El nombre,
proviene de la característica primordial de ser un dolor muy intenso de un lado
o mitad de la cabeza. En griego se le refiere como hemikranea, en latín
hemigranea y en francés migraine. Jaqueca es la denominación árabe de la
migraña.
Es un dolor de
cabeza muy intenso, que afecta en especial un lado específico, precedido o no por
alguna modificación particular. Con duración y recurrencias variables, asociando
durante su manifestación alteraciones del equilibrio, cambios en la presión
arterial y molestias digestivas. Se incrementa con la estimulación sensitiva,
causando suspensión de las actividades habituales que posterior al sueño,
remite sin tener alguna anormalidad corporal entre cada uno de los periodos de
dolor.
Constituye la
principal causa de dolor de cabeza entre los niños y adolescentes, que motiva
la inquietud de los padres y su asistencia secundaria a valoración médica, para
su identificación y tratamiento.
A nivel
estadístico mundial por estudios muy amplios, se llega a considerar que la edad
media de inicio detectado en los hombres,
es a partir de los siete años; mientras que en las niñas, es a partir de los
diez años. Cerca del 20% de los casos totales, llegan a tener su primer cuadro
a la edad de cinco años, con registros dudosos por dificultades clínicas, para
poderse reconocer antes de esta edad. La proporción por sexos es muy similar
durante la infancia, pero con notable diferencia para el sexo femenino (3:1) a
partir de la adolescencia. La proporción de acuerdo a diferentes comunidades,
puede variar presentado cifras de uno por cada veinte a cuarenta adolescentes.
Esta enfermedad
es debida a cambios en la circulación sanguínea de alguna zona craneal. Al
principio antes de manifestar la crisis de dolor, suele haber disminución de la
circulación que puede generar el desarrollo del aura, seguido a continuación de
un incremento en la circulación sanguínea, con cambios en el volumen de los
vasos sanguíneos, que es el factor primordial para relacionar las molestias
clásicas de la aparición y molestias del dolor de cabeza. Luego de algunas
horas de evolución, la circulación y los vasos sanguíneos retornan a la
normalidad, desapareciendo las alteraciones previas.
Existen algunos
factores de riesgo que pueden influir a la presencia, recurrencia e intensidad
de este malestar. Se destaca el antecedente familiar, ya que la migraña es más
frecuente en familiares de pacientes con migraña hasta en un 50% de los casos.
Entre los alimentos, se relaciona con el consumo de chocolate y quesos. Situaciones
de alteración emocional por relaciones escolares y personales. Cambios
hormonales relacionados con fechas de menstruación o con toma de
anticonceptivos orales. También existen otras alteraciones, que con mejor
frecuencia se asocian a los cuadros de migraña: consumo de alcohol, cafeína,
deshidratación por exposición ambiental, abuso de analgésicos, alteraciones del
sueño y disminución de horas de sueño, luces brillantes y parpadeantes,
consolas de video juegos.
Por la condición
especial de existir otras causas que pueden generar dolor de cabeza, y ser
confundidas con esta alteración, se han establecido en años previos algunos
criterios específicos, que al paso del tiempo se han revisado y corregido para
evitar confusiones. En primer término se deberá establecer si el dolor de
cabeza tiene una causa que la explique para ser considerada como de origen
secundario a una alteración específica (ejemplos: golpes, infección, tumor,
etc.). Cuando no hay una causa determinada se les considera como primarias, que
además deben cumplir como condiciones, que: el enfermo cuando acuda con dolor
de cabeza no tenga alteraciones de otra enfermedad, mantienen en su recurrencia
condiciones uniformes de desarrollo; y por último, que los estudios clínicos o
de gabinete no muestren alguna anormalidad evidente.
Entre las
alteraciones primarias se presenta la migraña junto con otras tres anomalías a
descartarse: el dolor de cabeza por situaciones tensionales, los dolores de
cabeza por alteración del sistema autónomo nervioso y otras no atribuidas a un
daño estructural.
Entre el grupo
de las migrañas existen hasta seis variantes de las mismas, que en la infancia
y adolescencia puede incluir de forma más frecuente a las primeras tres, ya que
las últimas son formas especiales, complicaciones y posibilidad de duda. Las
dos primeras tienen por diferencia la existencia o ausencia de algún dato
particular (aura), que pueda preceder siempre al inicio del dolor de cabeza.
Esta aura funciona como un aviso eminente de dar inicio al dolor de cabeza en
el tiempo siguiente. Puede ser la sensación de percibir un olor particular,
luces o manchas visuales, zumbidos, etc. La tercera forma de migraña, incluye
la asociación de síntomas y signos específicos recurrentes periódicos durante
la infancia como precursores de migraña en tiempo futuro.
Para llegar a
considerar si alguno de sus hijos llega a padecer migraña, deberá de contar
primero con los requisitos referidos de una condición primaria y además, la
existencia de dolor de cabeza con una duración de 4 a 72 horas sin tratamiento
o sin respuesta al mismo que se haya ofrecido. El dolor de cabeza tiene
localización unilateral, en forma de punzadas con pulso, intensidad moderada a
grave, que empeora o inicia con actividades físicas habituales. Puede presentar
durante la crisis: nauseas o vómitos, molestia a los sonidos o luces en su
visión. Como dato adicional el aura puede ser registrada o estar ausente.
En la evaluación
médica, se formulan preguntas para tener mejor definición de las
manifestaciones y circunstancias relacionadas con el cuadro, a fin de poder
relacionar con la causa específica. Si existen dudas en su definición, el
médico justificará la realización de algunos estudios a fin de descartar otras
alteraciones que pueden tener sus manifestaciones similares, o bien, canalizar
con el especialista en neurología para una valoración con mayores detalles y
mejor tratamiento.
Algunos niños,
que posteriormente en la adolescencia o en la edad adulta sufrirán crisis de
migraña, pueden presentar precozmente síntomas episódicos, recurrentes y
especiales para cada paciente. Constituyen el tercer tipo de migraña a
considerar en evolución. De estas formas, se reconocen tres variantes: vómitos
cíclicos, dolor abdominal recurrente y el vértigo (mareo) súbito benigno. En
estas tres variantes de igual forma, sus molestias no son atribuidas a alguna
enfermedad y entre los periodos de las crisis los niños lucen con apariencias
totalmente normales.
Los vómitos
cíclicos se presentan de forma recurrente, asociados a nauseas intensas y
palidez. Se consideran significativos cuando reportan cinco o más episodios, en
donde cada episodio incluye varios vómitos a lo largo de una hora o hasta días,
notando al niño normal entre cada uno de esos episodios. En la migraña
abdominal el niño presenta al menos cinco episodios de dolor abdominal intenso,
alrededor del ombligo, asociado con vómitos, con duración hasta por 72 horas.
Estos dos cuadros deberán descartar la existencia de alguna infección o
inflamación digestiva. En el vértigo súbito, el niño tiene problemas de
equilibrio o de mareo, con datos de exploración neurológica y pruebas
vestibulares totalmente normales entre los periodos de crisis.
Desafortunadamente,
no obstante la gran cantidad de estudios realizados, no existe en la actualidad
tratamiento curativo alguno para poder eliminarla. Ante esto, la participación
médica sin ser la ideal, es muy importante para mejorar la calidad de vida de
los pacientes afectados de migraña, para proporcionar tratamientos que
disminuyan o supriman el dolor (tratamientos abortivos), como también mediante
recomendaciones sobre factores asociados a fin de evitar la aparición de nuevos
episodios, o cuando menos, disminuir su excesiva frecuencia de repetición
(estrategia preventiva).
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