en ortopedia u ortopedia pediátrica, para realizar un abordaje diagnóstico individualizado, a fin de definir la causa para asociar su tratamiento.
El genu valgo suele asociarse con ligamento muy elásticos (niños con movimientos más amplios de lo habitual en diferentes articulaciones) y a sobrepeso. Considerada en la mayoría de las ocasiones como una simple alteración estética, recientes estudios demuestran que los niños con estas rodillas en cercanía tienen más dificultades en la práctica deportiva y, presentan modificaciones compensatorias en la marcha, que generan desplazamientos anormales, con movimiento de rotación en las piernas para evitar que las rodillas puedan estar chocando en cada paso que realizan.
Estas alteraciones de preferencia deben ser valorados por los especialistas señalados, ya que se requiere de medición específica de los ángulos relacionados entre los huesos del muslo con la pierna para asociar a la edad del niño y poder considerar su normalidad posible, además de poder dar seguimiento al paso del tiempo a notar que el ángulo vaya quedando en valor normal o lo más cercano a lo normal para cada edad de evaluación.
Se puede considerar las rodillas separadas (varo) como parte de alguna enfermedad, cuando se tenga el antecedente similar persistente en otros integrantes de la familia, si está involucrada una deficiencia en la talla del paciente, si se asocian deformidades o asimetrías corporales y por su evolución, si al paso del tiempo no se identifica tendencia a la normalización con el paso de los primeros años de vida o si desde el inicio el ángulo anormal muestra tendencia a ir incrementando la deformidad. Los familiares pueden considerar la posible asociación con alguna enfermedad en especial, cuando noten que la separación entre la parte interna de ambas rodillas es de una distancia mayor de los seis centímetros (aproximadamente de tres a cuatro dedos adultos) a sus dos años.  
Las enfermedades que pueden causar que las rodillas se encuentren separadas pueden ser por deficiencia de vitamina D (raquitismo), desnutrición, insuficiencia renal, deficiencia de fosfato o por alteraciones óseas especiales asociadas a enanismo y/o deformidades óseas.
Las rodillas en contacto (valgo), se podrán considerar meritorias de evaluación por el especialista, cuando el niño mayor de siete años tenga una distancia de separación entre los tobillos (con rodillas juntas) mayor de ocho centímetros, para considerarse que está fuera de la condición natural. Como condiciones de enfermedad que deben tomarse en cuenta, se deberá considerar ser secundario por un sobrepeso y/u obesidad asociada con una mayor elasticidad de los tejidos, con pies planos en apariencia. Las deficiencias nutricionales y de vitamina cuando aparecen en forma posterior al inicio de la rotación del hueso de la pierna, pueden también producir esta alteración y otra causa especial la constituyen los traumatismos en especial las fracturas de la parte lejana del hueso del muslo (fémur) o en la parte superior del hueso de la pierna (tibia) que, al no ser corregidos en forma apropiada, por su crecimiento posterior de forma irregular pueden generar esta deformidad. Los niños con alteraciones en función neuromotora como los de parálisis cerebral, también pueden desarrollar esta anomalía y también aquellos que padecen infecciones en la articulación de rodilla. Las alteraciones propias de los huesos con deformidades pueden generar en alternativa al varo de rodilla esta condición.
Considerando cada causa en especial, el tratamiento es muy específico para cada enfermedad con la que se relacionan. Para su definición es necesario realizar seguimiento y estudios de imagen… y no hay relación con la mayoría de las creencias.