Posterior a la
espera durante el embarazo, los días siguientes al nacimiento de un niño pueden
representar eventos de incertidumbre para los padres, en relación a los
cuidados especiales a proporcionar.
Generalmente
durante la permanencia hospitalaria del niño, por la vigilancia materna
posterior a su nacimiento, hay oportunidad de recibir la valoración a su estado
general y una serie de recomendaciones a continuar en sus primeros días, con la
intención de capacitar a los padres sobre los cuidados elementales a continuar.
Debido en
ocasiones a la emoción del momento o condiciones biológicas especiales para la
madre, cantidad abundante de información; o al contrario, información muy
escueta, confusión con tradiciones familiares, hijos previos diferentes,
personalidad especial de los padres y de otros factores adicionales, pueden
existir dudas o confusión sobre los cuidados a ofrecer al niño en sus primeros
días de vida, cuando ya se encuentran solos en su hogar. Se describen a continuación
los cuidados y vigilancia más elementales, para aplicar y observar en el niño
durante los primeros días de su vida,
Alimentación.
Con intención de estimular la producción de leche materna, la succión directa
al pezón deberá de ofrecerse tan frecuente como el niño lo demande mediante su
llanto, con duración mantenida hasta que el ritmo e intensidad de la succión
disminuya (20-30 minutos), asociado con un aporte aumentado de líquidos y
calorías a la madre. Es normal en todos los niños que en los primeros diez a
catorce días, tengan una disminución de peso hasta del 15% del que tuvieron al
nacimiento, sin que ello haga considerar el aporte de leche en forma
complementaria. La alimentación con seno materno, se considera como suficiente,
si el niño cambia de comportamiento (se tranquiliza) luego de mamar, si hay
micciones frecuentes en el día y evacuaciones posterior a cada ocasión que se
alimenta. No es necesario darle golpes en pecho y/o espalda si se introduce de
forma adecuada el pezón en su boquita. Si hay aire excesivo en el estómago,
saldrá de forma espontánea con los movimientos de mezcla de su estómago. No es
necesaria la fórmula industrial (leche de vaca modificada) agua pura o tés por
generar desnutrición y posible intoxicación.
Ombligo. Deberá
de realizarse aseo diario con agua y jabón, especialmente en la zona donde se
une con la piel para evitar inflamación e infección. Debe dejarse descubierto
para favorecer su secado y caída en los primeros diez días. No aplicar
compresión en caso de notarse saltado o el empleo de fajas que puedan limitar
su respiración.
Temperatura.
Especialmente en días de calor deberá de mantenerse en clima fresco y cubierto
con la cantidad mínima de prendas, para evitar evaporación de agua con la
deshidratación secundaria. De ser posible, mantener a temperatura de 25 a 28
grados y como referencia, tratar de vestirlo de forma similar al tipo de
prendas de los padres. La deshidratación por calor, establece concentración
peligrosa de sales en el bebé. En clima frío se cubrirá con prendas en cantidad
adecuada que permita el sueño tranquilo.
Baño diario. Con
temperatura de agua de 32 a 35 grados, facilita una experiencia agradable. Se
le descubre evitando exponer a clima frío, para iniciar por su cabeza limpiando
con agua y jabón, tomándolo con una mano por los pliegues de brazos, para
impedir que se resbale y con la otra, se realiza su aseo efectuando movimientos
suaves para evitar caídas o resbalo. La tina tiene que ser un poco más grande
que su cuerpo para facilitar su aseo. El tallado sobre el cuero cabelludo debe
efectuarse con las uñas o cepillo de plástico rígido, a fin de evitar la
acumulación de grasa o costras. La cara se limpia únicamente con agua (sin
jabón). El secado se realiza con toalla suave, mediante compresión sin efectuar
tallado. Los medios empleados en el baño, deben asolearse diario por 15 minutos
mínimos para evitar la proliferación de hongos.
