De acuerdo con
los datos de la OMS, la industria del tabaco podría ser considerada como una de
las de más alta letalidad en el planeta, pues su práctica mata a poco más de la
mitad de sus consumidores..
Entre los
consumidores, un grupo particular lo constituyen los adolescentes, ya que
establecen en forma importante el inicio del tabaquismo para la vida futura.
Por otra parte, en relación a su particular desarrollo del cerebro en esta
etapa, se definen cambios morfológicos y funcionales, que condicionan
deterioros futuros en la calidad de vida.
Considerando los
datos establecidos hasta el 2015, el 16.4% de la población de 15 años o más en
nuestro país, son personas fumadoras activas; entre ellas, 10.6 millones son
hombres y 3.8 millones son mujeres. La encuesta destaca además que, entre el
16.4% de las personas fumadoras, el 7.6% son fumadores diarios y el 8.8%
ocasionales. Entre quienes declaran fumar a diario, el promedio de consumo es
de 7.7 cigarrillos al día; mientras que la edad de inicio al fumar es de 16.5
años.
Esta encuesta
revela que entre el 2009, año del levantamiento previo, y el 2015, sí hay una
disminución estadísticamente significativa en la edad de inicio al consumo; al
haberse reducido de 17.6 años a 16.5 años de edad.
Un último dato a
destacar en este tema es que hay 3.9 millones de personas que, sin ser
fumadoras, están constantemente expuestas al humo del tabaco; de ellas, 72.2%
ha estado expuesta en bares y discotecas; 42.4% en universidades; 24.6% en
restaurantes; 24.7% en el transporte público; 14% en edificios de gobierno;
13.7% en escuelas y 5.2% en instituciones que prestan servicios de salud. Que a
partir de las restricciones para espacios libres de tabaco, se esperan significativas
reducciones para el futuro.
Como posibles
factores que intervienen en el consumo de tabaco en adolescentes se incluyen en
forma general, los siguientes: Disminución en la percepción del riesgo de
consumo de tabaco. Menos programas de evasión de sustancias en las escuelas.
Mensajes en grupos humanos en general, donde el tabaquismo es considerado como
práctica social. Disminución en la desaprobación por parte de los compañeros o
amigos.
Considerando el
comportamiento que muestran los padres sobre esta condición, influyen como
factores predictivos para convertir al adolescente en fumador: problemas de
ansiedad entre los padres. Disminución en el control del comportamiento de los
adolescentes y disminución de la fijación de límites por parte de los padres. Padres
sin apego emocional o responsabilidad de educación sobre los hijos. Un enfoque
menos punitivo hacia el consumo de tabaco por parte de los padres, que permite
aceptar una menor edad al inicio de fumar. Padres con tabaquismo que consideran
el hábito como parte de su propia herencia.
En cambio, los
factores asociados en los adolescentes o de sus padres, que parecen proteger y
evitar convertirse en fumador, incluyen: Supervisión parental estrecha (padres
que mantienen un registro del paradero de los adolescentes y establecen
limitaciones de comportamiento). Pasar tiempo con los padres y de preferencia
viviendo con ambos. Relación positiva con los padres (que condiciona a que sea menos probable que el hijo elija un
amigo que abuse de sustancias).
El tabaquismo
durante la adolescencia, progresa en diferentes fases, que para su comprensión
puede ser establecida en las siguientes etapas:
Etapa de pre contemplación.
El adolescente nunca ha fumado y no tiene deseos de fumar, pero existen los
factores generales o familiares que lo pueden influir.
Etapa de
contemplación (preparatoria). En esta etapa el adolescente ya comienza a pensar
en fumar, considera desarrollar actitudes y evoca imágenes de cómo es fumar. Considera e investiga las posibles funciones
del tabaquismo y desarrolla una mayor conciencia de las presiones sociales para
fumar por parte de sus compañeros o amigos.
Iniciación. En
esta etapa es donde prueba los primeros cigarrillos Las influencias de pares
son más importantes que las influencias familiares. Considera su propia
motivación para mejorar la autoimagen (adolescente).
Experimental. En
este proceso busca comprobar efectos con el aumento gradual en la frecuencia de
fumar y aumenta la variedad de situaciones en las que se usan cigarrillos.
Consideran evaluar los aspectos positivos pero pocos aspectos negativos de
fumar. Pueden evaluar el placer mínimo de fumar, aun decidiendo si fumar es
deseable. Puede desarrollar en forma adicional, su propia imagen como fumador.
Desarrolla habilidades para manejar un cigarrillo y cómo inhalar correctamente.
Las reacciones fisiológicas pueden tener el mayor efecto sobre si el hábito de fumar
continúa o progresa. Fuma ya de forma regular, pero su uso es aún infrecuente.
No suele fumar todos los días o en altas tasas
Tabaquismo
establecido (diario). En esta fase ya experimenta adicción o dependencia. Los
estudios sugieren que los adolescentes se vuelven dependientes de la nicotina,
cuando fuman solo la mitad del número de cigarrillos fumados por adultos
dependientes de la nicotina. En este periodo, el fumar regula sus respuestas
emocionales provocadas por el estrés e inducido por el medio ambiente. Fumar
regula sus antojos condicionados a señales externas y también a las señales
internas causadas por la disminución de los niveles de nicotina.
Aunque las
definiciones de la adolescencia varían, el sello distintivo de este período es
una reorganización profunda de las regiones cerebrales necesarias para una
función cognitiva y ejecutiva madura, memoria de trabajo, procesamiento de
recompensa, regulación emocional y comportamiento motivado. Durante la
adolescencia, la corteza prefrontal es una de las últimas áreas del cerebro en
madurar y todavía se encuentra en desarrollo. Esta área es la responsable de
las funciones ejecutivas y el rendimiento de la atención. De manera natural,
durante la adolescencia se incrementa en esta región una mayor cantidad de
conexiones celulares y disminuye la cantidad de neuronas para permitir a las
restantes una mejor funcionalidad al madurar de forma más apropiadas sus
funciones, mediante la estimulación de sustancias transmisoras específicas.
El adolescente
que durante esta etapa del desarrollo cerebral inicia con el tabaquismo,
condiciona alteración en la especialización y maduración de las sustancias
transmisoras y el desarrollo celular que desafortunadamente lo condicionan a aumentar
el riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos y deterioro cognitivo en la
vida posterior. Por otra parte, los fumadores adolescentes sufren déficits de
atención, que se agravan con los años de fumar. Incluso la exposición a la
nicotina, que se produce cada vez más como resultado del uso de cigarrillos
electrónicos, puede inducir cambios epigenéticos que sensibilizan al cerebro a
otras drogas y prepararlo para el futuro abuso de sustancias, por lo que
tampoco se justifica el empleo de estos dispositivos en etapa adolescente.
El consumo de
nicotina y tabaquismo en los adolescentes desafortunadamente, en el momento de
maduración cerebral, los hace dependientes a su empleo y ante su ausencia
sufren trastornos de abstinencia con manifestaciones alteradas de conducta.
Es muy
importante recalcar que el tabaquismo no solo afecta en el futuro a
enfermedades pulmonares, cardiacas, vasculares o de cáncer. En el adolescente
les altera su desarrollo cerebral y condiciona trastornos de conducta futuros.
En base a estos
daños adicionales para el desarrollo cerebral del individuo, se deberá de
evitar a toda costa el inicio de tabaquismo en los adolescentes, así como los
fumadores pasivos. Se deberá informar a los padres, sobre la gran
responsabilidad que pueden condicionar a sus hijos sobre el tabaquismo…el daño
neurológico y mental, de por vida.