Son eventos en
los que un niño que se expone a la ingesta de un producto químico, sufre la
muerte en un periodo de tiempo muy corto.
En el hogar
existen una gran variedad de medicamentos o productos, que pueden causar la
muerte a un niño que ingiera en una sola dosis, una cantidad aparentemente
pequeña. Se produce como todo accidente de forma involuntaria, siendo los más
viables por sus dimensiones y funcionamiento orgánicas, los niños menores de
seis años.
Este tipo de
tóxicos letales pueden estar presentes en medicamentos de empleo para adultos;
o también en productos de limpieza, plaguicidas y plantas.
Son accidentes
que frecuentemente se originan en la visita que hacen los padres, a sus amigos
o familiares –en especial a los abuelos-, que en un momento de descuido pueden
condicionar que por el aspecto o su accesibilidad, faciliten al niño su
exploración a través del gusto o traguen
medicamentos al confundirlos con golosinas.
Son más
susceptibles de fallecer los niños más pequeños, al tomar en cuenta que por su
menor peso, la proporción de la cantidad del medicamento en su sangre, llega a
representar una mayor concentración que genera efectos intensos, en diversos
órganos y sistemas corporales del niño. A menor edad, las vías químicas para
poder eliminar o neutralizar los tóxicos potenciales, se encuentran menos
desarrollados, empleando procesos menos eficientes para la neutralización de
los tóxicos. Por último, a menor edad los niños tienen más inquietud por
explorar su entorno; y pueden ingerir sustancias con olores o sabores
especiales, que en forma habitual son rechazados por niños de mayor edad o los
adultos.
Su frecuencia es
relativamente baja, ya que la mayoría de las ocasiones que sucede la ingesta de
sustancias tóxicas, estas corresponden a sustancias no letales, pero el drama
de perder la vida un niño por la ingesta de una sustancia escasa y en tiempo
tan breve, justifica siempre informar de este riesgo a la población con
intención preventiva.
Ante un niño con
sospecha de este posible cuadro, la estimación del riesgo es un paso muy
importante y se debe analizar de forma inteligente. No tomar en cuenta esta
posibilidad, puede representar la diferencia entre la vida o la muerte. En
primer lugar, se debe recabar información de todo tipo de antecedente, que
pueda ser de utilidad inmediata. Se deberá conocer antecedentes relacionados a
los familiares o amigos en el lugar donde pudo realizar la ingesta letal.
Conocer si ellos tienen alguna enfermedad crónica en control, de ser posible
identificar la sustancia ingerida, la concentración del medicamento, su posible
mecanismo de liberación (efecto rápido o a largo plazo), el momento preciso o
probable de la ingesta, de ser posible determinar la cantidad ingerida o poder
calcularla, debiendo estimar siempre la cantidad de mayor riesgo, el tipo de
alteraciones que iniciaron el cuadro y la evolución que han tenido, si el niño
tiene antecedentes de alguna enfermedad previa o de medicamentos que estuviera
tomando en forma específica. Identificar si hay consistencia de los hechos
narrados por familiares, ya que en caso contrario. puede ser considerado la
opción de abuso o negligencia, y el incidente deberá ser notificado a las
autoridades legales.
Se recomienda
que los familiares identifiquen con detalles las alteraciones que inician la
sospecha del cuadro, su evolución en relación al tiempo y la forma como se
afectan las condiciones vitales del niño (estado de conciencia, respiración,
dolores, movimientos anormales, etc.). Todos los hallazgos físicos son
variables y van a depender del agente químico y su cantidad ingerida. Estos
hallazgos pueden abarcar desde un estado aparente normal, hasta la inconciencia
o el paro cardiaco y respiratorio.
Es prioritario,
que en caso de notar los familiares alteración del estado de conciencia
acompañado de falla respiratoria, puedan tener la capacidad de proporcionar una
respiración artificial; y en sospecha de paro cardíaco, también el masaje
cardiaco. En caso de no tener la adecuada preparación, de forma inmediata,
llevar o llamar a un servicio de urgencias para su atención adecuada, sin
pérdida de tiempo.
