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Ropa adecuada


Los niños emplean la ropa en forma primaria, para protegerlo de la temperatura ambiental y/o regularizar su temperatura corporal. Por otra parte, también se emplea para protegerlo de posibles daños que puedan tener en los diferentes ambientes donde se puedan poner en contacto. En forma adicional, se emplea por preferencias de familia.
En cada una de sus etapas de desarrollo, los niños pueden emplear ropas diversas para propósitos generales y en ocasiones, ropa especial de acuerdo a alguna enfermedad que manifieste por alguna condición orgánica específica.
Desde antes del nacimiento, para la adquisición de prendas se recomienda de preferencia que no excedan en su compra durante el primer año de vida, ya que su empleo se limita ante el crecimiento rápido que se experimenta en este periodo. Las tallas durante el primer año se establecen en periodos de cada tres meses en general.
El material más apropiado de emplear en contacto con la piel, debe ser de algodón y de preferencia sin empleo de colorantes para evitar que el contacto de colorantes por medio de sus químicos pueda condicionar alguna reacción especial con la piel del bebé. En caso de material sintético, con colorantes o estampados, siempre estos se colocarán encima de una prenda de algodón blanco. No debe ser ajustado, para facilitar el fluido de su circulación y no comprimir algunas zonas corporales para no causar irritación ante la fricción frecuente con sus movimientos.
En los bebés, el empleo de prendas de estambre en temporada de frío es adecuado para retener y controlar su temperatura, pero en época de calor deben evitarse por favorecer a la evaporación de su calor corporal y deshidratarlos de forma secundaria. Considerar como suficiente el empleo de alguna prenda adicional a la ropa del adulto para ofrecer ropa sin exceso (para considerarlo, pueden los padres analizar cómo se sentirían ellos con la ropa que le coloquen a su hijo). Se deberán evitar en lo posible toda prenda con listones, cintas o lazos que puedan enredarse con el cuerpo del niño o con objetos del ambiente cercano. Tampoco se deben emplear imperdibles (seguros) por su capacidad de producir perforación corporal. Evitar prendas que desprendan partículas pequeñas. Resulta cómodo el uso de bodis, camisas y jerséis con corchetes.
Si se tiene que elegir algún color en especial, conviene entre los habituales azul y rosa para cada género en especial debiendo evitar el color amarillo ya que en los primeros días del nacimiento, puede influir a considerar de forma anómala la evaluación subjetiva de la coloración ictérica (amarilla), que en forma normal puede presentar algún recién nacido, condicionando por su apreciación exagerada, la toma de sangre para comprobar su nivel; o bien, permitir su complicación, cuando se le menosprecia por la influencia del color de ropa (error: revisar al niño sin retirar su ropa) y no se realiza el estudio para su tratamiento correspondiente.
De forma natural, todos los recién nacidos y los lactantes (menores de dos años), es normal que se perciban con las manos o pies fríos -por condiciones de flujo sanguíneo a estas edades-, por lo que se puede entender el empleo de prendas por los familiares a estas partes corporales, ante lo cual se puede aceptar las prendas que incluyan sus pies cubiertos. La justificación de guantes o calcetines en las manos, para evitar que se lastimen con las uñas, debe justificar de preferencia, el corte de sus uñas con medios apropiados y seguros para evitar lesiones secundarias. En caso de emplear limas, el movimiento de desgaste de uña debe ser en movimiento únicamente hacia abajo para evitar que el movimiento arriba pueda desgarrar su frágil uña.
Los pañales a emplear, siempre deben ser holgados y con mecanismo hermético y absorbente adecuado para evitar la fuga de residuos, pero en compresión suave para no condicionar respuestas inflamatorias con sus movimientos. A cualquier edad, las prendas íntimas ajustadas, de material sintético y hermético, siempre van a favorecer al desarrollo de hongos, principalmente cuando mantengan la humedad en forma prolongada. Se debe retirar el pañal a la brevedad inmediata posterior a la excreta.
Para el transporte de los menores de un año, siempre es conveniente el empleo de un cobertor para evitar la respiración de aire frío que pueda predisponerle congestión nasal.
Al momento de dormir, es suficiente que los niños se les coloquen su pijama o mameluco y no se les cubra en exceso con las prendas de la cama, ya que es normal en sus edades: un metabolismo diferente durante la noche, que genera mayor temperatura que el adulto y tengan necesidad de quitarse esas prendas.
Es conveniente que la mayoría de las prendas no tengan que ser introducidas por la cabeza ya que en condiciones de urgencia especial, pueden representar un riesgo para su retiro o para su revisión inmediata.
En etapas posteriores a los dos años, la ropa deberá cumplir con las condiciones de higiene, comodidad y seguridad hasta donde las posibilidades de la familia sean posibles. Le debe permitir que la piel transpire y la humedad se evapore. En las niñas, se evitará el empleo de prendas íntimas muy ajustadas y de material sintético para evitar cambios en la flora genital que las predisponga a flujos. Debe ser a base de algodón y holgada. Si se aplican mallas deben ser en tiempo breve. No se recomienda el empleo de fajas que al comprimir la piel, pueden dejar una pigmentación progresiva.
En temporada de calor se podrá emplear ropa fresca que de preferencia cubra la mayor parte de la superficie corporal e incluso el sombrero, pero si acude a zonas de playa, se empleará en especial, protector solar por riesgo de radiación excesiva a menor edad. 
Durante la temporada de frío es necesario que todos los niños y adolescentes, eviten respirar el aire frío de forma directa. Esto se consigue con el empleo adecuado de las bufandas que al sacar el aire corporal, calientan a la prenda y permiten que el aire de entrada, modifique su temperatura del exterior. Si la bufanda se coloca en el cuello, esta función no se efectúa de forma apropiada. En la práctica se vuelve difícil que los niños empleen la bufanda, porque es muy común que los padres no tengan el hábito, por lo que se hace difícil para el niño tomar una medida que los padres no practican. Si el frío es excesivo, se deben proteger las orejas con aditamentos especiales, y para evitar frio en los dedos, debe emplearse guantes que los mantengan juntos para conservar el calor.  
De preferencia se recomienda que la ropa nueva a cualquier edad, se lave antes de que los niños la usen, especialmente si la ropa estará en contacto directo con la piel. Esto se debe a que la ropa ha sido manejada por varias personas antes de ser llevada a casa, y es imposible saber qué ha tocado la tela. Además, ciertos tintes en la tela pueden dejar un residuo en la piel o desprenderse de otra ropa. Por otra parte, los productos químicos pueden haber sido rociados en la ropa para mantenerlos frescos.
El empleo de ropa usada del hermano previo, puede llevarse a cabo siempre y cuando las condiciones de higiene en la ropa almacenada hayan sido adecuadas para evitar su almacenamiento bajo condiciones de obscuridad y humedad que son factores favorables al desarrollo de hongos que pueden afectar a generaciones siguientes. Así conviene mantenerlas sin cierre hermético y con dispositivos absorbentes de humedad.
Las modas temporales en ropa infantil pueden ser atractivas a la vista, pero siempre deberá de interesar su función para proteger a sus hijos de forma eficiente…