La presencia de vegetación y
plantas de ornato ofrecen una condición de vida natural o de adorno a los
hogares y sitios de trabajo, para dar una imagen variada al acúmulo de objetos
materiales; pero en ocasiones, pueden ser motivo de inquietud a la natural
exploración de los niños más pequeños o de reto especial en adolescentes que,
por masticación, ingesta o contacto, podrán desarrollar en tiempos variados
alteraciones diferentes, asociados al contacto de la planta toxica con la piel o
las mucosas.
En estudios publicados, se
reportan cifras estadísticas de mayoría (90%) que ocurren siempre de forma
accidental, con especial afección (mas de 85%) a los menores de tres años, sin
distinción preferencial en cuanto al sexo. En la mayoría de las ocasiones
(cerca del 80%) las manifestaciones secundarias corresponden a alteraciones
leves, pero que siempre inquietan a los familiares del paciente por el
desarrollo súbito de las alteraciones y la incertidumbre de su evolución. No
obstante existe una mínima proporción de casos, en donde las manifestaciones
pueden ser graves y de evolución rápida, para llegar a causar la muerte de los
pacientes.
Los síntomas más frecuentes
están relacionados con la inflamación de mucosas que se notan con sensación de
picor, ardor o inflamación de la boca por masticación inicial, ardor ocular,
lagrimeo o enrojecimiento de la piel cuando es por contacto, y vómitos o
diarrea posterior a su ingesta. Las manifestaciones de riesgo se caracterizan
por causar alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso, metabólico o
cardiovascular, con consecuencias fatales si el cuadro no es sospechado para
establecer el tratamiento adecuado en forma temprana. Por otra parte, tomando
en cuenta la proporción corporal, tienen mayor riesgo de concentración tóxica,
los niños con menor tamaño y peso.
Para considerar el riesgo
tóxico deberá tomarse en cuenta algunos aspectos interesantes: La cocción de las
plantas no siempre elimina su capacidad tóxica. El uso de insecticidas o
pesticidas siempre incrementará el riesgo de una intoxicación. La quema de
plantas especiales, puede liberar humo que es peligroso en su inhalación. Las
plantas que son venenosas para el humano no siempre son venenosas para pájaros
y otros animales, por lo que no se deben emplear a los animales como una guía
de referencia en toxicidad.
Todas las plantas producen
sustancias químicas variadas de acuerdo a su naturaleza, que si bien en algunas
ocasiones, se han purificado en sus componentes para emplear como medicamentos,
su utilización en forma natural representa un riesgo en primer lugar, por estar
combinadas con otras sustancias y en segundo punto, por no tener certeza de su
cantidad para poder dosificarse (calcular de acuerdo a funciones metabólicas,
peso y talla del niño) de forma precisa, con riesgo muy alto de causar
intoxicaciones en los más pequeños. Dentro de todos los componentes tóxicos que
pueden formar las plantas, se describen: alcoholes, alcaloides, aceites,
resinas, glucósidos, oxalatos, furo cumarinas, y toxoalbúminas con capacidades
variables de causar daños en la función bioquímica.
Los mecanismos de toxicidad
pueden ser agrupados en cuatro categorías especiales: toxicidad sistémica con
alteraciones en muchas partes del cuerpo. Quemaduras e inflamación local de las
mucosas (por oxalatos de calcio insolubles). Precipitación de calcio con daño
renal secundario, pérdida del equilibrio de calcio con manifestaciones de
hipocalcemia que incluyen temblores, calambres, convulsiones, arritmias y/o
muerte; y por último, reacciones inflamatorias locales en piel, ojos y sistema
digestivo.
Entre las plantas de ornato
señalamos la hoja elegante (Diffenbachia Seguine) que, por los oxalatos
presentes en su savia, causan irritación de labios, lengua, garganta y por su
inflamación de tejidos puede causar obstrucción respiratoria progresiva. Su
ingesta puede causar daño a los riñones, arterias o estómago. Por su sabor
puede ser rechazada de inmediato evitando su masticación e ingesta. Debe
emplearse guantes para su corte.