Ya al personal
paramédico o médico involucrado, le corresponderá en forma prioritaria reanimar
al niño y en forma inmediata asociada identificar, si las manifestaciones que
tiene el paciente, pueden ser incluidas en un grupo de alteraciones específicas,
que lo puedan ubicar en alguna orientación especial (toxisíndromes), para dar inicio
a su manejo integral de urgencia, con apoyo prioritario a la función cardíaca,
respiratoria y neurológica, para evitar su muerte inmediata.
A continuación
se enumeran los medicamentos que pueden ser de empleo en adultos, que
potencialmente pueden causar la muerte en un niño, por lo que se deberán revisar
su presencia y evitar dejar en descuido a la posibilidad de ingesta.
Antidepresivos
tricíclicos como desipramina, imipramina y amitriptilina pueden producir
convulsiones, presión arterial baja, arritmias cardiacas y estado de coma.
Medicamentos
antipalúdicos como la cloroquina y la hidroxicloroquina, su toxicidad
condiciona disminución de los niveles de potasio, convulsiones, estado de coma
y paro cardiaco y respiratorio.
Medicamentos
cardiovasculares conocidos como bloqueadores de los canales de calcio, como el
verapamil y la nifedipina. Los beta bloqueadores como el propanolol, causan
disminución de la glucosa y bloqueos en el ritmo cardiaco. Otros medicamentos
para la hipertensión incluyen: clonidina, lorcainidina, quinidina, disopiramida
y lidocaína.
Opioides que se
emplean en casos de dolor como la metadona, codeína, fentanyl causan depresión
del centro respiratorio.
Medicamentos
para la diabetes como las sulfonilureas que incluyen a glibenclamida,
gliquidona, clorpropamida y la giquidona. Producen niveles bajos de azúcar.
Otros
medicamentos incluyen a la teofilina, medicamentos antipsicóticos, la
colchicina, hierro en tabletas, pseudoefedrina.
Otros productos
que normalmente no se ingieren, incluyen: aceite Wintergreen, gel de
benzocaína, aceite de alcanfor y dibucaina. Al ingerir pueden causar
intoxicación grave.
Entre las drogas
de consumo, se reportan: nicotina, anfetaminas, éxtasis y LSD.
Entre los
productos no farmacológicos, se anotan: el metanol, alcohol isopropílico,
ethilenglicol y el etanol.
Como productos
químicos, están: herbicidas (diquat, paraquat) azul de metileno, lindano. Hay
Rodenticidas como el monofluoracetato de sodio, estricnina, fosfato de zinc.
Otros agentes químicos incluyen: anilinas, acetoniltrilina (solvente para
uñas), paraldehído, acido de selenio, cianuro, paraldehído, acido de selenio.
De los hidrocarburos el carbón alifático, aceite de eucalipto, fluido brillante,
aceite de motor, xylenio, aceites y alcoholes minerales. Entre las plantas: el
acónito en hierbas medicinales chinas, amatoxina de los hongos, cianuro,
datura, atropa belladona, lirio de los valles, ricino, cicuta, tabaco salvaje,
cadena de oro, poleo
Cuando se tiene
un paciente con sospecha de este tipo de intoxicación, el empleo de los
medicamentos y las medidas específicas son significativos para evitar su muerte
o un daño orgánico importante. Su atención requiere de atención en unidad de
cuidados intensivos para una vigilancia continua y manejo terapéutico dinámico.
De preferencia, contar con la evaluación de toxicólogos, intensivistas,
cardiólogo, neurólogo, endocrinólogo o la subespecialidad pediátrica
involucrada para mejorar el pronóstico.
La intención en
esta ocasión es de tipo preventivo, para informar a quienes dispongan de medicamentos
especiales, tengan cuidado de no dejar expuesto a la curiosidad de un niño.
Independiente de la evolución del cuadro, ante la sospecha la notificación es
obligatoria y la investigación legal incluye responsabilidades…