Es la molestia
inflamatoria de la mucosa nasal, que se desarrolla de forma inmediata
posterior, a la inhalación de partículas específicas agresivas para un
determinado niño, con antecedentes hereditarios especiales o modificación de su
desarrollo inmune.
En consideración
a las circunstancias referidas, esta enfermedad no tiene predilección
particular para algún grupo humano en especial, incluyendo también su sexo.
Es una
enfermedad que suele presentarse en los niños mayores de dos años; sin embargo,
es más común entre las edades de cuatro a seis años (preescolares).
El desarrollo de
la enfermedad requiere que se presente un fenómeno de sensibilización a las
partículas que serán las dañinas, desde edades menores de dos años, asociando exposiciones
significativas a partículas de interiores como moho, cucarachas, ácaros del
polvo, pelos de animales, y muchos más, aparte de otros ambientales o exteriores.
Esta enfermedad,
tiene una incidencia que continúa aumentando hasta la cuarta década de la vida,
cuando los síntomas comienzan a desvanecerse; sin embargo, las personas pueden
desarrollar síntomas a cualquier edad.
Es una
enfermedad que no se encuentra asociada con un riesgo de mortalidad; pero en
cambio, su asociación con otras enfermedades es muy significativa. Esta
enfermedad se asocia con otras enfermedades alérgicas como la dermatitis
atópica y el asma; por otra parte, también con enfermedades infecciosas de vías
respiratorias superiores como la sinusitis y otitis aguda por facilitar la
agregación bacteriana por continuidad anatómica.
La existencia de
esta enfermedad en la población infantil, puede ser motivo de un importante
ausentismo escolar; y en edades mayores, disminución de la actividad laboral.
Los niveles de actividad diaria, se ven comprometidos por sus alteraciones
asociadas que incluyen: congestión nasal, estornudos, limpieza nasal frecuente
y el compromiso incómodo que genera para no permitir un sueño adecuado.
Esta enfermedad
afecta en especial las funciones normales de la nariz. El propósito de la nariz
es filtrar, humedecer y regular la temperatura del aire que se introduce al
sistema respiratorio. Este proceso lo lleva a cabo a partir de una superficie
extendida sobre tres cornetes nasales en cada fosa nasal. La filtración, se
realiza atrapando partículas de diferentes tamaños por la presencia de pelos
(vibrisas) y la superficie de moco al que quedan adheridos. El aire se modifica
en su temperatura, por un proceso inverso al de un radiador de automóvil, donde
la sangre circulante con flujo continuo genera calor; y por incremento de la
cantidad de sangre circulante, se modifica al tamaño de cada cornete, para
modificar la resistencia al flujo del aire.
Así de forma
natural, cada partícula o microorganismo agresivo (por composición, tamaño o
virulencia) son detenidos en su entrada y neutralizados con los factores
mecánicos o celulares para su eliminación, empleando una respuesta inflamatoria
eficaz e inmediata. En cambio, las partículas que actúan como alergenos o
sensibilizantes al sistema nasal, desarrollan una respuesta inflamatoria más
intensa y prolongada.
El niño que
desarrolla una alergia, puede tener varios factores que pueden influir de forma
individual o en conjunto para manifestar la alteración alérgica. Entre los más importantes
se identifican los antecedentes familiares. Si uno de los padres tiene la
alteración, sus hijos tienen un riesgo mayor que el resto de la población. El
tipo de nacimiento, cuando se produce por medio de cesárea es un factor
adicional, al no tener la oportunidad de poder ingerir las bacterias presentes
en el canal vaginal materno, que contribuyen a la maduración celular inmune. El
tipo de leche ingerida en los primeros 8-12 meses, ya que cuando se ofrece la
artificial, se ofrece un alimento que carece de las sustancias químicas
específicas para la maduración de ese sistema. Participa también el contacto
frecuente en los primeros dos años de vida con objetos y manos contaminadas con
bacterias, para una correcta maduración celular e inmunológica; y finalmente el
contacto temprano y /o prolongado con partículas que ante la inmadurez de la
mucosa respiratoria, son capaces de desencadenar el fenómeno de alergia, con
una inflamación de respuesta inmediata y duración prolongada. Así también, en
planes preventivos se deberán de considerar estas referencias para modificar su
posible evolución.
