La estimulación
prenatal es un conjunto de técnicas destinadas a favorecer el desarrollo mental
y sensorial del feto, y posterior desarrollo físico, psíquico y social del
bebé, aplicadas cuando éste está aún dentro del útero.
Desde el momento
de la selección genética entre la herencia del padre y de la madre, el nuevo
ser con su particularidad individual ya específica, empieza a expresar una
serie de secuencias programadas de su particular código genético; que incluyen,
en primer lugar: una multiplicación binaria acelerada de cada una de sus
células, para dar como resultado el crecimiento en masa de sus componentes; y
por otra parte, la especialización en funciones de cada célula, permite ir
estableciendo su desarrollo específico en la función, que en el futuro tendrá
que desempeñar en forma transitoria y/o definitiva.
Pero este nuevo
ser, es viable de modificar alguna de esas características (crecimiento y/o
desarrollo), por las influencias que en su medio de vida los rodea y que
incluyen en forma significativa el micro ambiente de su sitio de implantación
(cavidad uterina), el ambiente intermedio (madre) y las condiciones externas
(medio ambiente).
Cada uno de esos
espacios influyen de forma especial para favorecer o limitar sus capacidades en
forma específica; para lograr establecer al final del embarazo, un producto en
condiciones de salud o de enfermedad, con capacidades potenciales de desarrollo
variados de acuerdo a sus condiciones genéticas y ambientales.
Es a través del
equilibrio y estimulación hormonal adecuada de la madre, que se puede influir a
un crecimiento y desarrollo favorable para el producto. En otro sentido, si
durante el periodo previo y durante la gestación existen condiciones de
preocupación y deficiencias físicas o emocionales prolongadas, el desarrollo
anatómico y funcional del cerebro del niño no podrán alcanzar sus potenciales
de crecimiento y se verán limitados en su capacidad potencial sus funciones.
En base a lo
anterior, se ha demostrado que un buen vínculo y una relación apropiada de
madre e hijo, son factores pro activos y protectores, capaces de influir y
mejorar a nivel molecular y funcional en el cerebro de un niño, tanto en las
capacidades científicas (lóbulo izquierdo) como en las artísticas y emocionales
(lóbulo derecho).
La relajación de
la madre y la generación de sentimientos positivos, influyen de forma
específica en la liberación de dos sustancias de ella hacia el bebé: cortisol y
oxitocina. Cuando su estado anímico se encuentra relajado, los niveles de
cortisol se encuentran disminuidos, y esto favorece, a mejores condiciones del
ambiente interno (uterino) para proporcionar los mejores estímulos para su
crecimiento y desarrollo. A su vez, la oxitocina permite establecer el vínculo
apropiado entre el bebé y sus padres al ir generando conexiones y sustancias
(neurotransmisores), para favorecer al desarrollo y comunicación de zonas
especializadas relacionadas con las emociones.
Cuando el
vínculo del amor es pobre y la relación entre madre e hijo es deficiente, se
nota que el niño en su desarrollo posterior, se vincula más a problemas
emocionales y deficiencia en su desempeño intelectual. Son propensos a la
depresión, retraso mental, alteración social, déficit de lenguaje, trastornos
emocionales, abuso de sustancias.
Así con estas
consideraciones, durante los últimos años se han establecido medidas de
estimulación variadas que tienen el propósito de influir en particular, en
forma positiva sobre el cableado de nervios que se están formando y conectando
en el bebé dentro del vientre materno, con la intención que sean estímulos
óptimos para condicionar una anatomía y función adecuada para su expresión
favorable a largo plazo. A esta serie de procesos de estimulación durante el
tiempo previo al embarazo y durante el mismo, se le conoce como estimulación
prenatal que incluye estimulación a los sentidos del bebé y también a sus
capacidades emocionales para estimular esa inteligencia (emocional) en
especial, que influirá de forma importante sobre las otras. Esta estimulación
se potencializa en grados variables con la participación del padre y/u otros
familiares.
