Es una
enfermedad infecciosa grave y con frecuencia mortal, que se produce en el
interior del cuerpo por la presencia de una toxina producida por una bacteria,
que tiene la oportunidad de introducirse al tener contacto con alguna herida corporal.
La toxina de la
bacteria, afecta a las raíces nerviosas que tienen contacto con los músculos,
generando contracciones intensas en cualquier parte del cuerpo.
La bacteria que
causa esta alteración, se encuentra distribuida ampliamente en el suelo de muchas partes del mundo, de donde
frecuentemente es tomado por los animales del campo, y de ahí, es natural que
se encuentre presente en los intestinos de la mayoría de los animales
domésticos.
Para que se
pueda desarrollar la bacteria y liberar su toxina interna, es necesario que se
encuentre en un ambiente con baja o nula cantidad de oxígeno, lo cual consiguen
al quedar alojadas en la parte profunda de algunas heridas, o dentro de tejidos
que no tienen una circulación de oxígeno en cantidad suficiente, como son los
tejidos con necrosis (tejido muerto).
De esta forma,
es natural que su prevalencia se relacione en forma más frecuente con
poblaciones rurales, donde el abono que proviene del material intestinal de los
animales, y se emplea como fertilizante, puede tener contacto con algunas
heridas que se producen en las labores del campo.
El grupo mayor
de riesgo, por actividad laboral relacionada además de los campesinos, son los
jardineros, por empleo de material potencialmente contaminado con ese bacilo,
al poder llegar a sufrir heridas penetrantes en sus manos. Otro grupo son los
niños o jugadores, que realizan actividades deportivas en prados cultivados con
abono de origen animal, o quienes tienen heridas o abrasiones en campos
deportivos de tierra.
Para el
desarrollo del ésta enfermedad (tétanos) en la etapa de recién nacido, mucho
tiene que ver el material con el que se realiza el corte del ombligo, cuando
ese material es el mismo que se ocupa en las labores del campo o domésticas.
Es una enfermedad
relacionada con zonas de clima cálido y húmedo. No es contagiosa de un ser
humando infectado a otro por el contacto cercano, ya que requiere de la
introducción de la bacteria a través de una herida en la piel. La enfermedad se
desarrolla en quienes no cuenten con la aplicación de la vacuna contra el
tétanos.
Una vez que el
bacilo se encuentra instalado en la parte profunda de la herida, y se encuentra
sin la presencia del oxígeno, la bacteria empieza a liberar su toxina a su
alrededor y se une a los nervios que rodean la zona de la herida. A través del
trayecto de los nervios relacionados, ahora la toxina tiene la oportunidad de
poder viajar al resto del sistema nerviosa hasta alcanzar a la médula espinal,
llegando a causar en forma más generalizada contracciones musculares intensas
en una mayor distribución, causando contracciones con rigidez importante. En
ocasiones dañan a otras estructuras del sistema nervioso, que puede
desencadenar convulsiones de forma adicional.
Las personas que
cuentan con la aplicación de la vacuna y formación adecuada posterior de los
anticuerpos, no permiten mantener con vida a las bacterias y de forma
secundaria no le dan oportunidad de producir su toxina; y con esto, cumplen su
propósito de proteger al paciente ya vacunado.
En el caso del
recién nacido, se especifica que al momento de nacer no tiene la presencia de
esos anticuerpos, y la oportunidad para permitir el desarrollo de la enfermedad
es muy alto, por encontrarse con disminución de la respuesta inmunológica.
A partir del
momento que se introduce la bacteria por la herida al ser humano, hasta el
momento que inicia su enfermedad (se le conoce como periodo de incubación),
puede haber variaciones de tiempo. En algunas ocasiones llega a tardar 24 horas
en expresarse y en otras ocasiones puede ser hasta los 21 días o meses después.
Los datos relacionados con el inicio de la enfermedad son adormecimientos
(sensación de hormigueo) de los músculos que rodean a la herida, rigidez del
cuello o de la mandíbula, dolor en la región de la cara, inquietud, falta de
apetito o tendencia irritable.
Hay cuatro
formas diferentes de desarrollar la enfermedad. La forma generalizada es la más
grave o mortal. Hay alteración de los músculos de la mejilla que causan
contractura y deficiencia a la apertura. Por alteración en músculos de la
espalda hay incurvación de la columna, y por afección de los músculos de la
cara presentan deformidad facial persistente, en forma de risa llamada
sardónica (risa de guasón). Las contracciones se establecen ante diferentes
estímulos variados. El enfermo se encuentra consciente durante las etapas de
crisis, y la muerte se origina por complicaciones respiratorias o cardiovasculares.
Otro tipo de
afección tetánica es el que producen los recién nacidos, a quienes le cortan su
ombligo con material contaminado. La incubación de la enfermedad es más corta y
la desarrollan al séptimo día por lo que se le conoce en varias partes como la
enfermedad del séptimo día. Su primera manifestación es la incapacidad para
poder alimentarse, empieza a desarrollar
de forma rápida la rigidez del cuerpo, asociado con la risa sardónica. Hay
espasmo en la vía respiratoria inferior, que causan periodos de falta de
respiración (apneas). La contracción abdominal puede generar vómitos que se
pueden ir al espacio respiratorio causando ahogamiento. La muerte ocurre
generalmente entre el cuarto al décimo cuarto día de la evolución, y en los
raros casos de sobrevivencia, los espasmos disminuyen al final de la segunda
semana, persistiendo hasta cuatro semanas.
Las otras formas
de tétanos son localizadas. Pueden producir rigidez persistente cercana al
sitio de la herida por semanas o meses para desaparecer sin dejar secuelas, o
generando parálisis de la región facial o nervios específicos, cuando el sitio
de entrada es por el cuero cabelludo o del oído.
Para evitar la
enfermedad, es necesario la aplicación de la vacuna en los primeros meses de
vida. La primera dosis induce la formación de los anticuerpos y los refuerzos
posteriores los incrementan.
La aplicación de
la vacuna a las embarazadas les incrementa las defensas a ellas, y al nuevo ser
les transfieren defensas (anticuerpos) en forma secundaria (producidas por la
madre), para evitar que puedan desarrollar la enfermedad, en caso de ser
atendidos al nacimiento con material contaminado.
Ante la
asistencia a alguna cirugía, es adecuado aplicar la vacuna a fin de asegurarse
que si algún material quirúrgico se encuentra potencialmente contaminado, pueda
generar la enfermedad. En general, para reactivar la formación de defensas es
conveniente repetir la aplicación de la vacuna contra el tétano, con frecuencia
de cada cinco años.
La aplicación de
la vacuna, requiere que el biológico se encuentre bajo ambiente de
refrigeración adecuado, y es requisito que la institución de salud lo mantenga
en refrigeradores especiales (biológicos), ya que el tenerlos en refrigeradores
comunes de cocina, condiciona la posibilidad que el biológico se inactive, y si
se debe administrar a población rural de riesgo, deja la alternativa que esta
enfermedad se desarrolle.
El tétanos contra lo común que
se considera, que solo se puede transmitir por heridas con objetos metálicos
sarrosos, su posibilidad es mayor cuando la herida es contaminada o producida
con material sucio. Por la alta mortalidad que es capaz de desarrollar, todas
las heridas por sencillas que sean deben ser manejadas por personal médico
capacitado, para evitar el desarrollo de esta enfermedad.