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Brazo inmóvil

Es la ausencia de movimiento en la extremidad superior, condicionada por la presencia de dolor significativo o afección muscular que cause debilidad. Suele ser considerada en prioridad similar a la condición de cojera que se manifiesta en la extremidad inferior.
En ocasiones su evaluación para determinar la causa suele ser un desafío, ya que la mayoría de estos pacientes se encuentran en desarrollo de su lenguaje y/o suelen tener temor a personas extrañas a los familiares.
Por su edad, es factible considerar algunas causas como más habituales para ser tomadas en cuenta en primer orden, señalando que la alteración del brazo inmóvil en el recién nacido suele ser por lesión de los nervios asociados a la función muscular de la extremidad. Ya en preescolares, la causa más frecuente de un brazo inmóvil en forma súbita, suele ser la condición llamada “codo de niñera”. Otros grupos de niños y adolescentes, fuera de esas alteraciones señaladas, involucran condiciones a revisar por medio de los datos aportados en antecedentes, los hallazgos a su revisión física y en ocasiones por estudios especiales de imagen.
Un recién nacido puede tener limitación de sus movimientos en un brazo, cuando ha sufrido alguna tracción excesiva en su cuello, que afecta la transmisión de impulso nervioso adecuado a diferentes segmentos musculares de la extremidad. Una condición afecta a grupos musculares superiores del brazo, causando que el brazo inmóvil tenga una posición pegada al tronco, con extensión del antebrazo y en ocasiones, con la mano vuelta hacia atrás y arriba, con los dedos flexionados. Ya la otra afección de raíces nerviosas más bajas produce parálisis de forma predominante en la mano.
La causa generalmente se debe a la tracción lateral excesiva de la cabeza fetal, cuando el bebé se encuentra atorado en el canal del parto a nivel de sus hombros, que provoca un mayor estiramiento del grupo de nervios relacionados a la extremidad superior. Para su tratamiento, se deberá enviar a la brevedad posible a terapia física y rehabilitación, donde se podrá obtener recuperación en los siguientes tres meses. Pocos casos, ante la falta de respuesta favorable en ese lapso deben considerar manejo quirúrgico.
La condición de codo de niñera, que causa el brazo inmóvil de forma más frecuente en niños preescolares, se produce cuando el niño al ir tomado por la mano de su cuidador, es jalado de forma súbita en el momento de percibir alguna posible caída durante la marcha, produciendo en consecuencia -por el peso del niño hacia abajo y la tracción hacia arriba-, un deslizamiento parcial de un ligamento de uno de los huesos (radio) del antebrazo en forma de anillo, que se introduce en la articulación del codo, generando de forma inmediata inmovilidad para evitar el dolor secundario. La posición se notará con el brazo pegado al tronco, codo semiflexionado (a menudo en el regazo) y el antebrazo con la mano vuelta hacia abajo, sin movimiento espontáneo del brazo. El niño se nota en actitud tranquila sin angustia, al menos que se mueva el codo. No puede realizar toma de objetos que involucren la extensión del codo y hay dolor al intentar colocar la mano en posición hacia arriba. Su tratamiento debe realizarse con médico experto en la maniobra específica, para colocar el ligamento en su posición normal, que suele ser con molestia breve y llanto ligero para el niño. El procedimiento se realiza mejor con el niño sentado cómodamente en los brazos de los padres y el examinador sentado frente al niño, notando que posterior a su corrección, recupera la confianza en su movimiento.
Existen otras causas menos frecuentes que pueden condicionar la inmovilidad del brazo en niños y adolescentes, algunas se pueden relacionar con condiciones con compromiso grave a su estado general y otros pueden estar relacionados con algunas enfermedades específicas para identificarse y proporcionar su tratamiento asociado. Entre las condiciones graves para tomar en cuenta, se considera las fracturas y/o las dislocaciones traumáticas, el abuso infantil, infecciones del hueso o de la articulación, necrosis de tejidos blandos, afección cerebral y/o secundarios a tumores.