Existe variedad
de actividades para establecer la estimulación prenatal, que en general
establecen una serie de estrategias sensoriales y psicoafectivas, aplicadas al bebé
en el útero por la familia que lo rodea, creando un ambiente estimulante y
proporcionándole un clima emocional positivo, de manera que permitan el máximo
desarrollo de sus potencialidades, como organismos bio-psico-sociales
normalizados además de prevenir los posibles déficits.
De forma
general, la estimulación prenatal puede tener una secuencia especial, que
incluye: actividad física materna, relajación de la madre, estímulos afectivos
dirigidos al bebé, estímulos sensoriales para tranquilizar y para activarlo,
estímulos auditivos, vestibulares (asociado a movimientos), gustativos y
visuales, que se pueden ir aplicando en relación al desarrollo que manifiesta
el bebé dentro del vientre materno.
Actividad física
materna. Algunos beneficios de la actividad física para el bebé dentro del
vientre, son los siguientes: durante el ejercicio realizado por la madre, se
liberan hormonas maternas que pasan a través de la placenta hasta el feto, para
modificar la proporción y tipo de transmisores neurológicos que regularán y
establecerán una actividad predominante a mejorar la atención y estimular las
funciones de sus dos lóbulos cerebrales. A través de las diferentes actividades,
el bebé recibe estímulos emocionales que provienen de la adrenalina materna. Experimentará
los efectos de las endorfinas maternas y las propias, que le hará sentir mucho
mejor y más relajado, con un poderoso efecto tranquilizador, el cual puede
durar más de ocho horas. El bebé se sentirá complacido y confortado por el efecto
de los balanceos, debido a que cuando la gestante se ejercita, los músculos de
su abdomen realizan una especie de masaje agradable y calmante. La actividad
física de la madre no deberá ser extenuante.
Los estímulos
afectivos dirigidos al bebé, aún sin poderse demostrar en total apego a una
comprobación científica, involucra la participación de hormonas e influencia de
neurotransmisores maternos, para moldear de forma especial las características
cerebrales que pueden generar zonas cerebrales con mejor calidad de función
emocional y mayor capacidades de abstracción, que pueden influir al desarrollo
de emociones y la creatividad mejorada ante una imaginación potencialmente más
extensa.
Todas las
maniobras adicionales de estimulación sensitiva al niño, se recomiendan en
especial, practicarlas de forma más frecuente durante el último trimestre del
embarazo, por contar con estructuras anatómicas y funcionales ya definidas.
El resultado
potencial a obtener con la estimulación prenatal adecuada, es una mayor conexión
entre el bebé y la madre; y por tanto, que el niño sepa cuanto antes que es
querido y que habita en un lugar seguro y agradable, lo que posteriormente
redundará en su felicidad y seguridad en sí mismo. En forma adicional, es
factible tener como resultado de la estimulación prenatal adecuada, en el bebé:
mayor desarrollo en las áreas visual, lingüística, auditiva y motora. Ciclos de
sueño más regulares y descansos más profundos, mayor capacidad de atención y
por tanto de aprendizaje, mayor facilidad para calmarse al percibir los sonidos
y voces que escuchó mientras estaba en el útero y mejora a largo plazo en las
relaciones padres-hijo.
En consecuencia
a una estimulación prenatal adecuada, se obtendrá generalmente una vinculación
y apego apropiados. Entendiendo por vinculación a la relación que se forma
entre los padres y su niño, mientras que el apego es la condición emocional que
existe entre el bebé y el cuidador principal, dando relevancia a éste último
porque posterior al nacimiento, suele ser quien pasa más tiempo estimulando el
desarrollo siguiente.
… un bebé no
tiene la influencia genética emocional de los padres, ya que la desarrolla de
acuerdo a la estimulación que recibe desde el momento que es concebido... Ámenlos.