Para el
desarrollo de la alergia nasal, la partícula causal se une a unas sustancias de
defensa local (inmunoglobulina E), que están relacionadas con unas células
(mastocitos) que en su interior contienen múltiples mediadores de la
inflamación, que por su naturaleza, pueden producir dos tipos de reacciones:
una inmediata y otra tardía. La respuesta inmediata se identifica por aparición
súbita de estornudos, congestión nasal, comezón o picazón nasal, escurrimiento frecuente
de secreción nasal transparente. Como efectos tardíos, se condiciona la
modificación anatómica con adelgazamiento de los tejidos respiratorios
superficiales e incremento de volumen en los cornetes; además de alteraciones
en el funcionamiento de la mucosa nasal, con persistencia de reacción
inflamatoria, congestión sanguínea y respuesta de hipereactividad, que permite
en tiempos futuros, el desarrollo de respuesta inflamatoria aguda con
cantidades cada vez más pequeñas del antígeno, para que pueda causar síntomas
significativos.
Se podrá
considerar la posibilidad que un niño padece de rinitis alérgica, cuando
manifieste la combinación variable de estas alteraciones: estornudos
repetitivos de inicio súbito, nariz tapada (congestión), escurrimiento variable
transparente, comezón nasal que también puede incluir los ojos, orejas y
paladar, carraspeo constante, ronquidos, coloración oscura en la parte inferior
de los ojos (ojeras), enrojecimiento nasal, ardor de garganta, accesos de tos y
dolor variable de cabeza. Estos datos, pueden ser confundidos con una infección
viral respiratoria, principalmente en los menores de cinco años, que de forma
especial por su asistencia a guarderías, pueden experimentar alteraciones
frecuentes relacionadas con las infecciones. La diferencia, se puede establecer
por su forma de inicio y su evolución. En el caso de los problemas alérgicos,
se relaciona su origen con la exposición a la respiración de alguna partícula
de sospecha, que se inhala en algún ambiente en especial y cada vez que se
expone al mismo, incrementa o recurren sus manifestaciones condicionando con
ello su duración. Con un interrogatorio
adecuado, es posible sospechar su ambiente y causa específica. En cambio los
cuadros de rinitis infecciosa, no tiene relación específica de inicio con la
exposición a algún ambiente; y sus datos pueden ser progresivos, en combinación
con otros datos como: mal estado general, variación térmica, ingesta
disminuida.
Para su estudio,
puede requerir de la demostración de células relacionadas (eosinófilos) con el
evento alérgico en la nariz, que muestran elevación; al igual que el aumento de
la inmunoglobulina (E) en sangre relacionada con la alergia, que en el caso de
los niños su valor normal es diferente al de los adultos y depende de su edad.
Para su
definición, es importante la evaluación por el alergólogo pediatra, que
mediante pruebas especiales, llega a identificar la/(s) causa(s) que lo generan
y establece un plan de tratamiento particular, con un proceso de
desensibilización progresivo, mediante la ingesta o aplicación de la(s)
partícula(s) dañina(s) en concentración progresiva.
En su
tratamiento para el control de las molestias, suele emplearse medicamentos que
modifican la respuesta alérgica con resultados favorables; que
desafortunadamente pueden confundir a familiares -o bien algunos médicos-, que no
identifican las diferencias, para generalizar su empleo aún en los casos de
rinitis infecciosas.
Sin tratamiento
la enfermedad puede asociarse con infecciones respiratorias cercanas, con
riesgo de alteración al sistema olfatorio y auditivo. Puede favorecer también
al desarrollo de asma bronquial; o por lo menos, causar molestias recurrentes.
Cuando un
aparente catarro se prolongue más de cinco días… debe ser bien valorado.