Las fracturas y dislocaciones se identifican por la deformidad presente en el trayecto del hueso o de la articulación, asociado con dolor intenso localizado en su movilización, por lo que se procura mantener sin movimiento. Puede representar una amenaza a la vida, en caso de no advertir la rotura de vasos sanguíneos con su hemorragia asociada.
En los niños con abuso infantil que se encuentran en etapa preverbal, el antecedente del daño es difícil de percibirlo, pero es la revisión general intencionada, la que pondrá en evidencia otras lesiones infligidas, para alertar sobre su atención particular y evitar mayor daño físico y emocional futuro. La inmovilidad en estas condiciones también puede mostrar ausencia de lesión anatómica, pero el componente emocional, es el que puede influir a su comportamiento con disminución de motilidad variada.
Las infecciones del hueso o de las articulaciones relacionadas, pueden limitar los arcos de movimiento, con potencial riesgo de afectar la mortalidad al poder condicionar la diseminación de gérmenes al resto del cuerpo por invasión sanguínea. Se sospechan cuando la limitación progresiva se asocia, con: fiebre, datos inflamatorios localizados en alguna zona de la extremidad superior y mal estado general.
En otras ocasiones son los tejidos blandos los afectados de alguna particular infección, que establece daño funcional. Se sospecha cuando alguna zona de piel tiene coloración diferente (roja, azulada, gris o negra) sin bordes bien limitados, además de notarse con cambio de consistencia, aumento superficial de la temperatura y dolor a su presión.
Como consecuencia de alguna alteración cerebral (infarto o embolia) es más común que la inmovilidad del brazo se acompañe también de inmovilidad de la pierna del mismo lado. Se sospecha además por antecedente de dolor de cabeza de intensidad variable, evento convulsivo, alteraciones mentales o problemas de lenguaje. Se puede presentar en quienes padecen anemia de células falciformes, trastornos de coagulación y corazón.
En raras ocasiones, un niño con una neoplasia o malignidad puede tener una disminución del movimiento del brazo debido al dolor, ya sea por tumores de hueso, cartílago o músculo, o por infiltración del cáncer a su médula ósea. Pueden existir fracturas espontáneas sin traumatismos previos asociadas. Por lo general, el inicio es menos abrupto, puede haber antecedentes de fiebre, malestar general o pérdida de peso y puede haber sensibilidad o hinchazón localizada.
Otras causas que pueden influir a la inmovilidad del brazo se relacionan con alteración de la sangre, infecciones, alteraciones neurológicas y cambio emocional (conversivo).
Entre las enfermedades de la sangre, la anemia de células falciformes puede producir bloqueo de la circulación sanguínea, que más frecuentemente afecta a los dedos para generar dolor y datos inflamatorios localizados, siendo raro que puedan causar dolor también en alguno de los huesos largos de la extremidad superior. Los trastornos de la coagulación con posibilidad hemorrágica producen dolor articular por acumulación de sangre, ante un traumatismo previo leve y pueden ser el primer signo de la enfermedad.
Las infecciones por virus y algunas bacterias, pueden causar inflamación de los tejidos de la articulación en un tiempo posterior a su actividad o durante el cuadro clínico y, por el dolor. limitar la movilidad del brazo. Se incluyen enfermedad de Lyme y sífilis.
Como causas neurológicas se encuentra la parálisis de la extremidad que se presenta posterior a un evento convulsivo (parálisis de Todd) como evento focal transitorio. Puede presentarse también como componente acompañante a algunas migrañas con dolor pulsátil intenso de la cabeza del lado contrario. También puede ser secundario a una inflamación de médula espinal (mielitis flácida aguda) donde se acompaña de otras deficiencias (intestinal, vesical, respiratorio, sensorial).
…la inmovilidad del brazo es fácil advertir, solo requiere valorar la actividad cotidiana.