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Baño diario

Es una medida de higiene importante, que tiene el propósito de retirar la acumulación de secreción corporal, además de los gérmenes atrapados en ella, a fin de evitar su multiplicación e invasión al cuerpo, por alguna lesión que se pueda originar en la piel o a través de los orificios naturales.
Constituye también una medida de control de temperatura corporal para poder eliminar el exceso formado o acumulado en el cuerpo, ante situaciones de exceso de ropa, infecciones internas o la exposición solar prolongada. También evita que los insectos les causen picaduras frecuentes por el clásico olor humano que detectan.
Es aconsejable acostumbrar el baño diario a los niños; de ser posible, a la misma hora, siempre y cuando no hayan terminado de comer y esté en proceso de digestión, ya que en ese momento la actividad del sistema digestivo se incrementa y es necesario contar con una cantidad adecuada de circulación sanguínea para su funcionamiento adecuado. Cuando se exponen a temperatura fría superficial abdominal como pudiera ser el baño, hay riesgo que por dentro se disminuya la circulación sanguínea y se produzca acumulación vascular, (congestión) que puede desarrollar vómito y ahogamiento.
El hábito del baño se tiene que desarrollar desde la etapa de recién nacido, en donde se considera natural -que en ocasiones-, los familiares tengan temor de realizarlo por no tener la habilidad para poder tomar al bebé de forma segura, con riesgo que pueda resultar resbaladiza su piel en combinación con el empleo de jabón, y pueda producirse algún golpe. Para que el niño no caiga en el agua, se le sujeta de su brazo izquierdo con nuestra mano izquierda, de modo que su cabeza se apoye en la parte interior de nuestro codo, así, con la otra mano podremos enjabonarle con comodidad, pudiendo cambiar de posición dejando siempre su cabeza apoyada sobre la parte interna del codo.
Es preferible que el baño se realice en una bañera, palangana, tina o recipiente amplio que permita al bebé estar cómodo, y que el agua tenga una temperatura adecuada para él. Antes del baño, conviene comprobar que la temperatura ambiental sea la adecuada, que no se sienta frío y no existan corrientes de aire. Se procurará que el baño lo realice en el mismo cuarto donde se encuentra su cuna para evitar a su cuerpo la exposición a un cambio brusco de temperatura.
Antes de introducir al niño en la tina de baño o recipiente donde se bañará, límpiele los restos fecales para no ensuciar el agua. Compruebe si al introducir al niño en la tina, llora porque puede deberse a que la temperatura del agua  no es la adecuada. De ser posible, es conveniente contar con un termómetro de líquidos (en las ferreterías los venden en un costo menor de 50 pesos), para comprobar que en temporada de calor, la temperatura del agua se encuentre entre 20 a 22 grados, y durante la temporada de frío podrá aplicarse en temperatura de 34 a 37 grados. En esta forma, contaremos con la seguridad adecuada para evitar quemar a la piel del niño cuando la temperatura sea muy elevada, o condicionar el desarrollo de infecciones respiratorias cuando se aplique agua muy fría.
Para realizar el baño diario de los recién nacidos o lactantes, se deberá anticipar contar con: jabón neutro, peine o cepillo, toallas, esponja suave, pañales y ropa a colocar al terminar su baño.
La limpieza corporal deberá efectuarse de la cabeza hacia abajo, con un tallado adecuado del cuero cabelludo, a fin de retirar el material de descamación de grasa  que pueda motivar sensación de comezón o inquietud, si no se retira en este momento; o en forma extrema, cuando no se realiza ninguna maniobra de rascado, puede favorecer a la presencia de placas amarillentas, que puedan ir aumentando de volumen al paso de los días y generar reacción inflamatoria de su piel inferior.
El aseo de la carita en el primer año de vida, se deberá de realizar únicamente con tallado a base de agua pura, sin aplicar jabón en consideración a la sensibilidad mayor que tiene esa parte corporal, para generar reacciones inflamatorias ante los químicos del jabón.
En la parte posterior de sus orejitas, solo se deberá de hacer movimiento suave para retirar el exceso de grasa acumulada en el pliegue, sin efectuar tallado, ya que el retiro total de esa grasa, permite la proliferación de bacterias que en forma oportunista, causan infección con enrojecimiento y formación de secreción mal oliente, por haber desprendido el mecanismo de protección.
Todos los pliegues corporales, constituyen una especie de ventanas donde el tipo de pH de la piel es diferente al resto, ya que por ser una zona de roce, si tuviera una acidez mínima se permitiría la reacción inflamatoria. Esto justifica que la limpieza de esas partes, se realice de forma sutil, sin tallar en exceso y sin aplicar otras sustancias adicionales que puedan modificar su función. Cuando los niños están por iniciar su adolescencia, es natural que las glándulas de esa región empiecen a formar el clásico olor axilar, que solo deberá de justificar continuar con el aseo diario, y a reserva de ser muy excesivo podrá justificar el empleo de desodorante sin base de alcohol y en especial que se indique por el médico a su cargo.
El empleo de esponja o de estropajo, se efectúa con la finalidad de poder desprender las escamas de la piel más superficiales, sin efectuar un tallado enérgico que puede condicionar que se desprendan capas de piel que aún deben continuar en protección de los tejidos inferiores. Si alguna parte se talla en exceso es posible que pueda ser la vía de entrada de algunos microorganismos para poder producir infecciones posteriores.
El empleo de champú, no es recomendable efectuarlo diario. Conviene aplicarlo mejor en frecuencia de dos a máximo tres ocasiones por semana, para permitir que la capa de grasa proteja durante algunos días al cuero cabelludo de forma adecuada. Su empleo deberá asociar el tallado al cuero cabelludo ya indicado, y ante su ausencia, se puede realizar el tallado con el jabón normal.
La limpieza de los genitales en los bebés deberá de efectuarse con la mínima cantidad de jabón y en el caso de las niñas cuidar que no haya ingreso a sus partes íntimas. El aseo se practica en forma superficial. En los niños no habrá que realizar movimientos de tracción del prepucio, ya que por naturaleza anatómica todos los niños lo tienen adherido al glande y en la  medida que se desarrollen durante los siguientes años, se irá retirando de forma gradual y espontánea. La manipulación de los genitales infantiles por personas inexpertas, solo traerá la formación de heridas (fisuras) que pueden ser motivo de ardores intensos al momento del baño o de la micción.
En el espacio de la región anal y entre los glúteos, se deberá de realizar con movimiento en dirección hacia la espalda para evitar la posible contaminación de la región genital, y el potencial desarrollo de infecciones urinarias.
El enjuague final se efectúa con la cantidad necesaria de agua para poder retirar todo residuo del jabón y si el niño ha tenido reacciones en su piel por la sudoración, podrá ser luego el momento de aplicar la crema indicada por su médico antes de aplicar la toalla que se aplicará sin restregar y solo absorbiendo los excesos de agua acumulada.
En las niñas se recomienda que se aplique baños de asiento en sus genitales, con la combinación de vinagre blanco (dos a cuatro cucharadas -10 a 20 ml- por cada litro de agua), para mantenerlas ahí sentadas por espacio de 5 a 10 minutos en días alternos, a fin de darles protección genital con medio ácido para evitar infecciones o flujos. No es recomendable el empleo de talcos por los problemas respiratorios que se puedan generar.

Recuerde, que en la medida que el niño crece irá imitando los hábitos de los padres…