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Urgencias bucodentales

 

Los accidentes pueden presentarse a cualquier hora y bajo diferentes circunstancias, ameritando cada caso en particular medidas específicas para ofrecer mejoría y recuperar la tranquilidad emocional a la brevedad posible.

Todos los relacionados a nivel bucal, causadas por caídas, juegos, violencia, accidentes automovilísticos o deportes de contacto. en su mayoría no incluyen una evaluación de piezas dentales -a menos que el daño sea evidente-, lo que puede traer en consecuencia a los niños, una afectación variable en la integridad o funcionalidad adecuada para su etapa adulta. Es conveniente siempre, que la evaluación de todo accidente o urgencia bucodental se valore en conjunto por el odontopediatra (o estomatólogo) y el pediatra a fin de aportar una evaluación y tratamiento más integral.

Para la adecuada evaluación del daño producido por un traumatismo, es necesario -además de la limpieza- controlar el sangrado de la región, realizando comprensión de la zona afectada por lo menos durante cinco a diez minutos mediante una compresa de agua fría, debiendo luego de retirar la gasa de lado, para evitar que se desprenda el coágulo que controla el sangrado. Para seguir controlando el sangrado, se recomienda el empleo de paletas de hielo, dieta líquida en temperatura fría, sin irritantes o muy blanda y ligera. Debe evitarse el enjuague, escupir, emplear popotes o chupar dulces.

Cuando existe alguna herida en labios o superficie externa de la boca, se podrá considerar la realización de la sutura correspondiente, de acuerdo con la profundidad y extensión de la herida. Si la herida se encuentra en el interior de la boca (capa mucosa) y es pequeña, generalmente no requiere de sutura. Toda laceración amplia que afecte el interior de la boca o lengua deberá ser suturada, para evitar: el sangrado, la contaminación bacteriana, favorecer la cicatrización y restablecer las funciones bucales.

Cuando el traumatismo haya condicionado mayor impacto sobre el mentón, se debe descartar fractura (rotura) del segmento (cóndilo) de la mandíbula que se articula en la parte superior para permitir la apertura y cierre de la boca. Se evalúa pidiendo al familiar que compruebe si nota el cierre y la mordida como la habitual del niño. En caso de referir algo diferente, justificará toma de control radiográfico, al igual si al momento de abrir y/o cerrar la mandíbula se nota algún movimiento asimétrico asociado con dolor, además de sentir crepitación en la zona por delante del lóbulo de la oreja. El tratamiento de esta fractura o desplazamiento la realiza el cirujano maxilofacial. Para controlar la hinchazón secundaria se pueden aplicar compresas frías.

Los dientes después de un traumatismo pueden tener diferente tipo de lesiones en su integridad estructural o en los tejidos que lo rodean. Requiere de la atención inmediata del odontopediatra que empleando estudios de radiografía podrá definir alguna de las siguientes variantes: fracturas completas o incompletas de corona y/o raíz, concusión (lesión de tejidos de soporte), subluxación, intrusión, extrusión, luxación lateral y la avulsión. En esta última condición es muy importante las medidas a considerar ya que el éxito del reimplante del diente definitivo a largo plazo varia del 4-70% dependiendo del tiempo y ambiente (seco-húmedo) que el diente está afuera de la boca y del medio de almacenamiento (células y tejidos pueden desvitalizarse) antes de su reimplantación.

El factor más crítico relacionado con el pronóstico desfavorable después del reimplante parece ser el medio de almacenamiento del diente avulsionado previo al reimplante. Se recomienda de preferencia, colocar en forma más inmediata posible (menos de 30min), el diente en leche fresca descremada pasteurizada, señalando como otras alternativas: el agua de coco y el propóleo, por características de nutrientes y libres de gérmenes. Existe en forma comercial -disponibilidad limitada- un dispositivo específico (Save-a-Tooth) para poder preservarlo hasta por 24 horas, con vigencia de duración por dos años Se recomienda que el diente evite el ambiente seco, manteniéndose antes en el interior de la boca en contacto con la saliva. En la leche se puede mantener el diente con vitalidad aceptable durante tres a seis horas para el reimplante. Un diente definitivo sin reimplante deberá considerar el empleo de una prótesis estética y funcional futura.  

