Esta alteración,
no debe ser confundida con la condición que desarrollan algunas personas, con
acúmulos anormales de grasa debajo de la piel, dejando algunas partes con
presencia de zonas deprimidas y otras abultadas, con el aspecto clásico de “la
piel de naranja”.
La celulitis en
los niños es una inflamación de cualquier parte del cuerpo, debido a una infección de la piel y los tejidos
inferiores, causada por bacterias especiales. Su origen puede ser en dos
formas: desde el exterior o bien desde el interior del cuerpo.
Cuando es del
exterior, se inicia con alguna lesión de la piel de tamaño variable (visible o
microscópico –muy pequeño-) que sirve de entrada a esas bacterias para
establecer su multiplicación e invasión, con liberación de sustancias que
causan respuesta intensa de los tejidos corporales, a base de inflamación,
dolor, calor o fiebre y enrojecimiento de la zona, para delimitar el daño y
evitar su extensión en los tejidos.
Las causas
habituales para permitir la introducción de las bacterias en los niños, puede
ser la presencia de grietas como las que se originan en el eccema y el acné
severo. Otras vías habituales son la picadura de insectos, mordedura de
animales, heridas o escoriaciones por raspaduras y las lesiones de varicela.
Las que
provienen del interior corporal, generalmente son debidas a focos de infección
cercanos; o bien, a deficiencias en el sistema inmunológico por enfermedades
que lo disminuyan como desnutrición, diabetes o medicamentos que causen este
efecto.
El niño empieza
a manifestar en forma anticipada inquietud expresada con llanto cuando es menor
de dos años de edad. Cuando tiene mayor edad y pueda expresar mejor sus
sensaciones, empezará a referir sensación ardorosa de la piel cuando aún no
haya datos de la inflamación que al paso
de las horas se hará notoria en forma progresiva iniciando como una lesión
pequeña que irá aumentando de extensión, coloración y de volumen.
Al paso del
tiempo sin recibir la atención médica o el tratamiento necesario, la extensión
de la lesión dérmica se incrementará y el niño empezará a desarrollar síntomas
adicionales como datos de afección generalizada, empieza a desarrollar fiebre
de mayor intensidad y de duración más prolongada con dificultad para poder
controlar. Al paso de los primeros días de la alteración se iniciará el
crecimiento de las estructuras linfáticas que sirven como sistemas de drenaje
en donde se empiezan a colectar las bacterias que causan el daño, pero por su
respuesta inflamatoria, se notaran como bolitas muy sensibles a su palpación.
Las celulitis se
pueden presentar en zonas donde sea más factible la exposición a traumatismos y
por esa condición es posible que se presente en las extremidades inferiores con
mayor frecuencia.
Causada por un
foco de infección cercana, la forma más frecuente de celulitis de origen
interno por continuidad, es la celulitis periorbitaria que se establece a nivel
periférico del ojo, cuando el espacio hueco localizado en el hueso detrás de la
nariz, tiene infección e inflamación asociada (sinusitis). Manifiesta aspecto
parecido al de la picadura de insecto sobre ese tipo de tejido, y en forma
clásica se identifica al despertar el niño por la mañana, causando inquietud
por la dificultad para poder abrir los párpados y con variedad en intensidad
del dolor de cabeza asociado.
En caso de no
tratarse a tiempo, la celulitis puede llegar a complicarse en su evolución
diseminando las bacterias por el trayecto vascular cercano relacionado, dando
alternativa de bacterias en el torrente sanguíneo, que puedan establecer otros
focos de infección distante en otros tejidos y generar el cuadro de septicemia;
o bien, de alterar la superficie interna de los vasos sanguíneos que es
confundido por el sistema de coagulación, para empezar a formar un coagulo
importante (trombo), que pueda dar origen a complicaciones por deficiencia en
la circulación sanguínea venosa.
Otros datos, que
puede reportar al niño cuando tiene celulitis periorbitaria en su evolución
posterior, pueden incluir: dolor de cabeza, fiebre prolongada, vómitos,
debilidad, pérdida de peso y quizás por complicaciones con la circulación
cerebral: dificultad para caminar, problemas con la visión, rigidez de cuello y
cambios en su comportamiento.
Si usted
sospecha que su niño tiene el desarrollo de una celulitis, se deberá de acudir
a la valoración médica correspondiente para evitar el desarrollo de las
complicaciones posteriores.
El médico podrá
realizar estudios especiales para confirmar la enfermedad de sospecha, y podrá
considerar el empleo de antibióticos de forma específica para esperar una
respuesta favorable. En ocasiones, derivado de la incertidumbre de la evolución
y ante el riesgo de posibles complicaciones, o simplemente para asegurar la
administración del tratamiento de forma segura y eficiente, puede indicar la
hospitalización del niño, para permitirse también observación frecuente de su
evolución y registro de sus condiciones vitales de forma periódica adecuada.
Cuando se trate
de alguna extremidad, el médico también puede recomendar mantener la parte
afectada del cuerpo en forma inmovilizada para evitar que el movimiento genere
más respuesta inflamatoria, y también para reducir la hinchazón y el dolor. De
acuerdo a condiciones de superficie y evolución, se podrá indicar también la
aplicación de compresas de calor variable de acuerdo al momento de evolución
del padecimiento: en ocasiones serán compresas frías para evitar que los vasos
sanguíneos condicionen aumento de volumen y mayor inflamación. En otras
ocasiones, compresas tibias a ligeramente calientes, para permitir la absorción
de sustancias presentes en el tejido inflamatorio.
Generalmente los
resultados evidentes se aprecian posteriores al transcurso de las primeras 48
horas; y en ocasiones especiales, después de las primeras 24 horas. En el lapso
previo, es posible la existencia de fiebre que tiene propósito de colaborar en
la protección a la multiplicación bacteriana en los tejidos, por lo que es
conveniente solo controlar la fiebre sin tenerla que erradicar de forma
obligatoria.
La mejor forma
de prevenir que se desarrolle la celulitis en alguno de sus tejidos del niño
-fuera de la localización periorbitaria-, en especial cuando se trate de la
presencia de algunas heridas en la piel, deberá de incluir: aseos de las
heridas de forma inmediata con agua y jabón de forma frecuente, dejar
descubierta la herida a fin de mantener los tejidos expuestos al aire, con el
contenido de oxigeno que impide el desarrollo de algunos gérmenes especiales,
evitar que el niño se rasque o se ande frotando la región afectada, o quitando
las costras de forma frecuente en su etapa de cicatrización. A fin de evitar
que se exponga a la existencia de heridas, se deberá de colocar prendas que le
cubran sus extremidades inferiores de forma adecuada, y con material de
resistencia adecuada. Las uñas deberán estar cortas y limadas para no dañar la
piel al rascarla.
Cualquier tejido
corporal de los niños puede llegar a manifestar reacción inflamatoria, de
acuerdo a diferentes mecanismos. Son de particular interés por su manejo más
detallado, aquellas lesiones en donde no se tenga antecedente de lesión dérmica
previa y pueda tener origen interno con alteraciones vasculares, metabólicas,
hormonales o infecciosas especiales, por lo que se recomienda en esas
condiciones en especial, se acuda a la valoración médica, para determinar su
causa y no esperar que se resuelva al paso de los días; mucho menos, con el
empleo de remedios caseros o productos anunciados en la televisión que pueden
causar complicaciones importantes.
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