Una de las dudas que tienen muchos padres, es cómo deben
limpiar los genitales así como el ano de su bebé, ya que el cambio de pañales
será, por lo menos, en los dos primeros años de vida del bebé, una de las
tareas que más tendrán que realizar.
Niñas y niños necesitan en general muy similares cuidados, aunque en lo
que se diferencian por género, seguro necesitan cuidado distinto. Los genitales
infantiles deben estar en continua observación y tratados con mucha delicadeza, recordando que no
están expuestos al ambiente, pero que pueden presentar alguna infección por falta de higiene.
Es recomendable cambiar el pañal cuando el bebé se despierta
y antes de dormir. También es importante que lo hagan después de cada toma de
leche o cuando observen que el bebé se encuentra molesto por estar mojado o
sucio.
Para el cambio de los pañales de un bebé se debe seguir
algunos consejos: Lavarse las manos con agua y jabón. Tener a mano todos los
productos que se van a necesitar: un pañal de una talla adecuada (de tela o
desechables), toallitas desechables y sin perfume o una esponja natural, crema
protectora para evitar irritaciones, toallitas secas. Si está fuera de casa,
conviene llevar siempre una bolsa con todos los productos.
Al quitar el pañal sucio, es conveniente dejar la piel del
bebé al aire libre, o permitir que el bebé se quede un rato sin pañal, y le permita
al contacto con el ambiente refrescarse un poco la zona afectada por material
irritante.
En caso de que el bebé presente alguna irritación o eczema,
no se debe olvidar de poner una crema para tratar la zona. Si la dermatitis
sigue aumentando, es mejor consultar al pediatra.
No es aconsejable utilizar polvos de talco, ya que pueden resecar mucho la piel del bebé, y predisponer a infecciones respiratorias; y en las niñas, pueden influir a cambios inflamatorios genitales internos, que se relacionan posteriormente con alteraciones como fertilidad y dolores menstruales. Las pastas al agua son más recomendables porque realmente van a proteger a los pliegues del bebé.
No es aconsejable utilizar polvos de talco, ya que pueden resecar mucho la piel del bebé, y predisponer a infecciones respiratorias; y en las niñas, pueden influir a cambios inflamatorios genitales internos, que se relacionan posteriormente con alteraciones como fertilidad y dolores menstruales. Las pastas al agua son más recomendables porque realmente van a proteger a los pliegues del bebé.
Jamás intente retirar la piel del
prepucio de un niño para limpiarlo ya que podría causarle daño. Tampoco hacer
“ejercicios” en esta región, ya cuando el niño tenga más edad, el prepucio
estará más suelto y podrá liberarse de forma espontanea con el desarrollo, sin
emplear la fuerza.
En el caso de las niñas, para evitar que la vagina se infecte con los gérmenes
provenientes de los restos de las heces en el ano, siempre se debe limpiar de
delante hacia atrás, es decir, de la vulva al ano. Conviene revisar sus
genitales para limpiar en los labios mayores y menores, si se identifican,
residuos de evacuación o de la crema empleada anteriormente en exceso. Limítese
a lavar y a secar la zona cubierta por el pañal, desde delante hacia atrás.
Cuando esté todo bien seco, aplicar una fina capa de la crema protectora
solamente en las partes externas, en los pliegues y alrededores del ano.
Durante la infancia, las glándulas genitales de las niñas no producen el medio
ácido para evitar la proliferación de microorganismos, y esto justifica aplicar
como baño de asiento, la mezcla de vinagre blanco (ácido acético débil) con
agua en proporción de 20 ml (cuatro cucharadas soperas) por litro de agua, en
duración de 5 a 10 minutos por lo menos de dos a tres veces por semana hasta
que inicie su adolescencia.
