Generalmente cuando un niño se queja de dolor en el pecho, suele ser motivo de inquietud importante en los padres, ante la posibilidad que sea manifestación de alguna enfermedad del corazón.
Afortunadamente,
las enfermedades del corazón expresadas mediante el dolor, son extremadamente
raras en los niños; y suelen tener antecedentes previos de su enfermedad por un
tiempo mayor de evolución.
El dolor del
pecho con mayor frecuencia, suele ser una molestia que el niño percibe en la
parte superior del tórax, como una sensación física o emocional desagradable,
en grados variables de intensidad, relacionado con la percepción individual del
umbral de su dolor; en consecuencia, expresado desde la simple referencia
ocasional, hasta el llanto inconsolable y prolongado.
Las causas del
dolor en el pecho de un niño, pueden ser muy variadas al estar relacionadas con
las diferentes estructuras que se encuentran contenidas dentro del tórax. Cada
una de ellas puede generar sensaciones variadas en intensidad, recurrencia y
duración.
En el pecho como
consecuencia, la molestia puede ser originada desde piel, músculos, huesos,
cartílago, tráquea, pulmones, esófago, linfáticos, vasos sanguíneos, pleuras
(envolturas de pulmones y corazón), diafragma y nervios.
La percepción
del dolor, es recibida por raíces nerviosas que transmiten el impulso, pero a
nivel de la columna se entrecruzan de información, y por su forma de ser
enviado el impulso doloroso, puede ser percibido en forma consciente en una
zona diferente a la real; y en algunas ocasiones incluso, la fuente del dolor
puede estar fuera del pecho.
Algunas de las
causas más comunes que hay de dolor de pecho en los niños, son: neumonías,
costocondritis -inflamación que se produce entre la unión de una costilla con
el hueso frontal del pecho (esternón)-, lesiones musculares, enfermedad por
reflujo de alimento que sube del estómago al esófago, asma bronquial,
nerviosismo o ansiedad, empleo de drogas. En forma menos frecuente y
relacionado con algunas enfermedades previas: embolia pulmonar, edema
(acumulación de agua) pulmonar, infarto.
En la mayoría de
las ocasiones no se asocia a trastornos orgánicos especiales y tiene un
pronóstico benigno. En otras, el cuadro puede ser diferente y en ellas se
asocia a la presencia del dolor de pecho: antecedentes y características
particulares para poder sospechar de su origen específico. A continuación, en
forma general se describen algunos datos para poder diferenciar entre las
causas de dolor de pecho:
Neumonía. Con
antecedente de cuadro gripal que se complica con persistencia e incremento de
la fiebre además de los accesos de tos frecuentes. Posteriormente con dificultad
a los movimientos respiratorios, su presencia del dolor se asocia a manifestare
en cada uno de los tiempos de la respiración; y de acuerdo a su extensión,
puede afectar a un segmento o la totalidad del pulmón.
Costocondritis.
Desarrollado a partir de un traumatismo directo o de un esfuerzo en movimientos
respiratorios, se caracteriza por la presencia de dolor en predominio lateral
al esternón, en especial con los movimientos de respiración profunda. Puede ser
causada también por la continuidad e intensidad de accesos de tos por una
enfermedad respiratoria.
Alteraciones
óseas y musculares. Los golpes recibidos en alguna práctica deportiva en horas
previas, puede generar contractura muscular que comprime a las raíces
nerviosas, que envían el impulso del dolor al cerebro, para tratar de mantener
en reposo la zona afectada. En ocasiones el trayecto de las costillas puede
sufrir fractura, sin que se produzca desplazamiento del hueso por contar con
músculos que los mantienen unidos, pero generan el dolor en cada uno de los
movimientos respiratorios o la compresión sobre el sitio de la alteración.
Enfermedad por
reflujo. El ácido del estómago, al tener contacto con la superficie interna del
esófago, causa sensación ardorosa que puede ser interpretado por los niños a
diferentes edades, como sensación de dolor en el pecho. Este dolor puede tener
relación con alimentos por aparecer en momentos posteriores a ellos; y también,
con alimentos específicos como: café, chocolate, tés y picantes. También como
alteración digestiva, en ocasiones la acumulación de aire digestivo (flato) sin
poder eliminar de forma espontánea puede ser motivo de dolor reflejo en el
tórax.
Asma bronquial. Debido
al esfuerzo realizado por los músculos respiratorios, para poder introducir una
mayor cantidad de aire a los bronquios que están disminuidos de calibre, se
desarrolla el dolor, además de la distensión de los pulmones por el aire
acumulado en su interior. El dolor se relaciona con esta enfermedad por tener
antecedente de cuadros similares o entre familiares de asma, además de mejorar
con el tratamiento específico.
Nerviosismo o
ansiedad. Al haber alteración en el equilibrio emocional del niño, y sentirse
fuera del ambiente familiar ya sea por problemas entre la pareja de sus padres,
rendimiento escolar, o la llegada de un nuevo integrante, es posible que
argumente dolor de pecho para llamar la atención de los padres, haciéndose
meritorio de atenciones especiales que le darán la seguridad que consideraba
perdida con ellos. Suele mejorar con el descanso y en general no se presenta
durante las noches.
Drogas. El
consumo de cocaína y éxtasis (tachas) inducen estimulación en diferentes
niveles; y a nivel vascular, comprometen la circulación sanguínea y pueden
causar dolor de pecho por deficiente circulación en órganos internos,
incluyendo el corazón. Se sospecha en niños o adolescentes con cambios de
comportamiento extremo.
Embolias o
trombos. En niños o adolescentes que tienen problemas especiales en su sangre,
pueden tener incremento en su viscosidad, y por deficiencia en la circulación
sanguínea en sus pulmones y corazón pueden manifestar dolor torácico que se
considerará como urgencia en su manejo específico.
Edema pulmonar.
Relacionado en pacientes que tienen enfermedades de corazón desde el nacimiento
y con una evolución progresiva, sin respuesta favorable al tratamiento. También
se presenta en algunos niños que tienen enfermedades que afectan el
funcionamiento de los riñones y el dolor se encuentra presente de forma
constante en intensidad importante que incrementa con los esfuerzos
respiratorios. Pueden asociar hinchazón de las partes lejanas del cuerpo como
los pies y manos.
Arritmias. Con
algunas infecciones virales –en forma rara-, se pueden presentar modificaciones
al ritmo con el que funciona el corazón, que es detectado por el niño con
sensación de “brincos o saltos” del corazón y en ocasiones lo interpretan con
sensación de dolor. El cuadro es transitorio y desaparece en forma espontánea
como inició. Otra situación aparte es cuando la arritmia es causada por
problemas hormonales o metabólicos en donde justifican su valoración por
especialistas.
Infartos. Aunque
parezca raro, pero si es posible que algunos niños a la edad de cinco años o
mayores pueden tener infartos, pero en forma secundaria a una enfermedad previa
que haya afectado a los vasos sanguíneos, como algunos problemas infecciosos
especiales (enfermedad de Kawasaki), o vasculares autoinmunes como algunas
arteritis particulares. En ellos, la condición de haber padecido los cuadros en
forma previa, permite establecer un manejo preventivo durante la enfermedad y
posterior a ella, con la finalidad de evitar que los vasos que nutren al
corazón lleguen a tener el desarrollo de esta complicación.
Cada una de
estas alteraciones tiene que ser valorada de forma cuidadosa por el médico
correspondiente, para establecer el mejor tratamiento a la molestia del niño…