Sueño. Se le
debe mantener de preferencia, en posición boca arriba y con nivel de la cabeza
más alta que el resto del cuerpo, sin tener el cuello doblado para facilitar su
respiración y evitar ahogamiento. De acuerdo a la fase de sueño que se
encuentre, puede tener respiración muy suave, que puede incluir pausas
combinando con ritmos respiratorios acelerados; y en otras ocasiones,
movimientos esporádicos de sus extremidades, que desaparece al tomarlas.
Duermen al terminar de comer y pueden despertar en actitud tranquila o con
llanto, para considerar nuevamente su alimentación. Para evitar contagios y un
mayor calor, conviene que el bebé duerma en su cuna aparte (no con los padres);
en especial, sin presencia de estímulos sensitivos durante la noche para
facilitar un sueño más prolongado, además que algunas células nerviosas
permiten el desarrollo de ciclos biológicos adecuados, cuando existe oscuridad
total nocturna.
Posturas. La de
la cabeza debe ser variada, para no condicionar con una postura predominante,
el aplanamiento de la zona presionada. Cuando se encuentre despierto se le
deberá estimular al desarrollo de la fuerza muscular en su cuello, colocándolo
boca abajo, para notar que levante su cabeza de forma espontánea y repetir en
periodos variables. No son adecuadas las almohadas que condicionan la flexión
de su cuello. Al terminar de comer, siempre es más favorable colocarlo en porta
bebé, que mantenga la cabeza en nivel más alta que el abdomen, para evitar
reflujo y/o ahogo.
Boca. Mediante
una gasa humedecida en agua (con mínima cantidad de bicarbonato), se realiza
tallado de su lengua, para retirar residuos de su leche antes de cada comida o
por lo menos 2 veces diario. No se deben emplear chupones por deformar su brote
dental, interferir en desarrollo de lenguaje y emocional, además de inhibir la
succión al pezón.
Uñas. Se deben
de mantener cortas y sin filo mediante cortaúñas pequeño, con ayuda de otra
persona que sostenga firme el dedito al momento de cortar, sin llegar al borde
inferior con su piel. El limado se realiza en movimiento hacia abajo a evitar desgarros.
Exposición al
sol. En forma normal, la mayoría de los niños manifiestan coloración amarilla
de su piel a partir del cuarto día, que se inicia de la cabeza hacia la parte
inferior. Puede modificarse esta apariencia, exponiendo el cuerpo del bebé por
10-20 minutos a las diez de la mañana en primavera y verano y al medio día en
época de otoño e invierno, protegiendo sus ojitos; y en caso de color claro de
piel 5-10 minutos. Los niños con ictericia antes del cuarto día o de evolución
muy rápida deben ser revisados.
Pañales. Deben
cambiarse a la brevedad posible, mediante revisión constante. Se aplicarán
cremas inertes para evitar la reacción al material eliminado. En las niñas, el
movimiento de limpieza debe ser en dirección hacia la espalda, ya que hacia
arriba predispone a ensuciar los genitales e infección urinaria. El espacio
entre sus labios genitales se limpia con cotonete humedecido sin realizar
tallado.
Genitales. En
especial los masculinos, no deben someterse a ningún tipo de ejercicio para
retirar el prepucio, ya que es un tejido de protección natural al nacimiento.
Solo si es necesario modificarlo, deberá ser el médico responsable y conocedor
de la anatomía normal. Cuando lo realizan los familiares solo se consigue
producir desgarros. En las niñas es posible un sangrado transitorio en los
primeros diez días que desaparece solo.
Prevención de
infecciones. Además del aseo, se debe evitar que todos los bebés tengan
relación con otros ambientes, por tener inmunidad natural disminuida. Se deben
mantener encerrados en sus habitaciones sin mucho contacto social.
Como estudios de
laboratorio, son elementales a realizar desde el nacimiento: el tamiz ampliado,
grupo y Rh. De forma normal, todos los niños deberán revisarse al décimo día o
segunda semana, para comprobar su evolución; o antes, si hay inquietud o duda
especial por los padres, para una valoración de forma individual específica…
recuerde que toda orientación por familiares o amistades, llevan experiencia
personal con una muy buena intención, pero lamentablemente no siempre bien
fundamentada.