En cuanto a los niños, como la orina se esparce por todas partes, es necesario
limpiarlo muy bien para evitar rozaduras en el pene. Antes de retirar el pañal
sucio se deberá considerar que los bebés varones suelen orinar en el momento en
que se retira el pañal, ante la
estimulación de la temperatura ambiental sobre genitales. Por esta razón, es
aconsejable sujetar el pañal por unos segundos. Hecho eso, abrir el pañal y
arrastrar las heces de su piel con toallitas y tirarlas en el pañal. Levantar
sus piernas para limpiar la región anal y glútea. Pasar la toallita o la
esponja por el abdomen, ombligo, pliegues, muslos, testículos y debajo del
pene, para no quedar restos de orina o heces. Cuando toda la zona esté bien
seca, aplicar la crema protectora sobre el pene y alrededor de los testículos,
ano y glúteos.
Con el crecimiento de los niños, se podrá ir modificando la
enseñanza de los hábitos. Según los expertos de UNICEF el
proceso de inculcar hábitos higiénicos en los niños se facilita si se toman en
cuenta seis consejos básicos que deberán seguir los padres:
1. Predicar con el
ejemplo. Tanto en la higiene personal como en la del hogar.
2. Inculcar hábitos
desde pequeños. Repetir y repetir y repetir el por qué de la higiene.
3. Regularidad. Los
hábitos deben repetirse diariamente.
4. Entorno
propicio. Los artículos de higiene personal deben estar al alcance de los
niños; jabón, pasta dental, papel higiénico, etcétera.
5. El aseo debe ser
grato. No amenazar con castigos, sino mostrarle los beneficios que obtendrá, y 6.
Creatividad. Si un método para crear hábitos higiénicos no da resultado, además
de pacientes, debemos ser creativos e inventar tácticas nuevas.
Poner 'apodos' o no enseñarles a
llamar por el nombre a sus genitales, e incluso acostumbrarlos de manera
errónea a que consideren su zona íntima como algo que no hace parte del resto
del cuerpo, o como 'eso' de lo que no se puede hablar. Esas son las
equivocaciones más comunes y graves cuando se trata de educar a los más
pequeños en su cuidado personal.
Así es, si desde temprana edad los
niños y niñas comprenden que sus órganos sexuales merecen igual o mayor cuidado
que por ejemplo, sus ojos, piel u oídos, su salud íntima desde ese momento y
hasta que sean adultos correrá menos riesgos.
A la hora del baño, en ambos casos
es necesario recalcar en la separación de los pliegues para lavarlos con jabón
neutro, pues en estos dobleces es donde se presenta mayor acumulación de restos
de orina o secreciones propias del organismo.
De acuerdo a lo anterior, se
justifica tratar de empezar a cambiar hábitos en la emisión de la orina en las
niñas para acostumbrarlas a orinar en forma contraria a nuestras costumbres,
sentándose de frente al inodoro, para evitar que escurran orinan en sus
genitales, y puedan contaminarse con material no tan limpio en regiones
internas. El control de la emisión de su chorro en su fase de aprendizaje, le
permitirá evitar su escurrimiento genital al resto de su vida.
Después de hacer defecar hay que
limpiarse bien, utilizando papel higiénico suficiente, de forma que no queden
restos (el último trozo de papel usado deberá quedar limpio). Recordando que
las niñas deben limpiarse hacia atrás para no arrastrar restos de heces a la
vagina.
En los varones, se deberá continuar
insistiendo en el aseo de las manos en especial, antes de ir a la micción ya
que en caso contrario, los genitales terminan contaminados y propensos a las
infecciones. En etapas de adultos puede ser la fuente de infección a su pareja
sexual. (¿Cuántos adultos se lavan las manos antes de orinar?).
Para ambos sexos,
en general se recomienda que se deba cambiar las prendas íntimas todos los
días, después del baño, o en caso de que se manche con restos de evacuación. Se
deberá de evitar el empleo de pantalones
ajustados porque impiden la circulación del aire en los genitales, la secreción
aumenta y con ésta el riesgo de enfermedades infecciosas; la ropa interior de
materiales sintéticos por causar irritación, dolor al orinar, mal olor,
comezón, ardor y secreción diferente de la normal. Los desodorantes íntimos
deben desecharse, pues pueden alterar la mucosa vaginal y exponerla a
infecciones.
La presencia de
flujo vaginal es frecuente en las niñas, pero no significa, necesariamente, un
problema de infección. Sin embargo, si este flujo es hemorrágico, huele mal,
hay comezón o dolor, entonces es necesario la consulta médica.