El
daltonismo es una afección en la cual no se pueden ver los colores de manera
normal. Se le conoce también como deficiencia de color. En el daltonismo
generalmente la persona no puede distinguir entre ciertos colores. Con
frecuencia no distinguen los verdes de los rojos y, a veces, los azules.
Era frecuente el siglo pasado considerarla como una ceguera a los colores, que establecía para todos los daltónicos, que todo su entorno siempre lo estarían notando como una película en blanco y negro, pero esto no corresponde con la realidad del padecimiento: estas personas sí ven colores, aunque menos que los individuos con visión normal. La diferencia se debe a la existencia de los estímulos muy parecidos en intensidad del color, los cuales son de evidente color diferente en las personas sin daltonismo, pero de colores muy similares para los daltónicos.
Muchas personas creen -de forma errónea-, que el color es una propiedad física que el sistema visual se limita a detectar. Piensan que la luz reflejada por la sangre es de color rojo. También suponen que nuestros ojos poseen tres tipos de “detectores de colores”, los cuales responden, respectivamente, a las luces rojas, verdes o azules. Desde esta perspectiva equivocada, parece lógico pensar que la carencia de “receptores de rojo” debe producir una “ceguera al rojo” y la incapacidad para detectar la presencia de dicho color en la luz. La realidad establece que es el sistema visual el que crea los colores en respuesta a algunas propiedades físicas de la luz.
Las luces no son rojas -de hecho, no tienen ningún color-, pero las luces que acumulan más energía en sus longitudes de onda largas (propiedad física) las vemos rojas (propiedad perceptiva que crea un centro especial de nuestro cerebro). De modo semejante, es la actividad del sistema visual (cerebro incluido) la que hace que un estímulo de 400 nanómetros (nm) suela verse violeta; otro de 450 nm, azul; uno de 500 nm, verde, etcétera.
Los seres humanos disponemos en la capa nerviosa de nuestro ojo (retina), dos tipos de células fotosensibles: los bastones (para ver en la penumbra) y los conos, que necesitan más luz, pero posibilitan la visión en color. Hay tres tipos de conos que se diferencian según las longitudes de onda ante las que responden más. Así, los conos L responden sobre todo a las longitudes de onda más largas; los conos M a las medias, y los C, a las cortas. La ausencia de conos L o M no hace a estas personas ciegas al rojo o ciegas al verde, puesto que esos conos no son “detectores de rojo” ni los conos M “detectores de verde”. Como efectos asociados, se dice que la ausencia de conos L hace que el afectado perciban menos brillantes las luces que una persona común ve rojas. Esencialmente, porque las retinas de esta última responden con dos tipos de conos (M y L), mientras que los deficientes de conos L solo disponen de la muy débil respuesta que se genera en los conos M, manifestando a colores rojos respuestas similares a las que producen los grises de claridad media, sin poder distinguir figuras en tono rojo. Cuando hay deficiencia en los conos M los tonos de color azul se perciben en tonos de gris.
El
daltonismo puede ocurrir cuando un tipo o más de conos están ausentes, no
funcionan o detectan un color diferente de lo normal. El daltonismo grave
ocurre cuando los tres tipos de conos están ausentes. El daltonismo leve ocurre
cuando los tres tipos de conos están presentes, pero uno de ellos no funciona
bien. Detecta un color diferente de lo normal.
Existe otra alteración en donde las variantes de función en cada uno de los conos, tiene anomalías en su percepción, condicionando en esa forma, que no se puedan identificar la variedad de tonos entre los colores afectados.
Los daltonismos son casi siempre de origen genético, se presentan de manera similar en ambos ojos, tienen una frecuencia relativamente alta- Se calcula que uno de cada diez hombres (10%) tiene alguna forma de deficiencia de color, ya que se transmiten con carácter recesivo asociados al cromosoma X y la incidencia en mujeres es de 0.5%.
La mayoría de los problemas de la visión de color que no están desde el nacimiento y aparecen más adelante en la vida, son resultado de una enfermedad, un traumatismo, efectos tóxicos de algún medicamento, una enfermedad metabólica o alguna alteración de tipo vascular. Ciertos medicamentos también pueden aumentar su riesgo de contraer daltonismo. Como la hidroxicloroquina que se emplea para tratar artritis reumatoide.
Los defectos de la visión de color causados por una enfermedad, no se entienden tan bien como los defectos congénitos. El daltonismo debido a una enfermedad específica a menudo afecta cada ojo de manera diferente, y suele empeorar con el tiempo. La pérdida de visión de color adquirida puede deberse a daño a la retina o al nervio óptico.