Los sangrados de la encía por efecto inflamatorio (gingivitis o periodontitis) ocurren en general, por falta de higiene y poca estimulación de las encías. En las gingivitis es frecuente notar que, al morder una manzana quedan huellas de sangre sobre su pulpa. Su manejo requiere de la atención del odontopediatra, para un control estricto de la placa bacteriana de los dientes, efectuando retiro y/o profilaxis del sarro, realizar aseo regular con cepillado eficiente en encías, con uso de agua fría para controlar el sangrado, notando que, a mejor regularidad de cepillado se tendrá en resultado menor sangrado.

El dolor de un diente es causado principalmente por caries dental, que deberá ser tratado por el odontólogo o el odontopediatra con manejo invasivo específico. Sin embargo, ante la presencia de infección, es el médico/pediatra que deberá de establecer el manejo antibiótico y antiinflamatorio apropiado a las características de edad y peso del niño. El empleo empírico de analgésicos oculta y complica el curso de la infección. Para evitar las caries, es recomendable iniciar desde el brote dental primario la evaluación periódica con el odontopediatra, a fin de definir condiciones de buena higiene dental.

La presencia de alguna pieza dental desde el nacimiento constituye un riesgo de desprendimiento espontáneo, al no tener una implantación eficiente. Ya que, durante la etapa lactante es posible que el desprendimiento pueda complicarse con aspiración a la vía respiratoria, produciendo en forma súbita: obstrucción respiratoria y riesgo eminente de muerte, justifica a la brevedad posible su retiro para evitar ese riesgo. En caso de notarse la pieza dental con implante eficiente, habrá que considerar con la mecánica de succión el desarrollo de una úlcera en la parte inferior de la lengua por el roce continuo.

Cuando se inicia la erupción de los dientes temporales -entre los cuatro a seis meses de edad-, los síntomas más frecuentes asociados de malestar general, incomodidad, llanto, fiebre y en ocasiones evacuaciones semilíquidas, justifican el empleo de mordedores de consistencia firme a blanda, con superficie corrugada para favorecer al desgaste de la encía y en temperatura fría para favorecer efecto anestésico. El empleo de cremas anestésicas deberá justificarse en cantidad muy limitada (líquido mínimo solo para humedecer la encía cada 6-8 horas) ya que, en concentración mayor o más frecuente, puede condicionar alteraciones neurológicas (convulsiones). En la erupción de los dientes permanentes, los síntomas mejoran con medidas de higiene bucal.

Cuando hay sensación de ardor asociado con dificultad a la deglución, habrá que revisar si en el interior de la cavidad bucal, hay presencia de úlceras o aftas (fuegos) que se relacionan con una infección por virus (herpes) que pueden tener duración de una a dos semanas y requieren de emplear alguna sustancia especial de enjuague indicada por el médico, para disminuir las molestias. En caso de adolescentes o jóvenes podrá hacer sospechar del inicio de alguna enfermedad autoinmune para valorar por el reumatólogo. En otras ocasiones, la recurrencia de infecciones en la garganta puede ser manifestación de deficiencia inmunológica o celular para valorar por inmunólogo y/o hematólogo.

La extracción de un diente temporal ya flojo no es una urgencia; sin embargo, se deben extraer de forma natural. Puede indicarse una dieta dura: manzana, jícama, zanahoria, pan tostado, etc. para aumentar la movilidad y la exfoliación natural del diente.

El propósito del tratamiento dental en traumatismos e infecciones es preservar la estructura dentaria; evitar en lo posible la pérdida de dientes temporales o permanentes. Cualquier procedimiento de urgencia debe realizarse siempre con el consentimiento de familiares o tutores del paciente bajo información. Para evitar pérdida dental, se recomienda empleo de protector bucal en actividades deportivas de contacto.