Manzanita del amor o
jitomatito (Solanum Pseudocapsicum). Tiene un alcaloide en sus hojas y frutos
principalmente los inmaduros, que producen depresión neurológica progresiva y
alteraciones en la función cardíaca.
Flor de noche buena
(Euphorbia Pulcherrima). Por alcaloides, fenoles y resinas causa irritación de
labios, lengua y mucosa formando lesiones ulcerosas.
La hiedra (Hedera Hélix) sintetiza
glucósidos que afectan la piel con dermatitis severa y el sistema nervioso con
coma y/o convulsiones.
Hortensias (Hydrangea
Hortensia) contiene un glucósido que irrita las mucosas y altera el metabolismo
celular en forma severa por producir un estado de acidosis con disminución en
la oxigenación de los tejidos y compromiso potencial a la vida.
Entre las plantas de jardines
y parques, está el trueno (Ligustrum Japonicum) que contiene toxinas y
glucósidos tóxicos que producen dolor abdominal, gastroenteritis severa con
estado de choque hipovolémico (disminución de líquido corporal intenso).
Piracanto (Pyaracanta spp).
La parte tóxica es el fruto inmaduro o verde que al ser ingerido y tener
contacto con la saliva produce ácido cianhídrico, generando nausea, vomito,
diarrea, aumento de temperatura y puede causar la muerte en los niños.
Cinco negritos (Lantana cámara
L.) sus frutos en especial causan daño al hígado. Causa vómitos, oxigenación
deficiente, respiración disminuida, letargo y coma.
Colorín (Erytrina americana)
la parte tóxica es la semilla, que aparenta un frijol rojo. Los alcaloides al
ingerirse producen presión arterial baja y parálisis respiratoria.
Huele de noche (Cestrum
nocturnum) su ingesta de alcaloides causa alucinaciones, parálisis de
extremidades y taquicardia.
Rosa laurel o Delfa (Nerium
Oleander) su alcaloide produce intoxicación cardíaca.
Entre las consideradas como
plantas comestibles, se encuentra el Anís estrella (Illicium verum, Illicium
anisaturno religiosum) capaz de producir alteraciones neurológicas importantes
con temblores, calambres, convulsiones y muerte. También hepatotóxico.
Epazote (Chenopodium
Ambrosoides) náuseas, vómitos, intenso dolor abdominal y de cabeza e incluso,
crisis convulsivas, parálisis y en casos extremos, coma.
De las plantas silvestres
está el capulín tullidor (Karkinskia Humboldtiana) que su ingesta causa una
parálisis muscular ascendente de extremidades que puede afectar los músculos
respiratorios y causar la muerte. También daña a pulmones, hígado y corazón.
Toluache (Datura Stramonium)
o belladona. Produce visión borrosa, hipertemia, taquicardia, alucinaciones,
pasividad, sugestionable, somnolencia, coma, convulsiones.
Floripondios (Brugmansia) pasividad
completa con actitud de automatismo sin presentar oposición, pérdida de
memoria, desorientación, delirio, agresividad, depresión, coma.
Cuando un niño o adolescente
manifiesta alteraciones súbitas, sin datos de alguna enfermedad previa, su
estado puede orientar a una posible intoxicación. Si se sospecha de una planta,
es conveniente acudir de inmediato al servicio de urgencias, llevando
fotografía o la planta de sospecha para su relación inmediata.
Como prevención para este
tipo de intoxicaciones, se recomienda evitar a los niños pequeños la cercanía a
las plantas y prohibir su ingesta, establecer vallas y solicitar la información
específica, al experto del vivero donde se adquieren sobre su riesgo... las
plantas pueden lucirse atractivas, pero esta atracción puede afectar la salud.