Un cambio en la manera de ver los colores puede indicar la presencia de un problema más serio. Toda persona que note un cambio en la manera en que percibe los colores debe consultar a un oftalmólogo.
Las personas sin dificultades en la visión cromática diferencian más de dos millones de colores. Los daltónicos, en cambio, ven una gama reducida de colores porque no experimentan algunas de las sensaciones que normalmente se usan para agrupar colores en una misma categoría (por ejemplo, las de verdoso, rojizo, anaranjado, etcétera). Si todos tuviésemos daltonismo, muy posiblemente nuestro idioma incluiría solo cinco o seis de los términos básicos del color.
Los niños daltónicos durante su etapa escolar, ante la incapacidad de identificar la diferencia de tonos de los colores, establecen desinterés y falta de motivación a sus tareas iniciales, ralentizando y deteriorando el rendimiento académico, con limitaciones variadas: no pueden hacer combinaciones de colores, tienen dificultad a comprender mapas, dificultad para distinguir figuras y fondos, geometría. Es posible generar alta frustración, baja autoestima, poca motivación y posible aislamiento social.
Los síntomas pueden ser desde leves hasta intensos. Muchas personas tienen síntomas tan leves que no se dan cuenta de que tienen deficiencia de color o de que no ven bien los colores. A veces los padres notan un problema solo cuando el niño está aprendiendo los colores. Los síntomas incluyen: dificultad para ver los colores y su brillo de la manera usual. No poder notar la diferencia entre distintos tonos de un mismo color o entre colores similares, mayormente entre el rojo y el verde o entre el azul y el amarillo.
Salvo en la forma más grave, el daltonismo no afecta la agudeza visual. La incapacidad absoluta para ver ningún color y ver todo en tonos de gris se llama acromatopsia. Esta afección es poco común y a menudo se presenta asociada a: ambliopía u ojo perezoso, que es una visión deficiente por un ojo, en el que la vista no se desarrolló normalmente durante la infancia. Nistagmo, expresado con movimientos oculares rápidos involuntarios. Sensibilidad a la luz y visión deficiente.
Para
confirmar esta enfermedad se realiza una prueba especial. La prueba consiste en
mostrarle un dibujo formado por puntos multicolores. Si no tiene deficiencia de
color, podrá ver los números y formas entre los puntos. Si no puede ver los
colores, tendrá dificultad para encontrar el número o la forma en el dibujo y es
posible que no lo vea.
En cuanto a su tratamiento, No hay ningún tratamiento para el daltonismo congénito. Generalmente no causa ninguna discapacidad apreciable. Sin embargo, hay lentes de contacto y anteojos especiales que pueden ayudar en forma parcial.
Su oftalmólogo pediatra puede identificar la presencia de esta alteración en etapa temprana para sugerir algunas alternativas y, tratar las formas adquiridas de daltonismo, con la atención de la enfermedad subyacente o cambiar el medicamento que lo causó.
Era frecuente el siglo pasado considerarla como una ceguera a los colores, que establecía para todos los daltónicos, que todo su entorno siempre lo estarían notando como una película en blanco y negro, pero esto no corresponde con la realidad del padecimiento: estas personas sí ven colores, aunque menos que los individuos con visión normal. La diferencia se debe a la existencia de los estímulos muy parecidos en intensidad del color, los cuales son de evidente color diferente en las personas sin daltonismo, pero de colores muy similares para los daltónicos.
Muchas personas creen -de forma errónea-, que el color es una propiedad física que el sistema visual se limita a detectar. Piensan que la luz reflejada por la sangre es de color rojo. También suponen que nuestros ojos poseen tres tipos de “detectores de colores”, los cuales responden, respectivamente, a las luces rojas, verdes o azules. Desde esta perspectiva equivocada, parece lógico pensar que la carencia de “receptores de rojo” debe producir una “ceguera al rojo” y la incapacidad para detectar la presencia de dicho color en la luz. La realidad establece que es el sistema visual el que crea los colores en respuesta a algunas propiedades físicas de la luz.
Las luces no son rojas -de hecho, no tienen ningún color-, pero las luces que acumulan más energía en sus longitudes de onda largas (propiedad física) las vemos rojas (propiedad perceptiva que crea un centro especial de nuestro cerebro). De modo semejante, es la actividad del sistema visual (cerebro incluido) la que hace que un estímulo de 400 nanómetros (nm) suela verse violeta; otro de 450 nm, azul; uno de 500 nm, verde, etcétera.
