Es
toda lesión orgánica producida por efecto de la corriente eléctrica al afectado.
El término electrocución, generalmente se reserva para la condición donde la
descarga eléctrica produce en forma específica la muerte.
Dependiendo
de condiciones de la corriente y de la duración del contacto, esta descarga
puede causar manifestaciones variadas, desde una sensación desagradable
transitoria sin daño aparente, otras con daño o secuela evidentes, hasta la
electrocución instantánea.
Los
niños, especialmente los que apenas caminan y exploran todo, pueden experimentar
descargas eléctricas con mayor frecuencia cuando muerden cables eléctricos,
introducen objetos metálicos como tenedores o cuchillos en enchufes o equipos
electrodomésticos desprotegidos o cuando la corriente eléctrica entra en
contacto con el agua en la que un niño está sentado, de pie o se está bañando.
Por
defunciones ante exposición de rayos, la mayoría corresponden a jóvenes
mientras realizan actividades al aire libre, con fallecimiento inmediato la
mayoría; y el resto, con muerte durante la primera hora posterior a la lesión
en forma secundaria a alteración cardiaca o insuficiencia respiratoria. De
sobrevivientes el 75% quedan con secuelas.
Los
tejidos tienen diferente conductibilidad, siendo los nervios los mejores
conductores, seguidos de los vasos sanguíneos, músculos, piel, tendones, tejido
subcutáneo y finalmente, los que poseen mayor resistencia son los huesos. Al
hacer contacto la corriente con la piel, la cual es un regular conductor, esta
ofrece resistencia generándose calor y produciendo una quemadura en el sitio de
entrada de la corriente. Al atravesar la piel, los tejidos corporales difieren
en su resistencia. En general, los tejidos con alto contenido de líquidos
y electrolitos conducen mejor la electricidad. Generalmente se requiere menos
energía en los niños ya que tienen más contenido de agua y piel fina y, por
tanto, mejor conductividad y menor resistencia, además de posibles condiciones
de humedad. La corriente alterna por tener ciclos repetitivos, a partir de 16 m
amp. impide poder soltar el objeto conductor y a mayor intensidad puede afectar
a músculos respiratorios y cardiaco. En cambio, la corriente directa luego del contacto
rechaza de forma violenta al sujeto, causando menor duración de contacto, pero
más lesión física.
Por
exposición a la corriente eléctrica, es posible generar cuatro tipos de
lesiones: por descarga eléctrica, la corriente pasa a través de dos puntos corporales
(punto de entrada y salida de la corriente) mientras el cuerpo está en contacto
con el suelo (tierra) y actúa como conductor. Estas heridas no ayudan a
predecir el trayecto de la corriente y los hallazgos de la piel pueden
subestimar el daño interno. Arco voltaico: ocurre cuando la corriente pasa externamente
al cuerpo, sin atravesarlo. Lesiones por quemaduras, generadas por la fuente
eléctrica o ignición de las prendas. Lesiones por rayos, que son causadas por
una exposición de corriente continua que duran entre 1/10-1/1000 de segundo con
voltajes superiores a 10 millones de voltios.
Las
lesiones que puede presentar el afectado son dependientes de su exposición
particular, pero siempre habrá de descartar afección en piel, corazón, sistema
nervioso, riñones, huesos, músculos, ojos, oídos y vasos sanguíneos.
Muy
frecuentemente en los niños, la lesión se presenta como quemadura en la zona de
contacto eléctrico (dedos, manos, labios, lengua, encías, pies) con aspecto de
zona deprimida, lineal, ovalada, redondeada o puntiforme con enrojecimiento
mayor, que solo habrá de sospechar de lesión interna mayor en caso de tener el
estado general más afectado en contraste con la aparente lesión sencilla
externa. Si la intensidad de la descarga es importante, es posible hallar
pérdida de piel con exposición de tejidos inferiores y/o aspecto negro en la
base por la destrucción del tejido. En lesiones sencillas se deberá considerar
como complicación el sangrado posterior al desprenderse su costra residual. Por
su corta duración de contacto, las quemaduras por exposición a rayos suelen ser
superficiales sin afección frecuente a nivel profundo.
