Bebé de madre diabética

La diabetes es una enfermedad metabólica que altera el control de la azúcar que circula en el cuerpo, generando alteraciones en diferentes órganos y sistemas.
Por su forma de originarse, existen tipos variados de acuerdo a clasificaciones específicas, pero que en forma simple, podemos mencionar que algunas son: consecuencia de la deficiencia de la hormona (insulina) que controla a la azúcar (glucosa); en otras ocasiones, la enfermedad es secundaria a una deficiencia en la función de la hormona por causas no bien identificadas; y en otras ocasiones, la alteración es secundaria a la acción de un medicamento, una enfermedad asociada, o bien la existencia de un embarazo.
Esta última forma en muchas ocasiones, se presenta de forma silenciosa durante el embarazo, sin generar cambios sintomáticos evidentes en la mujer embarazada; y como consecuencia, puede causar alteraciones más lamentables en su hijo. En cambio, cuando una mujer previamente diabética y bien controlada se le confirma su embarazo, permite realizar un control más apropiado durante la gestación, a fin de evitar consecuencias sobre el hijo que se forma en su vientre.
La diabetes que se desarrolla durante el embarazo, se le conoce como diabetes gestacional, y en forma estadística se establece que puede afectar a cerca del 5% de todas las mujeres embarazadas. Este tipo de alteración, solo puede ser conocida cuando se realiza la prueba específica, para comprobar que la glucosa se encuentra elevada en la sangre, durante el curso del embarazo.
Como causa, se llega a establecer que algunas hormonas producidas en la placenta, pueden bloquear la acción de la hormona (insulina) en la madre, que genera luego una relativa deficiencia en la función de ella, sin que pueda producir más hormona o mejorar su eficacia. La sangre de la madre tiene en forma secundaria, una mayor cantidad de glucosa que atraviesa la placenta y circula con ese exceso de azúcar por el cuerpo del niño, generando alteraciones que se pueden manifestar de forma variable de acuerdo al momento que se encuentre en su desarrollo.
Cuando la alteración se establece en el momento de la formación de sus órganos, puede asociar la presencia de malformaciones orgánicas, y entre los órganos que más frecuentemente se afectan están: sistema nervioso, cardiaco, renal, digestivo, extremidades inferiores, y de forma secundaria las funciones de pulmones, corazón, sangre y condiciones metabólicas.
A nivel del sistema nervioso central con ausencia del desarrollo cerebral (anencefalia), bloqueo en la circulación del líquido cerebral (hidrocefalia), deficiencia en el cierre del tubo neural, manifestando lesión en la columna que puede aparecer como un defecto abierto al nacimiento a la altura de cintura; o bien, en forma de una bolsa en la misma región, con parálisis en extremidades inferiores y déficit de excretas.
Las alteraciones asociadas en la formación del corazón, se presentan con posibilidades hasta cinco veces mayores de la población general, y de acuerdo a su alteración ser causa de una enfermedad grave, que puede comprometer la vida al momento de nacer el niño, o de requerir de cirugías complejas en etapas tempranas de su vida.
En los riñones, puede causar la ausencia de formación de uno o ambos (incompatible con la vida), bloqueos en sus conductos causando dilataciones en su trayecto al exterior y predisposición a infecciones frecuentes.
En sistema digestivo, puede asociar deficiencia en la continuidad del intestino, y causar cierre en la parte inicial del intestino delgado, que se comportará como un bloqueo, para impedir que el alimento pueda continuar su trayecto normal, y de forma necesaria reparar con procedimiento quirúrgico. Otra condición es el desarrollo de un intestino grueso con dimensiones menores a las habituales que manifiesta dificultad a su evacuación.  
En ocasiones, la alteración orgánica se presenta de forma aislada; y en otras, de forma combinada. De acuerdo al grado de complejidad, puede ser motivo de aborto en etapas tempranas del desarrollo, o de enfermedades graves al nacimiento.
Por el contrario, cuando en forma preventiva a una futura madre se le detecta la alteración y se controlan sus niveles de glucosa antes de su embarazo, las posibilidades de malformaciones llegan a disminuir.
Si se desarrolla diabetes gestacional cuando los órganos ya se han formado, las consecuencias de los niveles elevados de la (azúcar) glucosa en la circulación del niño, le pueden generar otro tipo de alteraciones.
Una de las más comunes, es condicionar el acumulo de grasa en forma excesiva en su cuerpo, como medida de transformación y almacenamiento del exceso de glucosa en su circulación, debida a su capacidad normal de producir más insulina ante el flujo materno excesivo de azúcar. Las dimensiones del niño empiezan a exceder el ritmo normal del crecimiento habitual, y al alcanzar algunas dimensiones particulares (peso mayor de 4kg y talla mayor de 55cm), puede desencadenarse el parto; y en consecuencia, obtener un recién nacido en forma prematura (por tiempo real de embarazo), con dificultades a su extracción (aún si es por cesárea), y con problemas serios de desarrollo pulmonar, que de forma inevitable lo ponen en riesgo para su vida, al no tener la maduración adecuada que le permita mantener el interior de sus alveolos en forma abierta.
Otra complicación factible en estos bebés, resulta de la disminución importante de la azúcar materna al nacer, que aunado a su exceso de insulina producida por el niño, causa niveles de riesgo que pueden privar de este nutriente al cerebro del niño en sus primeras horas de vida, y causar muerte y/o lesión de las células cerebrales, con grados variables de daño posterior representado con retraso mental y/o convulsiones.
A diferencia de la condición que causa el desarrollo excesivo del feto, también se puede generar el extremo contrario, cuando por la alteración metabólica materna, se modifica la integridad de los vasos sanguíneos de la placenta, causando deficiencia en la nutrición del producto, y estos niños nacen con talla y peso bajos (menos de 2.5kg).
Otra complicación que pueden desarrollar estos niños, es una cantidad anormal de células de su sangre, por estimularse ante la entrega difícil que hacen del oxígeno al tener la glucosa elevada. Estos niños tienen una circulación sanguínea lenta por la viscosidad de la sangre, que les complica la función en diferentes órganos como el corazón, intestino, riñón, pulmones y cerebro. Para mejorar esta alteración luego de ser identificada, se debe extraer volumen de sangre para sustituir por solución endovenosa o suero. En caso contrario tendrán persistencia de alteraciones respiratorias, cardiacas y de ictericia, con su posible daño en el cerebro de forma adicional.
Como brevemente se expone en esta ocasión, se identifican muchas alteraciones que puede generar un niño, con diferentes tipos de problemas al no tener la precaución de considerar esta alteración, de preferencia de tres a seis meses antes de iniciar un embarazo. El pronóstico es más halagador cuando se comprueba que no hay enfermedad previa de diabetes; o bien, si la diabetes gestacional que se desarrolla, logra ser bien controlada durante el embarazo. Todas las medidas dietéticas, medicamentosas y de hábitos, valen la pena para poder generar un niño sano, por lo que invitamos a todas las mujeres, para que revisen esta posibilidad en forma temprana y adecuada.
Por otra parte, aunque la mayoría de las mujeres con diabetes gestacional remiten después del parto, algunas sufren de diabetes gestacional en futuros embarazos; y otras, podrán ser propensas a desarrollar diabetes a medida que tengan más edad. La sugerencia final, es determinar esta enfermedad por el bienestar del binomio. 

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