Los seres humanos disponemos en la capa nerviosa de nuestro ojo (retina), dos tipos de células fotosensibles: los bastones (para ver en la penumbra) y los conos, que necesitan más luz, pero posibilitan la visión en color. Hay tres tipos de conos que se diferencian según las longitudes de onda ante las que responden más. Así, los conos L responden sobre todo a las longitudes de onda más largas; los conos M a las medias, y los C, a las cortas. La ausencia de conos L o M no hace a estas personas ciegas al rojo o ciegas al verde, puesto que esos conos no son “detectores de rojo” ni los conos M “detectores de verde”. Como efectos asociados, se dice que la ausencia de conos L hace que el afectado perciban menos brillantes las luces que una persona común ve rojas. Esencialmente, porque las retinas de esta última responden con dos tipos de conos (M y L), mientras que los deficientes de conos L solo disponen de la muy débil respuesta que se genera en los conos M, manifestando a colores rojos respuestas similares a las que producen los grises de claridad media, sin poder distinguir figuras en tono rojo. Cuando hay deficiencia en los conos M los tonos de color azul se perciben en tonos de gris.
Existe otra alteración en donde las variantes de función en cada uno de los conos, tiene anomalías en su percepción, condicionando en esa forma, que no se puedan identificar la variedad de tonos entre los colores afectados.
Los daltonismos son casi siempre de origen genético, se presentan de manera similar en ambos ojos, tienen una frecuencia relativamente alta- Se calcula que uno de cada diez hombres (10%) tiene alguna forma de deficiencia de color, ya que se transmiten con carácter recesivo asociados al cromosoma X y la incidencia en mujeres es de 0.5%.
La mayoría de los problemas de la visión de color que no están desde el nacimiento y aparecen más adelante en la vida, son resultado de una enfermedad, un traumatismo, efectos tóxicos de algún medicamento, una enfermedad metabólica o alguna alteración de tipo vascular. Ciertos medicamentos también pueden aumentar su riesgo de contraer daltonismo. Como la hidroxicloroquina que se emplea para tratar artritis reumatoide.
Los defectos de la visión de color causados por una enfermedad, no se entienden tan bien como los defectos congénitos. El daltonismo debido a una enfermedad específica a menudo afecta cada ojo de manera diferente, y suele empeorar con el tiempo. La pérdida de visión de color adquirida puede deberse a daño a la retina o al nervio óptico.
Un cambio en la manera de ver los colores puede indicar la presencia de un problema más serio. Toda persona que note un cambio en la manera en que percibe los colores debe consultar a un oftalmólogo.
Las personas sin dificultades en la visión cromática diferencian más de dos millones de colores. Los daltónicos, en cambio, ven una gama reducida de colores porque no experimentan algunas de las sensaciones que normalmente se usan para agrupar colores en una misma categoría (por ejemplo, las de verdoso, rojizo, anaranjado, etcétera). Si todos tuviésemos daltonismo, muy posiblemente nuestro idioma incluiría solo cinco o seis de los términos básicos del color.
Los niños daltónicos durante su etapa escolar, ante la incapacidad de identificar la diferencia de tonos de los colores, establecen desinterés y falta de motivación a sus tareas iniciales, ralentizando y deteriorando el rendimiento académico, con limitaciones variadas: no pueden hacer combinaciones de colores, tienen dificultad a comprender mapas, dificultad para distinguir figuras y fondos, geometría. Es posible generar alta frustración, baja autoestima, poca motivación y posible aislamiento social.
Los síntomas pueden ser desde leves hasta intensos. Muchas personas tienen síntomas tan leves que no se dan cuenta de que tienen deficiencia de color o de que no ven bien los colores. A veces los padres notan un problema solo cuando el niño está aprendiendo los colores. Los síntomas incluyen: dificultad para ver los colores y su brillo de la manera usual. No poder notar la diferencia entre distintos tonos de un mismo color o entre colores similares, mayormente entre el rojo y el verde o entre el azul y el amarillo.
Salvo en la forma más grave, el daltonismo no afecta la agudeza visual. La incapacidad absoluta para ver ningún color y ver todo en tonos de gris se llama acromatopsia. Esta afección es poco común y a menudo se presenta asociada a: ambliopía u ojo perezoso, que es una visión deficiente por un ojo, en el que la vista no se desarrolló normalmente durante la infancia. Nistagmo, expresado con movimientos oculares rápidos involuntarios. Sensibilidad a la luz y visión deficiente.
En cuanto a su tratamiento, No hay ningún tratamiento para el daltonismo congénito. Generalmente no causa ninguna discapacidad apreciable. Sin embargo, hay lentes de contacto y anteojos especiales que pueden ayudar en forma parcial.
Su oftalmólogo pediatra puede identificar la presencia de esta alteración en etapa temprana para sugerir algunas alternativas y, tratar las formas adquiridas de daltonismo, con la atención de la enfermedad subyacente o cambiar el medicamento que lo causó.