Forma la mayoría
de los tipos de golpes durante la infancia. Se establece que por lo menos uno
de cada diez niños sufrirá un traumatismo de la cabeza importante durante la
infancia. Esta influido por varios
factores: el control progresivo de la marcha o carrera de los niños; la
relativa desproporción del tamaño de la cabeza en relación al resto del cuerpo,
a una menor edad; también por la inquietud o curiosidad natural del infante, es
más posible que lo defina con mas tendencia entre los hombres que en las
mujeres y a una menor edad.
La lesión se
ocasiona por el impacto de la cabeza sobre una superficie de consistencia
variable a una velocidad aumentada, por
lo cual se suspende su movimiento de forma brusca y en el interior, el cerebro
choca contra el hueso, y por su consistencia a forma de gelatina, tiene la
particularidad de rebotar en sentido contrario y recibir otro nuevo impacto en
la zona opuesta.
Estos impactos
causados en el tejido del cerebro ocasionan una lesión que de forma inmediata
establece como mecanismo de respuesta la inflamación secundaria, con la
particularidad que por estar rodeado de tejido óseo (cráneo), el tejido
cerebral empieza a hincharse desplazándose por los agujeros disponibles. De
ellos; el mayor está en la parte posterior en donde se comunica con el resto de
la columna cervical, y en esa zona, está localizado de forma cercana, en la
parte superior, el centro del control respiratorio y de función cardiaca. El
riesgo de un golpe intenso en la cabeza es que la reacción inflamatoria que
cause, traerá como consecuencia muerte súbita por la supresión en la irrigación
sanguínea a los centros vitales del corazón y ritmo respiratorio. En cambio, si
la intensidad no es tan fuerte, la evolución
posterior al golpe, puede causar un deterioro progresivo en estas funciones,
con riesgo de muerte, y cambios variables
del estado consciente.
La evolución es
más complicada o rápida si tiene sangrado asociado a la inflamación y el tiempo
para asegurar un buen tratamiento y pronostico es menor.
Por lesión al
tejido nervioso, se puede presentar crisis convulsivas al momento del golpe o
posterior al mismo, por lo que se necesita controlar esas convulsiones para que
no causen mas alteraciones al cerebro.
En la mayoría de
las ocasiones, el golpe es capaz de generar pérdida transitoria de la
consciencia (el niño se desmaya) por tiempo variable, por interrumpir de forma
súbita los estímulos provenientes de los diferentes órganos de los sentidos en
todo el cuerpo; y a continuación se presenta dolor de cabeza que estará
relacionado con lo hinchado del cerebro, y en la mayoría de las ocasiones, el
niño lo manifestará con llanto o inquietud.
El temor natural
de los familiares; es que luego del golpe, el niño se duerma, no reaccione
posteriormente y quede finalmente muerto. Es necesario siempre revisar el niño por
un médico, para determinar si hay daño cerebral que pueda causar esta evolución
y en caso contrario darle tranquilidad al familiar y recomendaciones de
vigilancia para comprobar posteriormente en su tiempo de observación.
Es importante de
ser posible, tomar nota de las circunstancias que generan el golpe, para
referirlas bien al médico que solicite estos datos y el tenga la información
suficiente para considerar el daño neurológico. También se deberá de referir la
respuesta inmediata del niño luego del golpe: si lloró mucho o no, vómitos,
desmayo, movimientos anormales de sus extremidades, convulsiones (ataques),
lenguaje o comportamiento anormal, marcha anormal, debilidad de algunas partes
de su cuerpo o cualquier otro dato que no sea parte del comportamiento habitual
del niño.
Estos problemas
de preferencia deben ser valorados en un servicio de urgencias de un sanatorio
particular, o bien de alguna institución hospitalaria, para asegurar que se
disponga de los medios apropiados para la condición especial del niño, y en especial
en la forma mas inmediata, ya que muchos casos que llegan a nivel hospitalario
complicados, son debidos al exceso de confianza de los familiares que al inicio
no lo consideraban tan importante.
Al momento de
ser revisado por el médico, se le identificará si hay daño importante y de ser
necesario, se indicarán los estudios que correspondan. Entre los mas
frecuentes, esta la radiografía que nos servirá para comprobar si hay
alteración de los huesos de la cabeza. La tomografía podrá mostrar segmentos
del cerebro en oportunidad de poder hallar alteraciones en segmentos definidos,
aunque incluye el riesgo de la exposición a la radiación del niño. El estudio
de resonancia magnética no se expone a radiación al organismo, aunque es un
estudio más caro. Si el niño es muy pequeño también se podrá realizar el
estudio por ultrasonido. Cada uno de los estudios tendrá su justificación correspondiente
y no deberán de retrasarse por el riesgo de evolucionar en el tiempo con sus
complicaciones ya comentadas.
En el tratamiento,
muy frecuentemente se recomienda no dar medicamentos contra el dolor de cabeza
a los niños, ya que al tener su efecto, modifica la percepción de los cambios
que se están dando en el interior de la cabeza y se disfraza la complicación
que puede generar daño mayor.
Con la finalidad de evitar estos accidentes, se
recomienda cuidar de forma mas estrecha a los niños que inician su marcha de
forma espontanea. A quienes practican deportes de riesgo, emplear los cascos
correspondientes en tamaño y cintas adecuadas de sujeción, y antes juegos de
riesgo en donde se piense la posibilidad de un golpe en la cabeza, es mejor
actuar en el momento de considerarlo y no lamentar posteriormente.