La
descarga eléctrica como efecto dañino al corazón, genera alteración en el ritmo
de sus movimientos, en la mayoría de las ocasiones con trastornos benignos que
se resuelven de forma espontánea en tiempos variables. En intensidad importante
por acción de corriente directa de alto voltaje (mayor de 1000voltios) como la
exposición a un rayo, puede producir paro cardiaco. Por exposición a corriente
alterna, habrá ritmos muy rápidos (fibrilación) sin impulso adecuado de la
sangre, que también pueden causar la muerte en caso de no tener manejo
adecuado.
Sobre
el sistema nervioso, puede causar pérdida de la consciencia, convulsiones,
parálisis, debilidad, atrofia muscular, trastornos de la sensibilidad. Por
afección a los vasos sanguíneos del cerebro, puede desarrollar hemorragias,
falla circulatoria (isquemia), parálisis pupilares especiales que suelen
confundirse con signos de muerte.
En
los riñones, por destrucción de tejido ante la quemadura interna masiva y la
evaporación de líquidos corporales internos, se desarrolla en forma súbita
insuficiencia renal que, sin tratamiento, condiciona deficiencia en la
eliminación de productos tóxicos al cuerpo y sin control adecuado de líquidos,
puede favorecer su destino fatal posterior.
En
los huesos y músculos por ser tejidos con resistencia a la conducción
eléctrica, son estructuras que con mayor frecuencia desarrollan calentamiento
importante que afecta de forma más significativa a los vasos sanguíneos que los
nutren, produciendo obstrucción a su flujo y destrucción de tejidos. Ante esa
respuesta agresiva, se podrá notar incremento de volumen importante de la
extremidad afectada, que compromete la vitalidad de los tejidos residuales, con
riesgo de necrosis y amputación asociada. Los huesos pueden resultar con
fractura al momento de producirse el impulso corporal súbito (más frecuente con
corriente continua) por choque en estructuras sólidas.
En
los ojos puede producir pérdida de la visión por desarrollo de cataratas,
hemorragia interna o lesión del nervio óptico por lo que justifican siempre su
valoración por la especialidad. En los oídos, puede producir, mareos, rotura de
la membrana timpánica, lesión del nervio facial con parálisis y sordera por
afección al nervio.
Si
su hijo entra en contacto con la electricidad, intente siempre apagar primero
la fuente eléctrica, extrayendo el enchufe o apagando el interruptor. Si esto
no es posible, en su lugar, trate de cortar el alambre con un hacha con mango
de madera o con un cortador de alambre bien aislado, o quite el alambre del niño
con un palo seco, una revista enrollada, un periódico, un abrigo u otro objeto
grueso y seco que no conduzca electricidad. Si no puede eliminar la fuente de
la corriente, intente alejar al niño, considerando no tocarlo con las manos
desnudas, cuando esté conectado a la fuente de la corriente, ya que su cuerpo
le transmitirá la electricidad.
Tan
pronto como se apague la corriente (o se retire al niño), verifique la
respiración, el color de la piel y la capacidad de respuesta del niño. Si la
respiración o los latidos del corazón se han detenido, parecen muy rápidos o
irregulares, solicite a alguien que pida ayuda médica de emergencia. También, evite
mover al niño innecesariamente, ya que una descarga eléctrica severa puede
haber causado una fractura de columna. Si el niño está consciente y parece que
el impacto fue leve, revíselo para ver si tiene piel quemada, especialmente si
su boca fue el punto de contacto con la corriente. Si el niño tiene quemaduras
graves o signos de daño cerebral o cardíaco, deberá ser hospitalizado.
La
mejor manera de prevenir lesiones eléctricas es usar cubiertas de
tomacorrientes que no sean un peligro de asfixia, asegúrese de que todos los
cables estén debidamente aislados, coloque los cables lejos del alcance de su
hijo y mantenga supervisión atenta y estrecha a niños en área de riesgos. Evite
electrodomésticos pequeños alrededor de bañeras, lavabos o piscinas… siempre, después
de un accidente, nada es igual.