Recibe este nombre
la alteración en la coordinación suave y exacta de los movimientos; que, en los
niños se manifiesta en forma más común a partir de pérdida de equilibrio
corporal, una inestabilidad en su marcha (cuando ya la han desarrollado de
forma natural), o una negativa a caminar. En edades mayores, se aprecia al
notar que el niño aumenta su base de sustentación; y en los casos graves, les
es imposible mantener la posición de pie.
Esta coordinación
adecuada de equilibrio corporal es controlada por la parte posterior e inferior
del cerebro (cerebelo), y trayectos nerviosos encargados de mandar información
sobre la posición del cuerpo en el espacio, para coordinar de forma eficiente
los diferentes grupos musculares que mantienen el cuerpo equilibrado.
En el cerebelo se
encuentra también la coordinación y función de diferentes estructuras
corporales, por lo que además de alteraciones en el equilibrio corporal, el
niño con alteración de función cerebelosa podrá manifestar también movimientos
oculares anormales, deterioro del lenguaje, temblores, disminución de fuerza
muscular, movimientos anormales de extremidades en especial ante maniobras
finas, que en ocasiones se pueden hacer evidentes al momento de mantener los
ojos cerrados.
Esta alteración puede
presentarse en forma súbita (aguda o adquirida); o con evolución progresiva
(crónica con origen congénito), que en ocasiones son detectadas de forma más o
menos súbita por los familiares. Las congénitas están relacionadas con
alteraciones del metabolismo y malformaciones especiales. La forma adquirida,
se puede presentar por el desarrollo de anomalías funcionales o anatómicas.
Las más comunes
incluyen cuadros de evolución benigna y generalmente autolimitados.
Corresponden a alteraciones de aparición aguda que incluyen infecciones,
inflamación posterior a infecciones, acción de toxinas y traumatismos. Entre
todas, la forma más frecuente es la condición conocida como: ataxia cerebelosa
aguda.
La ataxia
cerebelosa aguda se desarrolla en general, después de una inflamación por virus
que en mayoría corresponde al virus de la varicela, pero también lo pueden
causar las paperas, mononucleosis, picadura por garrapata, hepatitis entre
otros. Las alteraciones de coordinación y equilibrio se manifiestan de siete a
diez días posteriores de esas infecciones, con mayor frecuencia en los primeros
seis años de vida. Además de la alteración en la marcha y equilibrio, hay
alteraciones de la coordinación de las extremidades a movimientos finos, puede
haber dolor de cabeza y modificaciones de la conducta habitual. En raras ocasiones
se presenta posterior a la aplicación de vacunas.
Otra causa de
ataxia de comportamiento benigno se relaciona con la exposición a tóxicos
específicos, en preescolares generalmente es secundario a ingesta accidental y
en adolescentes generalmente es como consecuencia intencional. Los medicamentos
que pueden desarrollar esta alteración incluyen: sedantes, anticonvulsivantes,
antialérgicos, antidepresivos y medicamentos para la tos. Como tóxicos, se
encuentra en particular el alcohol, plomo, monóxido de carbono, inhalantes. Este
cuadro además de la alteración de la marcha y coordinación motora asocia
modificaciones en la reactividad del afectado que varía desde el delirio y
agitación hasta la letargia y el coma. No suele asociar presencia de fiebre.
La inflamación del
sistema vestibular a menudo por infecciones bacterianas o virales como la
infección del oído medio puede causar marcha inestable, al igual que la
introducción de agua en temperaturas extremas, que se puede sospechar al notar
que la sensación de mareo la manifiesta en exceso el paciente al mover la
cabeza.
Otra ataxia de
buen pronóstico relaciona datos compatibles con migraña y/o antecedente de familiares
con migraña, se relaciona a migraña al referirse dolor de cabeza y vómitos.
En ocasiones los
golpes en la cabeza pueden dejar la persistencia de ataxia por varios días o
algunas semanas sin lograr desaparecer, por lo que requieren en su evaluación el
seguimiento de la evolución del paciente, al menos dos semanas posterior al
golpe.
Las enfermedades
que afectan la cubierta de los nervios (desmielinizantes), como el Guillaín
Barré o la esclerosis múltiple (en adolescentes), pueden generar ataxia al producir
debilidad de los músculos de las extremidades. La ataxia en un adolescente
puede ser dato inicial para sospechar de esclerosis múltiple que tendrá
progresión.
Algunas
condiciones adicionales pueden causar ataxia de grados leves, como: la fiebre
más frecuente a la menor edad del paciente; y las ataxias fingidas, que son más
frecuentes en adolescentes que requieren una exploración adecuada para
considerar su causa, y en especial, luego de haber descartado cualquier origen
orgánico específico. El golpe de calor también puede inducir este trastorno.
Las de tipo
congénito son secundarias a alteraciones del metabolismo o malformación
congénita. Su tratamiento, pueden tener modificación y control al definir su problema
metabólico con corrección de la vía metabólica alterada; o bien, con
intervención quirúrgica que modifique la anatomía alterada dentro del cerebro.
Son menos
frecuentes, pero lamentablemente de pronóstico más grave las que asocian condiciones
que amenazan la vida, como las que generan efecto de masa dentro del cráneo,
que incluyen tumores, hemorragias, infección cerebral y alteraciones
vasculares.
De todos los
tumores cerebrales infantiles, la mitad aproximadamente provienen de la parte
posterior e inferior del cerebro (tronco o cerebelo) generando de acuerdo a su
crecimiento, una ataxia lentamente progresiva asociado con dolor de cabeza de
predominio en las noches o temprano por las mañanas, con ganas de vomitar o
vómitos. Con riesgo de complicaciones por presión interna elevada que puede
deprimir la función del centro respiratorio y/o del corazón, por hemorragias,
inflamación o bloqueo de la circulación de líquido cerebral (líquido
cefalorraquídeo). Cuando se nota una ataxia aguda acompañada de movimientos
oculares rápidos y/o danzantes, con sacudidas corporales arrítmicas, puede ser
evidencia de un tumor especial (neuroblastoma) que amerita su evaluación y
tratamiento temprano para evitar complicaciones y muerte.
La hemorragia que
se puede presentar de forma súbita, en esta fosa posterior e inferior del
cráneo, posterior a un traumatismo o por rotura de alguna malformación
vascular, puede manifestar una ataxia con deterioro dramático rápido y serio
riesgo de muerte inmediata por presión en los centros respiratorio y cardiaco, por
lo que se requiere de intervención quirúrgica de extrema urgencia.
Las embolias
(accidentes cerebrovasculares) aunque son muy raras en niños y jóvenes, también
pueden causar ataxia y son condicionadas por enfermedades previas en ellos,
como anemia de células falciformes, lupus eritematoso y homocistinuria.
Las infecciones
del cerebelo para ser condición de alta mortalidad, en general, deben
comprometer la función circulatoria por incremento de presión ya sea por
aumento de volumen como un absceso (acumulación progresiva de pus), o secundaria
a alguna reacción inflamatoria aguda. El absceso puede ser secundario a una
infección previa del oído o detrás del oído (mastoiditis).
Todo niño o adolescente que se
note con alteración de su equilibrio, déficit en la coordinación de
movimientos, movimientos oculares anormales y/o déficit en el cálculo de
distancia con extremidades, deberá ser valorado de forma inmediata por
neurólogo pediatra o pediatra, para descartar un posible cuadro de riesgo; con
la confianza relativa especial, que la mayoría de las ocasiones el cuadro puede
ser de evolución autolimitada y con pronóstico benigno… pueden dar apariencia
de estar mareados por un juego o como imitando borrachitos; y en los más
pequeños, aparentar retraso en su desarrollo al no poderse mantener en posición
equilibrada…es malo excedernos en la confianza.
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